Un mal día

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Definitivamente hoy no era el mejor día del arcángel Gabriel, si de por si cada día era difícil ante los constantes controles celestiales en el mundo mortal debido a la terrible pandemia, ese día en especial le encomendaron una labor que, a su parecer, era la peor humillación a su ser.

Es bien conocido que como arcángel su función es llevar buenas nuevas como símbolo de prosperidad y esperanza pero esa noticia era todo menos esperanzadora para el.

- No entiendo en qué estaba pensando Dios cuando bendijo la absurda unión de esos dos y no conforme con eso decidió mandarme a mi a comunicar este mensaje- renegaba molesto mientras platicaba con Michael camino a la tierra

- La palabra de nuestro Dios es irrefutable y si ha tomado esa decisión no nos queda de otra más que aceptar nuestra labor- respondió la arcángel indiferente ante la actitud de su compañero

- Pero porque precisamente a mi encomendarme está labor si soy yo quien ha desaprobado su relación desde el principio, incluso ofrecí un juicio en su contra y no creo ser el más indicado para dar está anunciación

- No tienes otra opción, así que ahora tendrás que contener tu orgullo para darle esta noticia a Aziraphale en compañía de Crowley- ordenó despidiéndose de Gabriel- ¡Buena suerte!

- Preferiría arder en fuego infernal- murmuró bajo mientras se dirigía rumbo al local de Aziraphale- ¿Y ahora como se supone que les daré la buena nueva?- se preguntó estando frente a la entrada de la librería sin atreverse a pasar

- Oiga si no va a pasar al menos deje de obstruir la entrada- reclamó una joven cansada de esperar al arcángel que bloqueaba el paso

- Disculpe- contesto a regañadientes haciéndose a un lado- Estúpidos mortales engreídos- pensó entrando poco después en la librería

- ¿En que puedo servirle caballero?- cuestionó Aziraphale fingiendo no conocer al arcángel estando frente a otros mortales

- Iré al área de libros eróticos para recibir su atención después de que se desocupe con sus clientes

- Por supuesto, en un rato voy con usted

Mientras tanto el arcángel entro a una pequeña sala en la parte trasera de la librería para esperar un rato sentado en un sofá pretendiendo leer uno de la libros de los alrededore y aunque no le gustaba esperar esa ocasión anhelaba que el principado se tardará tanto como le fuera posible

- Y pensar que hace casi un año estuve a punto de destruir en fuego infernal a ese incompetente, esto es una maldita broma de mal gusto- musitó fastidiado hojeando sin interés un antiguo libro de cocina

- Lamento la tardanza Gabriel, aquí tengo los reportes de...

- No vengo por eso, Dios me acaba de enviar para comunicarte una noticia

- Es algo grave- inquirió preocupado al ver la seriedad en el rostro de Gabriel

- No para ti- respondióo cortante- El mensaje que voy a comunicar en nombre de Dios es...

-¡Ángel!- se escuchó gritar a Crowley entrando a la librería- Ya conseguí el sushi que me pediste para calmar tus antojos- exclamó sonriente mostrando la bolsa- Y no te imaginas lo que encontré en... Ah, aquí está el jodido arcángel Gabriel- respondió molesto al verle ahí

- Es un placer volver a verte sucia serpiente infernal- contestó sarcástico- pero calma, mis visitas son para buenos propósitos

- Nada que venga de tí es con buenos propósitos, dí lo que tengas que decir y lárgate

- Crowley basta- reprendió a su amado- sabes bien que Gabriel solo está cumpliendo su labor celestial

- Solo vengo a dar un mensaje y me iré, no es cómo si quisiera quedarme un momento más aquí

- Apresúrate entonces- exigió al ver al arcángel fastidiado

- Nuestro Dios ha comunicado que la llegada del hijo producto de tu unión junto al demonio Crowley ha sido bendecida por la gracia divina declarándolo un ser de amor que tendrá la protección de nuestra superioridad, por lo tanto tu bebé es aceptado por la corte celestial- explicó un tanto asqueado de decir esas palabras

- Bebés- corrigió Aziraphale instantáneamente

- ¿Qué?, ¿Bebés?- dijo confundido

- Si genio, Bebés- rectificó Crowley tocando el abdomen de su esposo- mi ángel traerá al mundo dos preciosos regalos fruto de nuestro amor

- Son gemelos- exclamó él ángel alegre uniendo sus manos a las de su amado demonio- nuestra bendición será doble

- Oh, ya veo... felicidades- respondió a regañadientes ante tal noticia- Entonces la gracia divina caerá sobre ambos, eso es todo lo que tenía que decir, así que me retiro, con su permiso- dijo rápidamente para después desaparecer de la librería

- Creo que recibió una bofetada con guante blanco a su orgullo- expresó el demonio sonriente

- No está bien burlarte de los demás querido

- Pero si es un maldito que disfrutó mucho con tu sufrimiento, déjame disfrutar un poco de esta pequeña victoria

- No hay remedio contigo... ¿Entonces que dijiste que habías encontrado antes de que interrumpieras a Gabriel?- preguntó curioso al recordar la bolsa que su esposo demostraba con tanta alegría

- Oh, casi lo olvido- explicó abriendo la bolsa- Este será el primer regalo de nuestros hijos- dijo sacando un dúo de mamelucos blancos diseñados para gemelos

- Cariño, esto es hermoso- exclamó conmovido tomado las prendas en sus manos- aunque aún faltan cinco meses para que ellos lleguen

- No tan hermoso como tú- dijo haciendo sonrojar a su ángel para después besarle con ternura...

En otro lado de Londres el arcángel caminaba sin rumbo renegando ante la inesperada noticias que acaba de recibir, si de por si su día fue malo, esa situación acaba de empeorar las cosas y le habían dado un duro golpe a su ego; había tardado tanto en entender que la relación de ambos había sido bendecida y aceptada como matrimonio cuando de repente el principado había comunicado la noticia de que había concebido una vida fruto de la relación con ese impuro demonio

- No le bastó concebir un sucio híbrido de sangre impura- reclamó furioso- ahora traerá a esos dos seres manchados con la maldad y por si fuera poco esos dos vástagos han sido bendecidos por la gracia divina, esto ya sido demasiado por hoy, necesito un descanso...

Y sin más se transportó a un bar poco concurrido en Londres dónde degustaba del culposo placer del alcohol, tan pronto como llegó pidió un whisky doble y se sentó en una mesa a la orilla del bar donde nadie notara su presencia, si bien el arcángel no gustaba de embriagarse, ese día sabía que las presiones habían sido tantas que esa era su única manera de relajarse

- Bebiendo tan temprano, estúpido arcángel...

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