II

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Pasaron algunos días después de darse cuenta de sus sentimientos, comenzó la lucha interna de Kirishima. No sabía muy bien cómo actuar frente a él ahora que sabía lo que sentía, cada ves que lo miraba se sonrojaba y se ponía nervioso, cuando estaban solos se sentía extraño y decía tonterías para que el silencio incómodo –que sólo él creía incómodo–  no lo terminara matando de vergüenza. Sin embargo, agradecía que Bakugou no fuera una persona de muchas palabras, siempre y cuando no lo ignorara todo marcharia bien, o eso creía.

Durante un receso, mientras todo el grupo de amigos caminaba de vuelta al salón poco antes de que sonará la campana, una chica de otro salón se le acercó a Kirishima, pidiéndole hablar. Todos, emocionados, los dejaron a solas.
– ¿Podrías acompañarme? Quisiera hablar en privado... –dijo la joven.
Kirishima sin ganas, accedió y la siguió hasta un rincón de la escuela donde estaban solo los dos.
– Ok... –la chica respiró hondo.– Bien... Me gustas, Kirishima. –dijo por fin, mirando hacia el suelo y con las orejas rojas.
El aludido, que haya hace rato la había ignorado, cayó en cuenta de lo que había escuchado.
– ¿Que yo qué? –dijo sorprendido.
La joven río tiernamente.
– Por eso me gustas... Eres tan tierno... –dijo ella, mientras se le acercaba lentamente.
Kirishima la tomó por los hombros, era un poco más alto que ella y su cuerpo era tan delgado que parecía que se iba a romper, con un agarre sutil suspiró al tiempo que le regalaba una mirada comprensiva.
– No me conoces, no puedo gustarte... ni siquiera sé tú nombre, ¿Sabes?
– ¡Pero...! –dijo ella sin rendirse– lo entiendo, ¿Si? Pero podemos salir... Ser amigos... Y podrías terminar enamorándote de mi... –rió ella duocemente– ¿Qué dices?
Kirishima no terminaba de entender a la chica. Asumió que "salir" no era diferente de ser amigos, así que terminó aceptando aún dudoso.
– Supongo que salir está bien...
– ¿De verdad? ¡Genial! –lo tomó de las manos– Me llamo Rika, por cierto. Creo que deberíamos intercambiar nuestros números.
– Está bien...
La chica anotó su número en el teléfono de Kirishima con un corazón, y como el caballero que es, la llevó hasta su salón. Acordaron –o más bien ella acordó– que se verían temprano por la mañana y almorzarian juntos también. Si bien Kirishima no se sentía cien por ciento cómodo con la situación, terminó aceptandolo porque aunque sabía que su corazón le pertenecía a Bakugou, no sabía sí el sentimiento era mutuo. Con esto en mente, creyó que no sería mala idea probar salir con una chica, en el peor de los casos, terminaría por confirmar sus sentimientos por el rubio.

Cuando volvió al salón, todo el grupo esperaba expectante por las novedades. El no entendió y sonrió mientras ocupaba su asiento. Kaminari fue el primero en acercarse.
– ¿Y bien? –dijo con una gran sonrisa igual de brillante que él. –¿Cómo te fue?
– ¿Bien? –preguntó el pelirrojo de vuelta.
– Con la chica, Kirishima –dijo Sero mientras también se acercaba a los chicos.
– ¡Ah...! –rió nervioso– bueno... Ella... Se me declaró.
– ¿¡De verdad!? –exclamó Kaminari sorprendido– ¿Y qué hiciste?
– Bueno... Creo que ahora estamos como saliendo... –respondió.
– ¿¡Saliendo!? –gritó Mina que no se encontraba muy lejos, pendiente de la situación. –Estás bromeando... No puedes salir con ella.
– ¿Por qué no puede? –preguntó Kaminari
– ¡Porque...! –Mina se dió cuenta de lo que estaba a punto de decir por lo que reformuló sus palabras.– ¡No la conoce! ¿Verdad, Bakugou?
Bakugou que hasta ese momento se encontraba en silencio, miró hacia otro lado.
– No me interesa –dijo tajante.
Kirishima esperaba algo más de parte del joven pero no obtuvo más que una mirada juzgándolo. Acto seguido suspiró porque aunque sabía que era algo obvio que Bakugou no reaccionaria ante la situación. Al momento en que el profesor Aizawa entró en el salón, la conversación finalizó y todos se sentaron en sus respectivos lugares.

En la noche, cuando Bakugou ya se había ido a su habitación, Kirishima irrumpió en la puerta del rubio, para conversar. Tocó la puerta tímidamente, esperando que Bakugou aún no se haya dormido. El dueño de la habitación abrió con una expresión de odio, hasta que vio quien era, y rápidamente disminuyó la arruga de su sien.
– Bakugou... ¿Me das un minuto?
– Claro. –en cuánto dijo eso, se movió de la puerta dejándole libre la entrada.
Kirishima vaciló un poco y termino por entrar. Bakugou se sentó en la silla de su escritorio y el pelirrojo se sentó en la cama.
– Bakugou... –dijo dubitativo.
– ¿Si?
– ¿Te parece bien que salga con esa chica? –preguntó al fin.
– ¿A qué te refieres? –preguntó el rubio, sin terminar de entender.
– Quiero decir... ¿No crees que es raro? No la conozco y...
– Pero ya aceptaste, ¿No? –lo interrumpió Bakugou.– me refiero a que... Es tu decisión. –dijo mientras miraba hacia otra dirección rascándose la nuca.
– Pero... ¿Tú qué piensas? ¿Está bien que salga con ella?
La intención de Kirishima era clara, había una sola cosa que quería escuchar salir de los labios de su amigo, "no salgas con ella" era todo lo que deseaba que dijera, "dilo, por favor, dilo" pensaba mientras miraba hacia el suelo avergonzado. Bakugou solo suspiró.
– Creo que... Deberías pensarlo.
Kirishima suspiró y sonrió con tristeza.
– Bueno –rió incómodo– debería irme a dormir, buenas noches Bakugou.
Mientras salía de la habitación del rubio, deseó con toda su fuerza que ojalá su quirk también endureciera su corazón, así no se podría romper.
– ¡Oye... Kirishima...! –exclamó Bakugou levantándose de su asiento, sin embargo algo lo frenó y se arrepintió de lo que iba a decir– buenas... Buenas noches.
Kirishima cerró la puerta tras de si e intentó no llorar. Si bien sabía que no sacaba nada con ir allí para preguntarle su opinión, aún conservaba la leve esperanza de que tal vez, solo tal vez, Bakugou estaría molesto por aquella situación y quizá hasta confesarían ambos sus sentimientos por el otro. Sin embargo, eso no pasó, Bakugou no dijo nada, y lo que es peor, él mismo no era capaz de decirle cómo se sentía, porque tenía miedo, miedo de que lo rechazara, miedo de estar solo otra vez y lo que más le molestaba, es que una vez más se sentía como un cobarde, aquel cobarde que deseaba desaparecer. Una vez dentro de su propia habitación, las lágrimas rodaron por sus mejillas, pero no las dejó correr lo suficiente, se limpió la cara y enojado con sigo mismo, se acostó a dormir.

Sin embargo, no era el único frustrado. Bakugou mientras tanto en su habitación, lidiaba con sentimientos que no comprendía. Molesto por todo, golpeó y lanzo la silla donde antes había estado sentado. Maldijo y se rascó la cabeza, y terminó por acostarse con una mala sensación en la boca.

Los días siguientes fueron sorpresivamente diferentes para todos. La chica que se le confesó a Kirishima terminó pegandose completamente a él durante todos los tiempos libres que tenían. Al principio no parecía algo molesto, las intenciones de ella eran claras, su misión: conquistar a Kirishima. Es solo que, la joven no tenía idea del gran obstáculo que tenía en el medio. Sin embargo, después del pasar del tiempo comenzó a irritarlos a todos. Siempre estaba apartando a Kirishima de su grupo de amigos, intentando pasar tiempo a solas con él. Terminó haciendo enojar a Mina y a Bakugou también, debido a su actitud.

Después de dos semanas de solo charlas tontas, Rika se llevó a Kirishima a un lugar apartado. Se sentaron en una banca tranquilos. Kirishima, evidentemente incómodo, le preguntó qué sucedía, después de mucho rato.
– ¿Quieres besarme? –preguntó ella.
– ¡¿Ah?! –exclamó sorprendido.
– Vaya... –rió ella– no pensé que sería algo tan terrible de hacer...
– No... No es eso...
– Lo sé... –le sonrió– era una broma... Aunque, la pregunta era enserio.
La joven lo miró expectante. Sin embargo Kirishima no le dirigió la mirada en ningún momento, ya que no sabía que responderle y no quería hacerla enojar.
– ¿Es tan terrible? –reiteró su pregunta.
– No... Es que...
– ¿Es que qué? –el tono de la joven iba transformándose lentamente.– ¿Es por esa chica? ¿Te gusta más que yo?
–¿Qué? ¡No!
– ¿Es que no soy bonita? –dijo ella mientras se levantaba desesperada para obligarlo a mirarla, mientras sus ojos se ponían llorosos.
– Lo siento... –dijo él mirándola por fin.
– ¡No te disculpes! ¡Solo responde!
– yo... –Kirishima vaciló.
– Bien, entiendo. –la jóven, enojada, se acomodó el cabello, y se marchó.
Kirishima suspiró y rascó su cabeza sin entender qué había pasado. Cuando volvió al salón, decidió conversar con Mina, pensó "ella es mujer, quizá entienda". Le pidió un momento a solas y Mina lo llevó hasta su asiento.
– Bienvenido a mi oficina, ¿en qué puedo servirte?
– Creo que acabo de pelear con Rika... –dijo él sin rodeos.
– ¿Una pelea? ¿Por qué? –preguntó Mina, mientras juntaba sus manos pensativa.
– No estoy seguro...
– Ya veo... ¿Qué hiciste?
– Ella me preguntó si quería besarla... –confesó el pelirrojo.
– ¿Y bien? –la chica levantó una ceja– ¿Tú qué hiciste?
– No pude responder... –suspiró.
– Bueno... Es por eso que ella se molestó –suspiró también.
– ¡Pero...! –Kirishima dudó– nosotros... Pensé que éramos amigos...
– ¿No dijiste que habías aceptado salir con ella? ¡Es esperable que ella quisiera besarte!
Kirishima guardó silencio mientras miraba sus pies con indecisión.
– Kirishima... –Mina tomó sus manos con delicadeza– ¿Siquiera quieres salir con ella? Es evidente que no quieres besarla...
– Yo... –el joven la miró fijamente a los ojos– no...
– Tienes que terminar con esto –ordenó Mina.
– Pero...
– Kirishima... –Mina lo miró con ternura– la persona que te gusta no es Rika, no haces más que hacerte daño, también a ella... Y a quien te gusta –dijo mirando en dirección de Bakugou.
Kirishima se sonrojó, y también se sintió muy enfermo. Entendía que sus sentimientos no cambiarían, y también entendía que lamentablemente le estaba haciendo algo terrible a Rika.
– Si... Tienes razón. –decidido, le dió una sonrisa mostrando los dientes– Muchas gracias, Mina.
– Cuando quieras –Mina le devolvió la misma sonrisa.

Kirishima miró a Bakugou mientras decidía cómo decirle a Rika que no podía corresponder sus sentimientos. Bakugou levantó una ceja intentando decifrar qué quería el pelirrojo, quien le sonrió y junto los puños como siempre. Bakugou no entendió, pero le regaló una sonrisa débil de vuelta. Kirishima se sonrojó levemente y desvió la mirada. "Rayos" pensó. Su corazón le pertenecía por completo al joven explosivo que tenía en frente de él.

Tras un rato de pensar, cayó en cuenta de algo. Mina. Su compañera, lo sabía. La miró rápidamente mientras se daba cuenta de la situación, entendió todo. Había sido sumamente obvio.

Esa misma noche, decidió preguntarle a su compañera por la conversación que habían tenido. Quería explicarse y decirle que no era lo que ella creía. Sin embargo, Mina con dulzura lo tomó de las manos mientras le hablaba.
– No tienes que explicarte, o excusarte, no eres el primero ni el último en enamorarse de su mejor amigo.
– Pero... –Kirishima se había sonrojado.– ¿No crees que es raro? Somos... Hombres...
– Para nada, amor es amor.
Los ojos de Kirishima se pusieron vidriosos, ya que ni había podido decirle a nadie sobre cómo se estaba sintiendo. Todo el estrés de la situación se le vino encima, el miedo de ser odiado lo invadió y Mina con amor, lo abrazó.
– Eres mi amigo, Kirishima, y te apoyaré siempre que sea necesario.

Queriéndote // KiriBaku [BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora