Queriéndote // KiriBaku [BNHA]

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A pesar de que la viga que utilizaron para atacar a Kirishima no lo había penetrado por completo, aún se mantenía grave e inconsciente en el hospital. Había tenido que someterse a una cirugía de emergencia para retirar el objeto y evitar así el riesgo de desangramiento. El doctor indicó que había sido un factor predominante el hecho de que su quirk sea el endurecimiento, pues sin ello probablemente la viga lo hubiera atravesado y habría muerto en el lugar. Ahora se encontraba en una habitación, inconsciente pero estable, fuera de riesgo.

Sus compañeros no lo abandonaron desde que lo internaron; Bakugou era el que más pasaba dentro de la habitación acompañado de Tamaki, mientras que Sero, Mina y Kaminari se turnaban para entrar a la habitación y no colapsarla, manteniéndose normalmente afuera para no molestar.  Ocasionalmente Fatgum iba a verlo también para el escuchar alguna novedad, y con respecto a sus demás compañeros de clases, armaron grupos para ir a verlo una vez a la semana. Todos estaban muy preocupados por él, pero Bakugou no dejaba de culparse por lo que había ocurrido. No miraba a nadie a la cara y no tenía ganas de hablar tampoco, y ver a los padres de Kirishima tampoco ayudó demasiado, él era un fiel reflejo de ambos y tener que decirles que por su culpa su hijo se encontraba así le rompía el corazón. Aún cuando sus padres no lo culpaban ni le guardaban rencor, Bakugou no podía perdonarse.

Cuando estaba solo con él en la habitación, le hablaba sutilmente, y tomaba su mano como si creyera que un solo movimiento brusco podría romperlo.
–¿Por qué? –preguntaba el joven intentando buscar las respuestas–. ¡¿Por qué tenías que entrometerte?!

No hubo respuesta.

Bakugou lo miraba esperando algún movimiento, por mínimo que fuera. Mina le dijo que tal vez si escuchaba su voz podría despertar, pero no ocurría nada. A veces se quedaba dormido sujetando su mano, y soñaba que cuando se incorporaba Kirishima estaría allí sonriendo como siempre, diciéndole que ya estaba bien. Pero al final, cuando se despertaba, volvía a mirarlo y sólo estaba allí, con los ojos cerrados y con un montón de aparatos médicos que lo ayudaban a respirar.

Un pensamiento le cruzó la mente, y sin darse cuenta de sus labios salieron aquellas dos palabras que tanto le había costado decir.
–Me gustas... –dijo mientras lo miraba con dulzura–. Me gustas tanto, Kirishima... Por favor... Despierta.
Una lágrima rodó por su mejilla, entre rabia y desesperación. Escondió su rostro entre sus brazos sin dejar de tomarle la mano. Brevemente, débilmente, sintió un movimiento en la mano ajena, como intentando apretarlo. 
–¿Kirishima? –preguntó al darse cuenta de lo que había pasado–. ¡Kirishima...!
Su tristeza se había desvanecido y se había convertido en una breve felicidad, hasta que no volvió a sentir un nuevo apretón. Sin pensarlo dos veces fue a buscar al doctor para contarle lo que pasó.

Después de una serie de exámenes que le realizaron no encontraron nada especial. La enfermera le dijo que estaba evolucionando positivamente y que era probable que despertara en cualquier momento. Eso lo alegró.

Cuando Mina y los demás se enteraron de lo que había pasado se emocionaron.
–¡Seguro reaccionó a tus sentimientos! –aseguró ella.
–¡Cierto! ¡Está comprobado que la gente en este estado aún puede escuchar! –agregó Kaminari.

"Este estado" pensó Bakugou, no quiso pelear allí mientras Kirishima estaba inconsciente, pero quería saber a qué demonios se refería con "este estado". Él seguía vivo, y era lo único que importaba. Aunque también se le pasó en algún momento la posibilidad de que nunca despertara, pero se deshizo rápidamente de esa idea porque eso era imposible.

Pasaban los días y Kirishima no reaccionaba otra vez, hasta que una tarde, abrió los ojos lentamente. La luz brillante de la habitación y el aroma a hospital lo invadió, aún no podía enfocar su vista claramente y lo primero que sintió fue un dolor punzante en su estómago, un dolor que le hizo recordar todo lo que había pasado. Estaba despierto.