Un pequeño relato

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El temblor en la voz de Wendy era, además de inusual, constante, no parecía ser capaz de dejar las manos quietas sobre su regazo, e intentaba bajarse las mangas y subirse el cuello del suéter al menor movimiento de su cuerpo, también pude notar las ojeras bajo sus ojos y lo inquietos que estos estaban mientras me contaba lo que pasaba:

Esto lleva sucediendo desde hace ya unas 4 semanas, no sé qué fue lo que lo provocó, digo, sabes muy bien que hemos ido al servicio de la Iglesia todos los domingos desde que nos casamos, pero, sin previo aviso, Stan me dijo uno de esos domingos que no se sentía muy bien justo cuando estábamos en la puerta, pensé que no era nada fuera de lo común, la noche anterior salió a tomar con Kyle y los muchachos, y bueno, ya sabes de su problema con la bebida, por lo que cuando regresamos a casa no le lleve al Hospital ni le hice más preguntas al respecto, de todos modos,  tan pronto llegó se tiró a dormir, por lo que muy poco me hubiese dicho de todos modos, así que durmió todo el día y toda esa noche, he de admitir que me preocupé bastante, pues no importa qué hiciera no despertaba, pero, cuando estaba a punto de llamar una ambulancia, se despertaba de súbito me quitaba el teléfono, me aseguraba que todo estaba bien, para luego volver a dormirse. A la mañana siguiente, tenía rasguños por todo el cuerpo, pero de tres en tres, siempre eran tres rasguños juntos, los tenía en todas partes, los brazos, la nuca, las piernas, no había un pedacito de piel dónde no estuviese herido, le insistí y le insistí para que fuese al hospital, pero no me escuchó, desistí de intentar al tercer día, pues no tenía nuevos rasguños, y parte de su comportamiento había vuelto a la normalidad. Sin embargo, su comportamiento se volvió más agresivo, impulsivo y peligroso, anoche...anoche supe que debía llamarlo, estábamos en la cama, ya era pasada la media noche, y sentí cómo se levantaba de la cama, decidí seguirlo, no fuera a lastimarse, como ya había pasado antes...entonces, le seguí por el pasillo, arrastraba los pies como si fueran de plomo, su espalda estaba muy encorvada, quizá demasiado, sus hombros estaban caídos y sus brazos se mecían como si no fuesen parte de su cuerpo, de la nada, se fue enderezando, pero los huesos, músculos, todo en su espalda se retorcía, cambiaba de lugar y se tensaba...le juro que podía escuchar cada sonido viscoso o seco que se producía bajo su piel, estaba muy aterrada para decir nada, o moverme siquiera para volver  la cama y pretender que sólo era un mal sueño, cuando finalmente se enderezó por completo, sus músculos de su espalda seguían moviéndose bajo su carne, pero se concentraban en los omóplatos, como si quisieran salir por allí y formar algo nuevo, mientras eso sucedía, él volteó la cabeza y me dijo, con una voz rasposa, cambiante y aguda:

LÁR-GA-TE

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FIN

Sí, ya sé, ya sé, no me maten :-: 

Esta semana la verdad que ha estado algo complicada, además de que si soy sincera, nO tenía idea cuando empecé a escribir de qué día de la semana era

Problemas de la cuarentena (Y de ser una vaga claro está)

Pero ya en serio, el próximo sí o sí, será más largo 

BYE



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