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Después de ese beso, Conway comenzó a quedarse dormido por primera vez al lado de su robot. Jamás creyó llegar al punto de tenerlo al lado o de desear tanto tenerlo junto a él, ni mucho menos se vio en la posición de estar a punto de salir a cumplirle cualquier capricho.

—¿En serio? —Gustabo tenía los ojos muy abiertos. No se creía que por fin saldría de la casa y vería el mundo exterior más de cerca, Conway asintió acomodándose la cortaba preparándose para ir a cualquier centro comercial a comprarle ropa. Ya no quería que solo Volkov lo complazca, ahora él estaba dispuesto a gastar cualquier cantidad de dinero por Gustabo. —¡Lo quiero mucho, Conway! —Se levantó de la cama y fue hasta su dueño, se puso de puntitas para alcanzar su mejilla y poder darle un beso; beso que le hizo a Jack sonreír con superioridad.



Gustabo sostenía la mano de su dueño temeroso a lo que pueda pasar, el edificio tenía muchas plantas y después de bajar por el ascensor, miró a su alredor a muchas personas que pasaban, Conway entrelazó sus manos y lo miró con una sonrisa tratando de que el robot se sienta seguro a su lado. Mientras él esté ahí, nadie ni nada podría tocarlo.

Llegaron al vehículo de Conway y este le abrió la puerta del copiloto para que entre, Gustabo miraba el auto emocionado, le gustaban muchísimo y tener uno enfrente y poder tocarlo le causaba una emoción muy grande. Se subió viendo todo a su alredor, sus ojitos brillaron y el mayor se lamentó por no poder darle uno.

Manejó con rumbo a la mejor tienda de ropa, Gustabo venía todo en el trayecto: los árboles, animales, edificios y gente. Estaba muy feliz de poder conocer todo aquello gracias a su dueño, en verdad lo quería muchísimo.

Llegaron a una donde los precios eran sumamente altos y Gustabo se preguntó si eso estaba bien, pues había escuchando antes a su dueño decirle que jamás gastaría tanto en él, así que lo miró preocupado, pero Conway ya había tomado una camisa de vestir para él.

—Conway esto es demasiado caro... —Dijo tomando la elegante camisa que su dueño le tendía. Jack lo miró y levantó los hombros restándole importancia al precio, él tenía tanto dinero que era capaz de pudrise si no hacía algo con él. Vivía solo y por eso tenía tanto en ahorros, gastar unos miles ese día no era nada para él.

—Toma todo lo que te guste, Gustabín —Lo soltó del brazo y lo incitó a mirar todo tipo de prenda.

Gustabo asintió y se pasó ese rato tomando lo que más le gustaba. Conway lo esperaba sentando en la recepción del local mientras platicaba con una cajera sobre la nueva línea de ropa que llegará ese invierno.

Una vez Gustabo llegó hasta él con todo lo que quería, no dijo nada y con el cuerpo tenso por imaginarse el cuerpo del rubio con esas ropas, las tomó y las llevo a la caja para pagarlas. Entregó su tarjeta y mientras hacía el trámite, Gustabo lo miraba con una sonrisa ansiosa, ya que quería llegar a casa y mostrarle una prenda que compró, pues era diferente a las demás y la chica que lo ayudó a elegir le había dicho que seguro le iba a encantar. Ayudó a su dueño a tomar las bolsas y se subió al vehículo una vez salieron del lugar.

Llegaron a casa, Conway quería acostarse y descansar, ya que mañana sería un día duro de trabajo, pero Gustabo tenía en mente probarse todo lo que compró para que su dueño le diga lo bonito que le quedaban. A regañadientes, lo llevó a su habitación, Conway se dejó hacer y cuando llegó se acostó en su capa para en esa posición aflojar su corbata. Gustabo le sonrió y puso las bolsas en el suelo mientras agarraba una en particular.

Miró a su dueño para después entrar al baño, Conway estaba muy ocupado intentando quitarse la corbata que no se dio cuenta de lo que sacó Gustabo y se llevó al baño. Se deshizo de sus pantalones deportivos y de su camisa blanca, se miró en el espejo y mordiéndose los labios pensó si sería buena idea. Aquella prenda la tomó en una parte donde habían muchas imágenes de chicas, y una especialmente lo incitó a comprar.

Tomó la tela en sus manos y comenzó a subirla entre sus piernas, pues se trataba de una falda rosa con pliegues que se sostenía desde la cintura haciendo ceñirla su cuerpo y darle una forma un tanto característica. Sus piernas blancas resaltaban y lo hacía ver mucho más delgado. Tenía una camisa negra holgada y se la puso para meterle entre la falda y así no cubrir el corte.

Se miró al espejo y temió por su demás cuerpo, se quitó la ropa interior porque le molestaba y se dispuso a salir, sólo iba a mostrarle, nada más. Abrió la puerta y jugando con el dobladillo de la falda salió tímidamente de ahí.

Sintió el frío en sus piernas y su cara arder, Conway rápidamente lo miró y su cuerpo se tensó muchísimo al ver esa imagen. Apretó la mandíbula y sintió sudar cuando su robot le devolvió la mirada.

¿Qué hacía vestido de esa manera? Ni siquiera vio entre la ropa esa prenda, o pudo haberse confundido. Su cerebro estaba creando mil y un excusas para borrar esa imagen, pero era imposible. Se veía hermoso, sus piernas se doblaron por la frialdad del lugar y con sus manos bajaba la falda avergonzado por haberla comprado tan corta. Se acercó a su dueño y trató de sonreír temeroso a la reacción o que le diga que no se vía bonito.

—Una chica me dijo que me quedaría bien... —dijo bajando la mirada y viendo la falda, le gustaba porque era cómoda, pero le venía bien que sea más larga, ya que en esa casa había muchísimo frío. Conway vio más de cerca sus piernas y pudo jurar ver un segundo como los pequeños sensores que simulaban ser venas se encendieron cuando Gustabo tembló de frío. —¿Le gusta, Conway?

Claro que le gustaba, pero estaba haciendo todo lo posible por contenerse. Respiró hondo y miró a su robot que igual lo hacía desde arriba, lentamente se acercó más a su dueño para que pueda verlo mejor.

—Te... —Conway buscó las palabras correctas en un momento de tensión. Apretó el colchón y se incorporó para sentarse en la cama. —Te queda muy bien, Gustabo.

El robot sonrió y se inclinó para darle otro besito a su dueño, quien no se fijó que la falda era tan corta que al momento de que él robot se inclinó levemente, la curvatura de su trasero ya se notaba. Gustabo se acercó a la cama y Jack intentó no seguir mirándolo, algo en su cuerpo comenzaba a reaccionar de miles maneras posibles, con dificultad trataba de desvanecer cualquier pensamiento obseno que se le cruzaba a su mente. Se echó de espaldas cubriendo su cara con sus palmas en un intento desespero de angustia por sí mismo.

Pero no era tan fácil, mucho menos cuando Gustabo se acostó a su lado dándole la espalda, Conway lo miró y casi desfallece cuando se dio cuenta que ese idiota no traía ropa interior. Aprovechó la situación para admirar, nada más. El rubio dobló una rodilla y Jack fue espectador de la perfecta curva del trasero de su robot, sin previo aviso, ya tenía una semierección que bajar.

El rubio no sabía que había causado eso en su dueño, su cuerpo se volvió para mirarlo y tal vez poder recibir un beso como aquella noche, ya que su dueño no lo volvió a hacer. Lo miró y pudo ver algo extraño en su rostro cuando lo hizo, ¿estaría molesto?

Se acercó a él pasando una pierna y abrazando la de Conway con ella, sus manos descansaron en su pecho y su rostro estaba tan cerca del contrario que podía sentir su respiración irregular.

—¿Conway? —Su voz era más dulce de lo normal. Se removió y sintió algo en su parte baja cuando Conway movió una pierna e hizo presión justo ahí. El rubio lanzó un inaudible gemido al sentir la rodilla de su dueño tocar esa parte que había dejado al descubierto. Le gustó la sensación y buscó más por él mismo, echó su cuerpo hacia adelante haciendo que la falda suba y deje la mitad de su trasero al aire. Miró a su dueño avergonzado por volver a lanzar ese raro sonido. —¿Está molesto conmigo?

El recién nombrado lo miró extrañado, vaya que no lo estaba. Estaba más bien agradecido por darle aquellas vistas, su cuerpo era delicado y perfecto, quería tocarlo más y sabía que Gustabo amaba recibir esas muestras de afecto. Con su brazo izquierdo rodeó al robot y fue capaz de tocar su espalda baja, lentamente acercaba el cuerpo contrario más a él con la intensión de bajar y tocar los redondos glúteos que estaban gritando por ser estrujados a la par que ejercía más presión con su pierna en el cuerpo del contrario.

Y lo hizo, cuando Gustabo se acercó a su rostro con la intención de repetir el gesto de aquel día, su mano apretó una nalga causándole un jadeó al delicioso cuerpo que tenía debajo.












Bueno... (っ˘з(˘⌣˘ )

Like human | INTENABODonde viven las historias. Descúbrelo ahora