Capítulo 1

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Darcy hizo una breve inclinación de cabeza al ama de llaves y salió con paso rápido de una hermosa casa en un antiguo y respetable barrio de Londres. Subió a un carruaje sin escudo custodiado por dos lacayos armados y viajó sin incidentes a la casona de la familia Darcy en el exclusivo barrio Grosvenor Square. Después de ser recibido y deshacerse de su ropa de abrigo, entró directamente a su estudio con un saludo, que fue más bien un gruñido, hacia sus empleados.

Darcy se sentó con el ceño fruncido frente al fuego y bebió su tercer vaso de brandy. Pensó en cómo, a pesar de visitar a su amante todas las noches de la semana y acabar placenteramente cada uno de sus encuentros en los que tenía un total control y dominio, todavía lo dejaba frustrado y fuera de control.

El hecho de que, el pasado verano, Georgiana casi se fugara con Wickham en Ramsgate le había hecho darse cuenta que no tenía ningún control real sobre su vida o sobre la de sus seres queridos. Se culpó a sí mismo por permitir que su madrastra llevara a Georgiana a Ramsgate en primer lugar. Compartía la tutela de su hermana con su primo Richard, pero fue su decisión dejar que Georgiana se fuera de vacaciones con la única madre que había conocido. No sentía afecto por la segunda señora Darcy, pero ella siempre había sido amable y receptiva con Georgiana. Erróneamente pensó que su hermana estaba a salvo con esa mujer madura en apariencia. Su pequeña hermana sólo tenía quince años, todavía no había sido presentada en sociedad. Debería haber sabido que tanto Sophia Darcy como George Wickham no se detendrían ante nada para hacerse con fondos adicionales y manchar el nombre Darcy. Gracias a Dios, pudo visitar Ramsgate antes de lo esperado y se encontró con la pareja ilícita antes de que las cosas se salieran de control. Lo único bueno que salió de la debacle fue que los ojos de Georgiana se abrieron a la duplicidad y la baja moralidad de ambas figuras a las que les tenía suma confianza.

Darcy creyó que su confianza en él también se había hecho añicos cuando se apartó dolorosamente de él. Después de tres meses de disculpas tácitas y silencios incómodos, Georgiana preguntó si podía acompañar a su tío y tía, el conde y la condesa de Matlock, cuando se fueran para regresar a su finca en el campo. Ella ni siquiera pudo hacer contacto visual cuando hizo la solicitud y, sin saber cómo consolar a su hermana, que alguna vez había sido una chica alegre y de ojos brillantes, accedió.

Ya extrañaba a su hermana. Georgiana fue la única, después de la muerte de su madre, cuyo contacto no le causó dolor ni incomodidad. Por supuesto, la última vez que tuvieron contacto fraternal fue en junio, justo antes de su viaje a Ramsgate. El canalla se aseguró que ambos supieran que él solo la perseguía por su dinero, "aunque sus treinta mil libras apenas lo habrían compensado por encadenarse a una chica tan aburrida y boba". Ella estaba inconsolable después de que él se fue y se había aferrado a Darcy, llorando hasta que se durmió. Después de regresar a Londres, Georgiana ni siquiera lo miraba y, mucho menos, le devolvía un abrazo o reconocía sus castas muestras de cariño fraternal.

Darcy reflexionó sobre la ironía de haber programado frecuentes citas con su amante para contrarrestar la soledad de que su hermana se fuera a Matlock, pero el contacto o la falta de él lo había dejado sintiéndose más vacío y frío. El convenio especial que tenía con su sumisa en turno había expirado, era el séptimo contrato exclusivo de un burdel que atendía a los gustos carnales más desviados. Como parte de la compensación, su sumisa se mudó a una pequeña casa en Bond Street con una generosa asignación para gastos domésticos y de compras. A cambio, ella estaba a su entera disposición. Una nota de él y en el momento que él eligiera, ella lo estaría esperando especialmente equipada, vestida solo con una camisola.

Esa noche fue la última del contrato. Darcy acordó acompañar a su amigo. Charles Bingley, para ayudarlo y enseñarle sobre la administración de la propiedad durante los primeros meses de su arrendamiento en Hertfordshire, en una propiedad llamada Netherfield. Este fue el primer paso de Bingley para hacer realidad el sueño de su padre de convertirse en terrateniente. Su riqueza provenía del comercio y, Bingley, necesitaba una guía extensa, por lo que no fue una casualidad invitar a Darcy a una estadía prolongada, justo cuando él buscaba salir de la soledad de Londres.

Darcy sabía que no había manera de explorar discretamente sus inclinaciones sexuales en una comunidad tan pequeña como Meryton, por lo que planeó sus últimos encuentros con cuidado. Su última diversión fue una joven apenas mayor de edad, de piel pálida y parisina. Tenía mucha resistencia y estaba bien entrenada. Su juventud no concordaba con su experiencia y demostraba ser una profesional, una y otra vez. Ella siguió órdenes sin mediar palabras y, a cambio, Darcy trató su cuerpo como un instrumento fino, tocando con precisión y gran energía. Ella se sometió voluntariamente al asalto prolongado de su cuerpo, pero después de la tercera ronda, perdió el conocimiento y Darcy tuvo que desatarla y llevarla al dormitorio. Dejó una breve nota agradeciéndole por sus servicios, pero le recordó que su contrato de tres meses había terminado y que ella necesitaba desalojar la casa dentro de los 30 días siguientes. Debajo de la nota dejó una copia del contrato y una nota bancaria.

Sabía que al menos debería haberse despedido en persona, pero no quería lidiar con el lío de emociones. Durante las últimas semanas, se dio cuenta de que ella se refería a él más con palabras cariñosas que con el "señor" o "maestro" que habían acordado. No sentía nada por ella; su relación era estrictamente para satisfacer sus necesidades carnales sin temor a lastimar ciertas partes de su cuerpo. Rara vez veía a alguna de sus amantes fuera del tocador y no se arrepintió al concluir su período de contrato. Su capacitado personal se aseguraría de que ella se mudara a tiempo y cerraría la casa hasta nuevo aviso.

Darcy terminó su brandy y se retiró a su recámara con la esperanza de que los arduos esfuerzos de esa noche y la bebida evitaran las pesadillas recurrentes.


Orgullo y prejuicio más oscuro (Profligate & Proclivities)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora