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Aún quedaban unas horas de noche para descansar antes del nacimiento del Bikochu, por lo que con Naruto decidieron volver al campamento a dejar reposar a sus dos compañeros inconscientes y dormir un poco ellos también.

El rubio logró acomodar a la Hyuga en su bolsa de dormir con sumo cuidado. Dormida, Hinata parecía una muñeca frágil. Era increíble la fuerza que podía guardar en su interior.
Luego el Uzumaki se acostó en sus propias mantas conciliando el sueño en unos pocos minutos.

Por su parte, Shino estaba completamente exhausto. Cuando pudo entrar en la tienda, apenas si tuvo las energías de llegar hasta una de las bolsas de dormir para de dejar al castaño acostado ahí. Soltó un largo suspiro y cayó rendido al lado del Inuzuka terminando recostado a su lado. Entre las larvas enemigas y el haber utilizado tanto tiempo a sus insectos, había consumido una gran cantidad de chakra dejándolo devastado.

Así pasaron la noche. Naruto y Hinata durmiendo cada uno en su sitio y Shino y Kiba "compartiendo"una bolsa de dormir.

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Temprano en la mañana, Kiba se removió buscando algo con lo que taparse. Tenía frío.
Fue cuando notó que a su espalda había una fuente de calor. Creyendo que era su pequeño perrito se dio media vuelta aún adormilado y abrazó aquel cuerpo. Era extraño, no sentía el pelaje de siempre por lo que abrió despacio uno de sus ojos y casi muere allí mismo.
¿¡Qué hacía Shino acostado en su misma bolsa!? ¿Desde hace cuánto estaban así? ¿Y la pelea, los enemigos?
La cabeza se le llenaba de preguntas una tras otra mientras los nervios por la cercanía crecían poco a poco. No quería moverse mucho para no despertar al más alto ya que aún lucía cansado.
Para empeorar las cosas, el Aburame se removió dormido y pasó uno de sus brazos por la cintura del más bajo, abrazándolo con suavidad. Las mejillas del castaño simplemente estallaron en un rojo comparable al de los triángulos en su rostro.

Tratando de distraerse, se tomó un momento para apreciar a quien ahora lo rodeaba con ternura. Por su mente volvieron a rondar aquellas imágenes que había visto en sus sueños: el muchacho de los bichos sin sus lentes y una amplia sonrisa, invitándolo a acercarse, animándolo a no tener miedo, apoyándolo y brindándole cariño.
De a poco y sumido en su boba fantasía, movió una de sus manos hasta la cara del Aburame. Allí acarició con cuidado su mejilla mientras una sonrisa inconsciente se deslizaban por sus labios.
Lo que lo devolvió a la realidad fue sentir que Shino movía su brazo esta vez para acariciar el cabello castaño del Inuzuka. Ah, como le gustaban los mimos en el pelo. En ese sentido era un completo perro.

Al parecer el más alto se había despertado al sentir las caricias sobre su piel y había decidido no desaprovechar la oportunidad de dar y recibir algo de cariño.

Se mantuvieron unos minutos así, Kiba con los ojos cerrados disfrutando de las caricias en su cabeza y Shino dedicándole toda su atención al bonito rostro del moreno mientras su mejilla y a veces su cuello eran acariciados.
Estaban cerca, muy cerca. Tanto sus cuerpos como sus rostros. El calor del otro era algo que les hacía felices, no querían separarse por nada del mundo. Con algo de timidez entrelazaron sus piernas mientras el más alto hizo que sus narices se rozaran.
Sus corazones iban a mil por hora, el color rojo predominaba en ambos rostros y sus ojos permanecían apenas entre abiertos. Sus respiraciones chocaban agitadas por vergüenza, podían jurar que sus labios más de una vez se habían rozado, pero ninguno se atrevía a hacer nada... O así fue hasta que Kiba decidió acabar por completo con esos escasos centímetros que los separaban. 

Con ello tenían, por fin, su primer beso. Uno suave, torpe, cargado de amor y nervios. Fue corto, pero suficiente para poder calmarlos a los dos.
Al separarse aún en silencio, el de las marcas rojas levantó un poco los anteojos negros del contrario para encontrarse nuevamente con esa mirada que lo dejaba tonto. Algo en su interior le decía que esto estaba mal, pero diablos se sentía tan bien.

Shino solo atinó a brindarle una sonrisa pequeña y temblorosa mientras volvía a acomodar su brazo en la cintura del más bajo.  Estaba realmente feliz. No acostumbraba a cambiar su expresión, pero está situación lo excedía completamente.
¿Que podían decirse? ¿Era necesario hablar para explicar lo que se sentía en el aire?
El adiestrador de insectos volvió a acercarse al rostro del moreno con la intención de volver a besarlo, pero los gritos de cierto rubio lo aturdieron antes de poder hacer nada. Ambos chicos se quedaron helados en su posición.

— ¡SHINO! ¡Necesitamos darle el olor al Bikochu! No nos queda mucho tiempo ¿Verdad? —

El mencionado y con rapidez bajó sus lentes nuevamente a su posición usual como primer y único reflejo mientras Naruto hablaba.
El de ojos azules se los quedó mirando unos segundos en silencio hasta que se dio cuenta de que sus compañeros estaban abrazados.

— Están... ¿Están bien? —

El Inuzuka fue el primero en reaccionar ante aquella pregunta y con todas sus fuerzas, empujó al más alto lejos de su bolsa de dormir. El sonrojo que manejaba en ese momento era tanto que había llegado hasta sus orejas. Maldición, que vergüenza.

— Cierra la boca, Naruto. Es-Estamos bien. — Habló el castaño tratando de sonar calmado mientras se levantaba del suelo y se acomodaba el abrigo. — Mejor vamos por ese insecto y larguemonos de aquí. — Murmuró avergonzado mientras se encaminaba a la salida de la tienda.

El de cabello oscuro, por su parte, ya había quedado medio tonto con los gritos de Uzumaki y ahora estaba todavía más perdido por el empujón del chico canino. Le costó unos segundos más de lo usual sentarse sobre el suelo y rascando su cabeza, asintió.

— Tú asegúrate de tener la bandana con el olor. Yo voy a buscar al Bikochu. Nos reuniremos los cuatro aquí afuera en 10 minutos. — 

Dicho y hecho, pasado el tiempo acordado se reunieron fuera de la tienda donde durmieron.
El pequeño insecto estaba por terminar de romper la crisálida en la que se encontraba envuelto, apenas saliera deberían acercarle la vieja bandana ninja de Sasuke para que pudiera así rastrearlo mediante su aroma.
Unos segundos antes de que el Bikochu saliera, Naruto tuvo problemas con la prenda del Uchiha: se le había caído entre unas raíces muy grandes y no lograba alcanzarlas.
Para cuando pudo tomarla entre sus dedos, ya era muy tarde. El insecto había olido primero al mismo Uzumaki antes, por ende comenzó a seguirlo a dónde sea que fuera y a apoyarse en diferentes partes de su ropa.

La misión había fracasado enormemente. Mientras el rubio corría de aquí para allá tratando de sacarse al bicho de encima, el resto del equipo soltó un suspiro en conjunto. Al menos... Al menos lo habían intentado.

Terminaron de juntar las cosas de la tienda, armaron nuevamente sus mochilas y emprendieron su viaje de regreso a la Aldea de la Hoja para informar los resultados de la búsqueda.
Mientras que Naruto y Hinata caminaban un poco más adelante, Shino y Kiba se mantenían detrás andando a la par. El más alto con las manos en los bolsillos como era usual y el castaño siendo un completo manojo de nervios "controlado"... O eso estaba intentando.

El silencio era únicamente interrumpido por las palabras y risas del rubio y algunas respuestas suaves y bajitas por parte de la Hyuga. Entre los otros dos muchachos, nada.

— Cuando regresemos... ¿Te gustaría ir conmigo a almorzar? — Soltó de golpe el Aburame, provocando que nuevamente su acompañante se pusiera de un color rojo vibrante.
Vaya que le había costado decir esa oración, pero si no lo hacía, sabía que se arrepentiría luego.

Después de pensarlo unos minutos, Kiba asintió levemente dibujando una amplia sonrisa en su rostro.
— Pero me invitas tú. — Ahí va de nuevo, tratando de aligerar sus nervios usando su tono de voz burlón.

El de los lentes movió un par de veces la cabeza como afirmación antes de volver a mirar hacía el frente. Con sutileza, saco una de las manos de su bolsillo y buscó rozar la mano del moreno, como tanteando la situación.
Al no haber reacción de rechazo, simplemente terminaron por entrelazar sus dedos para continuar su camino tomados de la mano.

Era una acto muy sencillo, pero muy significativo para ellos a la vez.
Sentían que sería un posible inicio de una relación más íntima, algo un paso mas allá de solo compañeros de equipo o amigos.

Y así continuaron su trayecto, ambos con sus mejillas coloreadas y sus corazones nerviosos, pero felices.

❤️~~~~~~ Fin ~~~~~~❤️

Detrás de los lentes - Shino x Kiba (Fluff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora