🥀 🅁 🥀

540 70 14
                                    

.– Vaya cobardes, se meten con niños menores que ellos, no merecen estar en ese infierno.

R

– Un chico de lentes ojos rubí y cabello azabache con puntas moradas seguía en esa habitación pequeña sin poder salir, busco varias formas pero ninguna dio resultado.

Se resigno quedó ahí hasta que el conserje de la institución lo saque de ahí, tardaría horas en aparecer dichoso conserje, apoyo su espalda en la puerta y fue deslizandoae hasta llegar al suelo, abrazo sus rodillas y empezó a sacar esas finas lágrimas que había aguantado durando muchos años.

Pasarom los minutos y nadie parecía pasar por ahí para poder sacarlo, con el paso de los minutos el de ojos rubí fue cerrando sus ojos hasta quedar dormido, hasta que de pronto escucho como la manija de la puerta estaba siendo girada haciéndolo despertar, intento pararse para no caer de espaldas pero fue inútil, la puerta se había abierto haciendo que quedara en el piso tirado.

— ¡Ay lo siento! .– Se disculpo un chico de cabello castaño y ojos ámbar.

— Creí que estabas de pie .– Dijo el mismo chico, estirando su brazo para darle la mano y así ayudarlo a levantarse.

— No te preocupes, tu .– Se detuvo al procesar las palabras del castaño quien solo al verlo cara a cara tenía una sonrisa amable.

— ¿Sabías que estaba adentro? .– Pregunto alejando su mano del castaño con un poco de desconfianza.

— Eh, si, escuché sollozos e intenté buscarlos pero me tarde unos minutos .– Dijo con algo de pena.– Debes ser Mayo,¿Cierto? .– El pelinegro se sorprendió, nadie le tomaba en cuenta, ¿Cómo era que ese chico sabía su nombre?

El ojo rubí se quedó estático procesando lo que estaba ocurriendo, mientras que el castaño río y se agachó a la altura del Pelinegro.

— Tranquilo, estás a salvo .– Dijo en un tono dulce y compresible haciendo que el menor se sintiera extrañamente seguro.

Pero, después de horas de platicar, el menor se quedó dormido de nuevo y al despertar el chico de ojos ámbar no estaba a su lado.

• • •

Pasaron los días, los golpes e insultos seguían siendo un problema para el de ojos rubí.
Pero cada que iba al gimnasio se encerraba en el cuarto de servicio esperando a que aquel chico de ojos ámbar volviera, puesto a que ese chico le había dado algunas instrucciones antes de quedarse dormido, si quería volver a verlo debía entrar a ese lugar y esperar.

Ese chico de ojos ámbar, cumplía con verlo ahí todos los días sin falta, hasta que llegó un punto en el que el menor estaba harto de solo verlo los recesos.

— May ¿Realmente quieres que esté contigo? .– Pregunto el castaño, el Pelinegro asintió con la mirada baja, el de ojos ámbar dio un suspiro y sonrió con algo de tristeza.

— ¿Sabes que? .– Dijo captando la atención del menor.– Voy a llevarte a la isla de Perdidos y Solitarios.– Dijo con calma y mirando al frente con una sonrisa, mientras que el menor lo miraba atento.

— ¿Que? ¿Cómo? .– Pregunto un poco curioso, el mayor cerró los ojos y suspiro. Miro a su amigo sin quitar esa sonrisa.

— Vamos, No tengas miedo .– Tomo el hombro del azabache y sonrió.– Seremos una gran familia.

— ¿Familia? .– Dijo confundido.

— Si, De bichos Raros .– Pauso unos segundos y siguió.– Como Tú y Como Yo.

– Dijo de la manera más dulce posible, el de ojos rubí Sonrió, y cerró los ojos por última vez.

× M ×

— Ꮙ

•••

De nuevo en ese sitio oscuro y reducido, estaba un poco harto de ese lugar pero ¿Que más daba? Si se atrevía a enfrentarlos terminaría con aún más moretones en su cuerpo por los golpes.

Decidió descansar un poco de todo el mundo, dio un suspiro y cerró los ojos para así quedarse profundamente dormido. Escucho como el casillero se abría, eso fue lo que le hizo despertar, seguro era el dueño del casillero, espero a que abriera, diera el típico grito de susto al verlo ahí y ya de las dos reacciones que había experimentado.

La primera una molesta y el típico regaño y la segunda y muy poca común, preocupación y un "¿Cómo llegaste aquí?".

Se sorprendió al escuchar una risa muy leve, alzó la mirada encontrándose con un peliazul.

— Sal ya, no debes estar mucho tiempo encerrado .– Dijo en tono suave y relajado, el albino dio un suspiro y salió, al parecer el dueño del casillero no era malo.

— Lo siento, me metieron sin saber que era tu taquilla .– Dijo en voz baja y decaída, el chico ladeó la cabeza y río haciendo que el albino lo mirara.

— No es mi casillero pollito .– Dijo entre risas, el albino lo miro confundido, si no era su casillero ¿Cómo sabía la clave de este?

Estaba por preguntar pero el peliazul lo interrumpió poniendo su grado al rededor de su cuello.

— Y eso es lo de menos, ven, dime quién te hizo esto .– Comenzó a caminar obligando al albino a ir con el.

Tenía algo de miedo pero a la vez se sentía seguro con ese chico, se preguntaba cómo sabía lo que iba a decirle pero lo dejo pasar como si fuera lo más normal del mundo.

Ambos se encontraban en el patio trasero del mismo colegio, había un gran árbol de manzanas el cual nada una sombra perfecta para estar y pasar el tiempo, ambos platicaban de cosas sin sentido como si se conocieran de toda la vida.

— Rius .– Llamo al albino, este volteo y lo miro con algo de confusión, jamás le había dicho su nombre.

— Ya es hora de irme, pero si quieres que vuelva mañana, espérame aquí ¿De acuerdo? .– Miro al albino quien había quitado su sonrisa, asintió y puso su cabeza el el hombro de chico.

Cerró los ojos y volvió a dormir.

• • •

El albino nunca se canso de ir a ese gran manzano, no encontraba explicación alguna sobre ese chico de cabello azul, pero le importaba en lo más mínimo, al estar en ese manzano se sentaba en el suelo y esperaba como el mayor le había dicho, ese mismo chico cumplía con verlo ahí todos los días de su vida.

Un día esos mismos chicos se encontraban hablando de una simple cosa, acoso. El tema en el que el albino era experto.

Sin embargo el mayor se había hartado de todo lo que le decía ese chico de ojos bicolor, le daba rabia el el escuchar lo que le hacían y no poder hacer nada.

— Detente un segundo ¿Si? .– Dijo el de cabello azul, el albino lo miro y bajo la mirada, noto la molestia del mayor.

— Se lo que te hacen y quiero ayudarte pero no puedo amenos que tú quieras salir de ese infierno .– Captó la mirada del peli blanco, el mayor suspiro y sonrió al captar la atención del menor.– Escucha, Conozco un lugar donde los Perdidos y Rotos viven como Reyes y Reinas de la tragedia.

– El albino ladeó la cabeza en señal de curiosidad y duda.

— Solo Raros .– Dijo sonriente.– Como Tú y como Yo

– El albino sonrió y asintió a una pregunta inexistente, abrazo al peliazul quien correspondió y lo acomodo de forma en la que pueda dormir.

— Somos los Raros...

× R ×

— Ͳ

⇝ҒᎡᎬᎪᏦՏ ♪ [#CᴏMPᴀS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora