Capitulo Siete.

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Voten y Comenten si no lo han hecho antes, por favor. 

Natasha.

Cuando el despertador comenzó a sonar y los rayos del sol que entraban por la ventana de la habitación iluminaron mi cara, me di cuenta de que aquél no iba a ser un buen día para mí. Estaba muerta de cansancio. Estiré una mano y apagué el despertador, el sonido de este hacía que me retumbara la cabeza. Me incorporé en la cama, con los ojos entrecerrados por la tenue luz del día que se filtraba en la habitación por las ventanas. No tenía los ánimos suficientes para salir de la cama. La noche anterior había sido demasiado pesada. Con aquellos pedidos y la tensión del asunto del mensaje. El inspector Coleman me había dicho que todavía no tenían las fuentes de donde había sido enviado el mensaje, pero que seguiría buscándolas. Por lo tanto no tenía celular, nada de comunicación por un tiempo. El sonido de movimientos en la cocina llamó mi atención. Seguramente Jane ya se había levantado. Miré la hora en el despertador, 7:06 A.M. Estupendo, al menos no era demasiado tarde. Me incorporé y fui directo a la ducha. Eso era lo que necesitaba.



El campus rebosaba de estudiantes que iban de un lado a otro, cuándo Jane y yo nos bajamos del auto en el estacionamiento. Tal vez por esa razón no me gustaba llegar tan temprano a clase. El día era perfecto: no hacía calor ni frío, la brisa que soplaba era calidad y tenía un aroma terroso. Mi atuendo de aquel día consistía en unos jeans claros, una blusa turquesa con encaje y unas zapatillas. Caminaba con pasos lentos y pesados hacia la entrada del edificio, mientras que Jane casi volaba hacia su clase, tenía que detenerse a mirar atrás para asegurarse de que yo todavía le seguía el paso.

– Vamos, Nat, caminas como anciano. –Se quejó,  alejada unos metros de mí.

Fruncí el ceño.

– Oye, disculpa, pero creo que la del empleo aquí soy yo y es aun más agotador tener que escucharte gritar.

La mirada de Jane viajó hacia atrás de mi hombro y una sonrisa se formó en sus labios. Unas manos cayeron sobre mis ojos, cubriendo mi visión. Pero por supuesto que sabía de quien se trataba.

– Connor, tus manos apestan a tabaco, ¿podrías quitarlas de mi rostro? –Dije arrugando la nariz ante el fuerte olor que llegaba. Por supuesto que sabía que cada mañana Connor fumaba antes de entrar a la universidad, sin falta.

Connor era mi mejor amigo, al igual que Jane. y por así decirlo, era de los chicos que no faltaban a cualquier fiesta o reunión que se hiciera en la universidad, y sin olvidar mencionarlo, también era el capitán del quipo de natación de la universidad, así que por supuesto que  tenía chicas de vez en cuando alrededor suyo.

Resopló y quitó sus grandes manos de mis ojos, para después darme un beso en la mejilla. Cuando pude enfocar todo con claridad otra vez noté que Jane estaba a mi lado.

– Estuviste desaparecido estos días, ¿Cuáles fueron tus ligues de la semana? ¿He?–Preguntó Jane divertida, dándole un codazo a Connor en el costado.

Connor soltó una risa falsa y miró a Jane con un brillo juguetón en los ojos.

– En realidad… estuve en la casa de Utah con mis padres durante el fin de semana, pero eso no significa que no haya tenido nada de diversión.

Rodé los ojos y miré el reloj que tenía en la muñeca mientras escuchaba que Jane y Connor empezaban a discutir sobre algo referente al clima del estado de  Utah.  Sí no llevaba el celular encima al menos tendría que llevar algo para saber la hora. Faltaban cinco minutos para que empezara la clase de biología.

–… así que el clima es mejor en Utah que aquí –repuso Connor, dándole un golpecito con el dedo anular en la frente a Jane y sonriendo.

– Mi trasero es mejor que Utah y tú juntos –Dijo Jane exasperada, y le dio la espalda a Connor para mirarme a mí. – ¿Nos vamos a nuestras clases?

Así solían llevarse, así que no me preocupaba y cuando estaba punto de asentir y despedirme de Connor, este me interrumpió.

– Dejando todo esto de lado, ¿Escucharon de la fiesta que habrá hoy en el Rich Burner? El antro… se pondrá de locos, tenemos que ir. –exclamó Connor con un brillo en los ojos.

– ¡Por supuesto! –Intervino Jane en seguida, olvidando la pequeña discusión que había tenido con Connor –Nat necesita distraerse algo…

– No pienso ir a una fiesta de un club, ni lo sueñes, Jane. –La interrumpí. Pensar en salir de fiesta no me atraía nada, estaba cansada y sabía muy claramente que sí salía fuera del departamento a esa hora me pondría paranoica.

La sonrisa de Jane no se borró, tenía una expresión decidida. Pensaba que iba a terminar convenciéndome pero yo ya estaba decidida.

– Vamos, Nat. No puedo recibir un no como respuesta, se que todavía estás asustada, pero no puedes vivir encerrada para siempre.

– Tengo turno de noche, Jane, no iré a la fiesta.

Connor intervino al ver que las cosas se estaban poniendo tensas.

– Vamos, Natasha ¿En donde está la chica que siempre daba un sí como respuesta a todo?

– Esa chica ya no existe. –Dije, mirando a ninguna parte en concreto. La figura del hombre sangrando en el callejón vino a mi mente. Sacudí la cabeza para alejar toda clase de recuerdos.

En ese momento sonó el timbre, para indicar que empezaban las clases y con eso, la clase del aburrido maestro Shepard.

Connor comenzó a caminar apresuradamente hacia la entrada, y nos miró mientras lo hacía.

– Es hoy en la noche después de las diez… espero verlas, chicas. –Dijo por último, después nos guiñó un ojo y se giró para subir los escalones y dirigirse al pasillo principal.

Jane y yo nos miramos y lo imitamos. Sabía que por el momento Jane no  tocaría el tema de la fiesta, para idear algo y en cualquier momento soltarme una bomba y hacerme ir con ella. Pero ya nada me podía hacer cambiar de opinión, estaba claro que no iría ni aunque me pagaran cien mil dólares.

Caminamos hacia nuestras clases y cuando estuve en la entrada del aula de Biología, suspiré. Shepard era conocido aquí como El Grinch, y no era exactamente por su gran espíritu a la navidad.



Obsesión Irresistible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora