Un Hombre Afortunado.

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Draco Malfoy no se consideraba un tipo con suerte. Cuando eres asquerosamente rico, no la necesitas; si deseaba algo, lo obtenía por medio de su dinero o a través de sus encantos. No, la suerte era para perdedores y pobretones como Weasley.

Sin embargo, las cosas cambiaron cuando se vio arrastrado, gracias a su padre, a regresar a Hogwarts antes de lo previsto.

Habían pasado cinco años desde que se desatará la segunda guerra mágica. En ese entonces, penso que no sobreviviría, su familia había jugado el papel de espías para la orden. Su padre en un intento de enmendar sus errores, lo había decidido.

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- Si a mi hijo le llega a pasar algo, te juro Lucius que jamás te lo perdonaré - gritaba Narcissa Malfoy colérica, mientras se paseaba nerviosa por la habitación matrimonial.

En el lugar habia un pequeño living con dos sillones y un sofa, desde donde la miraba su esposo.

- Tranquilizate, lo hemos preparado toda su vida para este momento - Dijo el rubio.

Narcissa se detuvo en seco y giro en dirección a su marido.

- ¿Disculpa? - lo encaró molesta -  por si no lo has notado, Draco es un niño aún!! Tú y tus estupidas ideas sobre la supremacía de la sangre han puesto a mi hijo en peligro! -

Estaba molesta, pero también aterrada. Su pequeño había sido enviado junto a un grupo de mortífagos a atacar una aldea. Lucius lo había obligado a tomar la marca tenebrosa hace unos días. No le importó su llanto ni sus ruego, su marido, el hombre que tanto amó, le arrancó de los brazos a su hijo para llevarlo ante ese horrible ser, encerrandola en el cuarto para no intervenir.

Sabía que Draco no mataría a nadie, su hijo no era un asesino, pero eso no impedía que pudieran herirlo.

- Dime Lucius, ¿alguna vez te importó nuestro hijo? -

- ¿Como puedes preguntarme algo si?! - la increpó el rubio, levantandose de golpe - por supuesto que me importa! es mi hijo, mi heredero! Como te atreves si quiera a cuestionar que no lo ame! -

- Mi hijo pudo haber crecido siendo un niño feliz, pero no, tú siempre estuviste ahí para arruinarlo todo - le recriminó con los ojos hinchados por retener las lágrimas.

De pronto una de las elfinas apareció, trayendo con sigo a dos jovenes.

- Hijo!! - grito la mujer

- Lina encontró al joven amo y a su amigo en los jardines de la mansión - explicó de manera nerviosa - Lina salió por el encargo de la ama y los encontró tratando de llegar a la casa, pero el amito se desmayó y el señorito Nott le pidió a Lina aparecerlos ante la ama.-

- Hiciste bien Lina, te lo agradezco. Por favor, ayudame a poner a Draco en la cama - le pidió asustada, luego volteo a ver al otro invitado - ¿Theo estas bien? - preguntó mientras le quitaba la capa a su hijo.

- Estoy bien señora Malfoy, solo unos cuantos cortes, nada serio -

- Lina, ve rápido por algunas vendas. También necesito díctamo y una posición restablecedora de sangre. - le ordenó con prisa.

- En seguida ama - dijo antes de desaparecer

- ¿Theodore que fue lo que paso? - preguntó Lucius sin apartar la vista de su hijo, estaba preocupado, las heridas de su vástago se veían serias - ¿Porque estabas con Draco? -  él sabia que el joven Nott no estaba incluido dentro del grupo de ataque.

Relatos de una Despedida Accidentada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora