•|Clarity|• KookMin [Pausada]

Destino

Jimin estaba escuchando atentamente la voz del doctor Kang.

Pero se sentía extraño, su cabeza dolía un poco y ahora por lo que sabía, su vista se afectaba más cada vez que ello sucedía.

A pesar de que era muy pequeño cuando su vista se deterioró, no es capaz de reconocer nada, es prácticamente como si hubiese nacido ciego.

El doctor Kang fue partícipe de su caso dos años atrás, luego de que por parte de la bibliotecaria en dónde Jimin pasaba la mayor parte del día, le diera la dirección a su madre y se animarán a ir por una segunda opinión.

Pues durante el tiempo anterior, el doctor Lee SiHyuk de un barrio en Busan había tratado su discapacidad, pero luego de unos años el responsable de su caso fue tomado por su único hijo Lee Taemin.

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Sin embargo, el descartó toda cura. Condenándolo a ser ciego por el resto de su vida con aquellas palabras.

— Lo lamento mucho, pero no hay nada que podamos hacer por la vista de Jiminnie.– dijo con un poco de decepción.

En su momento la tristeza se apodero del ambiente, pues no había nada mas que hacer.

Taemin secó las lagrimas que mojaron las mejillas de Jimin, pues anhelaba tanto poder conocer el mundo, saber como eran los días soleados, los de lluvia, como era el mar, porque en los libros que le leía Taemin podía sentir que su corazón brincaba de ilusión. 

Se daba cuenta que a pesar de que Taemin le dijera cada día que algún día lo podría ver, la realidad era diferente.

— No llores Jiminnie, te prometo que siempre estaré contigo... Nunca vas a estar solo, yo estaré siempre en tu vida.

— Gracias... — dijo con la voz temblorosa.— Taemin, tu siempre me cuidas, te lo agradezco mucho...

— Lo hago porque te quiero Jiminnie, yo te quiero.

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Todo ello había cambiado, pues cuando sus padres decidieron mudarse a Seúl, Taemin no pudo seguirlo.

Fue gracias a las enseñanzas de él, que Jimin supiera leer con gran elegancia el braille, que supiera de poesía, pues la mayor parte del tiempo Taemin le leía libros de poesía, comparando sus ojos carentes de vista con dos hermosos pedazos de estrellas.

Cada mes, Jimin esperaba una carta.

En la que Taemin le contaba todo lo que sucedía en Busan, le hablaba de que lo mucho que le añoraba, de como extrañaba sus manos entrelazadas.

Pero luego de diez meses, tales cartas dejaron de llegar.

Jimin se sentía solo, al menos durante los primeros tres meses, pero pronto su madre encontró la biblioteca principal de la zona y le llevó para que pudiera distraerse.

Al menos si tenía libros, el podría sentir cerca a Taemin.

Así conoció a la señorita Byul, que estaba a cargo de la biblioteca. Ella estuvo encantada de tener a Jimin desde el primer día y poco tiempo después llevo a Jimin y a su madre a aquella clínica.

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La primera vez que llegó sosteniendo la mano de su madre, tuvo miedo.

¿Quién no lo tendría?

Jimin sabía que no había alguna oportunidad, que ese era el destino en su vida.