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Bakugou los analizó uno por uno, seriamente tras ponerlos en fila, uno al lado del otro. Había una cierta calma en su actitud, como si se estuviera reservando, era viva imagen de la calma antes de la tormenta. Los tres, Mina, Sero y Kaminari, sabían con solo mirarlo a los ojos, que estaba furioso y bajaron la mirada sabiendo que si decían algo, iba a ser lo último de sus vidas. Bakugou los miro de pies a cabeza, agachó la cabeza por largo rato, luego se rascó la cabeza y suspiró. 
–Se puede saber... ¡¿Qué demonios creen que están haciendo?! –exclamó por fin, mirándolos con ira.
–Nosotros... Pues... –Mina fue la primera en decir algo, aterrada, aunque no pudo continuar por miedo.
–Nosotros solo queríamos... –le siguió Sero, sin hacer contacto visual, quien tampoco podía hablar con tranquilidad.
–Queriamos... ayudar... –finalizó por fin la oración Kaminari. 
–¡¿Ah?! ¿Ayudar a quién? ¿Por qué? –gritó una vez más Bakugou, esta vez acercándose a ellos, como si la cercanía corporal les diera más confianza para confesar.
–¡Bueno... a ti...! ¡A ustedes, obviamente! –exclamó Mina, desesperada, intentando encontrar las palabras indicadas para no seguir haciendo enojar al chico frente a ella.
–¡Es cierto! –secundó Kaminari, aportando lo mínimo en la conversación para no ser asesinado por Bakugou.
–¿Qué es lo que pretendían...? dejándonos solos así... solo volvieron las cosas más incómodas... –dijo Bakugou, un poco desilusionado, suspirando una vez más mientras se agarraba con desesperación su cabello rubio.
–No fue nuestra intención... lo sentimos –dijo Sero, mirándolo a los ojos esta vez–. De verdad...
–Por su culpa ahora Kirishima está más incómodo de lo normal...
–¿Bakugou? –preguntó Mina una vez que se calmó un poco–. ¿Por qué no te confiesas?
–¡¿Ah?! –Bakugou se sonrojó mientras se ponía nervioso–. ¿Cómo podría hacerlo...? Yo...
–Si, ya que Kirishima no l... –Kaminari le tapó la boca sonriente.
–¡Ya que Kirishima está tan nervioso! –terminó Sero.
Kaminari tenía intenciones de decir "ya que Kirishima no lo hace" pero como Bakugou no es consiente de los sentimientos del otro, Sero pensó que era mejor interrumpirlo.
–¿Cres que él... Me acepte? –preguntó Bakugou un poco deprimido, pensando en las múltiples posibilidades de ser rechazado y odiado.
–¡Seguro! ¡Ten más fe en ti mismo! –aseguró Mina regalandole un pulgar arriba y la más enormes de sus sonrisas, acompañada de los otros dos que asentían energéticamente con la cabeza.

Así, Bakugou terminó por convencerse gracias al grupo de amigos de que era de hecho una buena idea confesarse primero él, mantener sus sentimientos en secreto no lo hacía sentir para nada bien y tarde o temprano tendría que hacerlo. Sin embargo, tristemente para él, su confesión tuvo que esperar un tiempo. Aún cuando el quisiera, no podía, ya que no tenían tiempo de conversar o siquiera pasar un rato juntos y a solas. Todo esto de debía solo a un nuevo grupo de villanos que había comenzado a atacar la ciudad, aunque no habían víctimas fatales, si dejaban un gran número de gente con heridas leves y también héroes con heridas más graves. Todos como héroes debían hacer un esfuerzo doble para poder contenerlo dentro de lo que se podía, pero Hacker*, estaba acechando en las sombras y con su quirk había comenzado a hackear diversos bancos de la ciudad, robando un montón de dinero, y atacando sedes del gobierno y la policía. Por su parte, los estudiantes de la UA que estaban trabajando con los héroes profesionales también tenían que aportar, patrullando y buscando a los alrededores, ya que sabían que para utilizar su quirk, Hacker debía estar situado en el lugar, mientras su grupo robaba. Debido a esto, Bakugou no podía ver tan seguido a su compañero y por ende no podían hablar como antes. También estaba preocupado de que algo le pasara, pues había escuchado que este nuevo grupo no era nada menor, tenían un llamativo poderío de quirks perfectos para el asalto perfecto, y además, todos los héroes que se habían enfrentado a ellos habían sido derrotados.

Llevaban un buen tiempo haciendo patrullajes, hasta que después de recibir información que indicaba que podían atacar en una zona especifica de la cuidad. Kirishima iba acompañado de Fat Gum y de Tamaki, cuando cerca de un banco de la ciudad, encontraron a alguien sospechoso. Cuando Fatgum fue a ver qué ocurría, alguien desde otro lugar lo atacó con un quirk metálico. Se dió inicio a sí a una batalla en medio de la calle, y antes de que se dieron cuenta el hombre sospechoso se había escondido y solo tenían cerca a una mujer. La persona del quirk metálico era una joven de la edad de Tamaki calculó Fatgum, y que cubría la mitad de su rostro con una pieza de metal, parecía ser una parte más de ella. La chica podía controlar los metales de su alrededor, armando y desarmando cualquier pieza de metal a su alcance, moldeandolos a su antojo, por lo que la consideraron una contrincante peligrosa. No había ninguna señal de Hacker, sabían que estaba allí pero no sabían dónde; alguien más los acompañaba, un varón de alrededor de veinticinco, años que poseia un quirk vocal, con el cual podía hacer un montón de cosas, entre ellas, ensordecerlos y dejarlos incapaces de mover un músculo. Aunque era un grupo extraño, podían controlarlo, solo debían generar una estrategia exitosa. Fatgum se enfrentaba al chico del quirk vocal mientras que Tamaki y Kirishima a la joven.

Queriéndote // KiriBaku [BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora