|C A P I T U L O: 8|

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Despertó de golpe al oir una explosión, su susto fue tal que se sentó en su cama automáticamente mientras su respiración se aceleraba.
Les habían cortado la luz pues prefirieron pagar las facturas de agua y gas en vez de la de electricidad, era invierno, uno más frío que de costumbre, lo vieron más razonable. No podía ver la hora, pero suponía que eran las seis o siete, pues la luz que entraba por sus verdes cortinas era débil.

Se ponía los zapatos de forma torpe, pues trataba de hacerlo lo más rápido posible, pero comenzó a normalizar su velocidad. Cuando estaba apunto de terminar de atar sus cordones, otra explosión lo aturdió, no sólo porque se escuchaba demasiado cerca, si no porque quebró el cristal de su ventana, un pequeño grito salió de sus labios y corrió hasta su puerta, pero está se abrió antes de que él llegase, Tom era la razón. Lo tomó de la muñeca y lo llevo a la cocina, no hacía falta preguntar ni explicar nada, no era la primera vez.

Habían dos mochilas sobre la mesa, una de ella estaba abierta y era revisada por Matt, quien estaba en modo automático de los nervios.

—¡¿Qué demonios haces?!— le preguntó Tom, apenas lo hizo Matt cerró el cierre.

—N-nada... Solo revisaba que no faltará nada como la última vez...— trató de ponerse la mochila al hombro pero Tom se la quitó y se la puso él, mientras tomaba la otra.

—¡No es el momento de hacer el inventario, idiota, debiste encargarte de eso ayer, ahora ve por tu chaqueta!— lo regañó, el chico corrió hacia la sala para buscar dicha prenda, mientras el chico con el visor ayudaba a Edd a ponerse la otra mochila.

"¿Desde cuándo Tom se había convertido en el líder del grupo?" Se preguntó, y se respondió de inmediato "Desde que yo dejé de serlo".

Tom volvió a tomarlo de la muñeca para llevarlo a la salida, cuando pasaron por la sala miró instintivamente para todos lados, como si buscará algo; Matt corrió a ellos con dos abrigos en mano y le dio uno a cada uno, Tom tomó el suyo de mala gana y lo enredó bajo la tira de su mochila -Edd hizo lo mismo- y luego tomó la mano del chico, para así arrastrar a ambos hacía la puerta principal.

La escena frente a ellos era irreal, el edificio que estaba a una cuadra se caía a pedazos, tal parece que ahí había caído la bomba que generó tal explosión que quebró su ventana. Alrededor había gente corriendo, todos hacía la misma dirección, todos con mochilas o bolsos, algunos ancianos, otros niños, con sus padres o solos, y muchos estaban heridos. Pero lo más importante no es lo que veían, si no lo que oían, a la distancia se acercaba cada vez más el sonido particular de cientos de soldados marchando, y de vez en cuando algunos disparos, debían largarse antes de que se les antojara tirar más explosivos.

De repente sintió como la mano de Tom apretaba aún más fuerte su muñeca, Matt sintió lo mismo en su mano, hasta que él chico soltó a ambos, se sacó la mochila y se la puso a Matt ¿Qué le pasaba? Pues vio a algunos de sus compañeros ayudando a los heridos que se encontraban. Algunos de ellos ni siquiera tenían el uniforme, simplemente ayudaban porque era la correcto, y el chico del visor sintió que debía hacer lo mismo.

—Vayan ustedes, yo los alcanzo luego— dijo poniéndose el abrigo.

—Pero...— Matt trato de quejarse, pero Tom lo tomó por los hombros.

—Por favor, ten cuidado...— acarició sus hombros con ternura, fingiendo no estar preocupado.

A Matt le habían dado el alta del hospital hace casi un mes, y Tom se había encargado de ser sobreprotector con él, posiblemente porque se sentía culpable del accidente que lo hizo tener esa barbilla y ojo metálicos. Edd sabía que había más detrás de esos modos tan cariñosos, pero prefería no iniciar esa incómoda conversación con ambos.

«Hey, Handsome!» ;EddTord;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora