Un tipo cualquiera en gensokyo

Entre polvo y magia

Hoy iba a ser un gran día, de eso estaba seguro. Me levanté más temprano de lo que pensé. los rayos del sol apenas estaban saliendo junto con los sonidos de la naturaleza que rodeaban la casa como el cantar de los pájaros y el movimiento de las ramas. Me puse a dar un par de vueltas por la planta baja sin causar mucho ruido. Curioso, abrí una de las sucias y atoradas ventanas para contemplar el paisaje, pero fui recibido por una ventisca que levantó polvo y me congeló hasta los huesos. Empezando la mañana con el pie izquierdo subí por las escaleras, crucé con cuidado el molesto pasillo repleto de porquerías para limpiar más tarde y me paré en frente de la habitación de Marisa. Apoyé la oreja izquierda sobre la puerta sin contar con que no estaba bloqueada. emitiendo el clásico chirrido de la bisagra oxidada.
Ok, puede que marisa al vivir tanto tiempo sola le pareció ridículo el tener que cerrar la puerta con llave. aunque tampoco parece molestarse mínimo en ponerle una traba.
Eche el ojo sobre aquel espacio donde la vi durmiendo plácidamente, y con plácidamente me refiero a que su cuerpo estaba desparramado de forma incómoda sobre su cama con libro en mano y almohada tapando sus ojos roncando como mi abuelo con la ventana abierta. Sin otra idea que hacer me quedé en la cocina sentado junto a la mesa mirando la nada.

En resumen, no se levantará hasta la tarde. Perfecto inicio del día, la concha de mi madre.

Lo admito, me emociona aprender magia. Quiero volar, disparar bolas de fuego imbuidas en pedos y toda esa mierda. Pero la viví tanto que no pensé con calma. Bueno, ya que estoy voy a prepararme el desayuno. Me sorprende que no hice eso primero.
Me dirigí al archienemigo de Marisa buscando en su interior algo con que preparar el desayunó. Pero la mayoría de las cosas eran frascos bañados en polvo que desconozco y ni me atrevo a ver que tienen.
Revisando un poco más al fondo conseguí una caja de sacos de té. La desempolve y después de comprobar que todavía tiene me puse a prepararlo.
Obviamente no había una garrafa así que use un horno de leña. No me sorprende ya que las usaba muy seguido en el campo. Metí 2 o 3 trozos que encontré debajo del lavaplatos, un mal lugar para guardarlos. utilizando los pedernales que estaban al lado, hice chispas y prendí. Tras reavivar un poco el fuego puse la pava que encontré por ahí que llene con agua.
También encontré harina pero lamentablemente dudo que encuentre huevos y leche en este lugar, salvo los que tengo colgados.
En verdad quería comer panqueques pero me tendré que conformar con las sobras de ayer.
Esperando un rato al fin el agua estaba lista, así que me puse a servir y de paso le hice uno a Marisa aunque se lo tomé frío. Lo que me sorprende de esta cocina es que tiene una variedad absurda de cosas, la mayoría oxidadas pero otras seguían siendo útiles y se notaba su uso cotidiano. Estuve usando esa pava que tenia el fondo completamente negro y maltratado para después usar un jodido juego de té de porcelana con tácitas, cucharas y platos completos. Es como una casa de antigüedades más que una casa "ordinaria".
Agarré un poco de las sobras de ayer apartando los hongos de mierda que ni en pedo vuelvo a comer y me pongo a comer.
Terminado el manjar, justo cuando cruzaba la puerta hacia el sofá me choco con Marisa aún en pijamas cayendo de espalda contra el piso.

-Uh! Disculpa Marisa, no te vi- dijo mientras la ayudaba a levantarse y se sacudía el polvo.

-No pasa nada~, buenos uaaaah... días. ¿qué hiciste?.-

-hice el té nomas, si queres tómalo antes que se enfríe-

-bueno, yo desayuno siempre fuera de casa pero gracias. Es muy útil tener a un aprendiz que haga de sirvienta de vez en cuando. Tal vez tenga que pedirte el almuerzo y la cena ze~- La bruja aunque con el pesar de las mañanas seguía teniendo su sentido del humor.

-si si, solo toma de una vez- dije aceptando a regañadientes. Aunque la verdad sabía que ese tipo de rol tendría que tomar si no quería ser considerado un ocupa.