El invitado especial es... Preferiría no saberlo

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αυγή Ω Aʟʙᴀ

¿Alguna vez os ha pasado que estáis deseando acabar algo y no dejáis de mirar el reloj? 

Así estaba yo antes de que comenzase la última hora de la mañana. Aquel día iba a venir el tan prestigioso profesor a darnos una charla de... ¿De...? ¡Ni siquiera sabía de qué era la charla! Maravilloso. Así me va la vida. Así podrían llegar a ser mis exámenes. Quería empezar a llorar y no parar hasta deshidratarme por dentro, pero estaba demasiado ocupada mordiéndome las uñas por la tensión. 

Cinco minutos tarde apareció el profesor Pietrangeli en la sala. Dejó su maletín como de costumbre encima del escritorio y comenzó con la charla matutina. <<Buenos días, blablabla, el examen será fácil siempre y cuando estudiéis y lo llevéis todo al día, blablabla, Alba deja de hablar en tu mente porque te va a llamar la atención por no prestar atención, blablabla, mi nueva corbata la he comprado con el dinero que sale de vuestros bolsillos, blablabla, y es muy suave, blablabla, con ella me secaré las lágrimas de risa que me saldrán después de leer vuestros exámenes>>. 

Trataba de prestar atención, pero lo único que hacía era dibujar en mi cuaderno girasoles en la esquina de mis apuntes. Es muy interesante cómo se mezcla la lingüística con unos girasoles azules hechos a bolígrafo. Los girasoles son muy curiosos. ¿Por qué hay girasoles y no giralunas? ¿Por qué todos los seres humanos hemos adorado el sol desde tiempos inmemoriales? 

La puerta se abrió interrumpiendo mis pensamientos sobre los girasoles. Aunque seguía algo atontada por el sopor de estos acumulándose en las esquinas de mi mente. Levanté la cabeza para ver al doctor Pietrangeli extender un brazo hacia la puerta sonriendo con orgullo y una sonrisa, ni que estuviese presentando a su hijo. Me giré para ver al famoso profesor del que tanto había oído hablar. 

Oh no... De todas las personas del mundo, ¿por qué tenía que ser él? 

Bajó por las escaleras con seguridad en sí mismo, en medio de un silencio sepulcral. Bañado por las masas de jóvenes que no despegaban los ojos de él. Acabábamos de convertirnos en una clase de girasoles y él era el sol resplandeciente. Sonreía tranquilo, sin apartar la mirada del profesor Pietrangeli. 

¡Qué alivio! No sabía que estaba allí. Respiré aliviada. Miré mis dibujos otra vez. Todos somos girasoles... Por unos motivos u otros. 

Cuando giré la cabeza para ver si Lester seguía allí su mirada se cruzó con la mía. Un sonrojo intenso cruzó mi rostro. Giré la cabeza hacia delante. ¿Tal vez había suerte y no me había reconocido?

No. Se dio cuenta de que le miraba fijamente. Era obvio, y negarlo sería de necios. Cuando pasó a mi lado en la primera fila esbozó una gran sonrisa. <<Un placer volver a verte, bella>>. Debió pensar. 

Sentí un gran peso sobre los hombros. El resto de mis compañeros también se habían dado cuenta de nuestras miradas. Me miraban con curiosidad, irritación, con sed de información. Me hundí en mi asiento. No quería destacar. No quería que me viesen. No quería ser el sol de los malditos girasoles. 

Saqué mi botella de agua y bebí agobiada para calmar los nervios. Era consciente de que estaba entre la espada y la pared. 

No tenía escapatoria. 


Ἀπόλλων Ω ᴀᴘᴏʟᴏ

Evidentemente, sabía que iba a estar allí. Soy el dios de los oráculos, puedo anticiparme a los acontecimientos antes de que ocurran. No siempre y no dispongo del mismo tiempo unas veces que otras. A veces es un segundo, tiempo que no te sirve para esquivar esa montaña con el carro por lo que, UPS, ahora tienes una meseta desértica. Otras veces son eones o cientos de años. A veces son como sueños y no estás seguro de que haya ocurrido. 

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⏰ Última actualización: Oct 22, 2023 ⏰

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Eʟ ʟᴜᴄᴇʀᴏ ᴅᴇʟ ᴀʟʙᴀ | 𝑨𝒑𝒐𝒍𝒐 (𝑳𝒆𝒔𝒕𝒆𝒓 𝑷𝒂𝒑𝒂𝒅𝒐𝒑𝒐𝒖𝒍𝒐𝒔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora