Omae wa

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-Te he encontrado -dijo él, y entró y cerró la cortina detrás de si.

Tú te quedaste helada, y aunque esta vez no lo estabas, te sentiste desnuda. Intentaste hablar pero te salió un balbuceo ininteligible. Él se quedó quieto mirándote mientras sonreía.

-Qué cojones -acertaste a decir.

Él rio con ganas, llevándose una mano a su torso fortachudo. En la otra mano sostenía un croptop lila, una falda a cuadros y una diadema multicolor. Dejó todo en el diminuto taburete que había a su izquierda y volvió a mirarte, esta vez con el semblante serio.

-Lo siento si te he asustado. Solo quería hablar contigo. No he podido dejar de pensar en lo de ayer.

Tragaste saliva y te retorciste las manos detrás de la espalda para disimular tus nervios. Lo que te acababa de decir... Podía significarlo todo... o nada.

-Ni yo... Pero, ¿por qué? -preguntaste sin estar segura de querer saber la respuesta-. Yo no esperaba conocerte nunca y ahora estoy hablando aquí contigo... Pero, ¿tú? ¿Qué soy yo para ti? No soy nadie -dijiste bajando la cabeza.

Él se adelantó un paso, por lo que quedasteis a escasos centímetros, teniendo en cuenta las dimensiones del cambiador.

-Eh... -susurró suavemente-, tranquila, no soy un acosador -dijo, y rio un poco-. La verdad, ni yo sé qué me pasa desde la tarde de ayer. Solo sé que sentía unas ganas increíbles de hablar más contigo, de conocerte... -te tomó de la barbilla suavemente, para obligarte a mirar sus ojos, que te desarmaron al instante.

Esta vez sí que no sabías qué hacer, o qué decir. ¿Realmente había algo que pudieras decir? Solo esperaste, dejaste el tiempo pasar. La distancia entre vuestros rostros no era grande, pero tampoco se redujo, aunque la sensación era otra; daba la impresión de que su rostro se acercase sin cesar al tuyo, aunque sin alcanzarte nunca...

Él inspiró, quizás para decirte algo, quizás para comenzar a reducir la distancia entre ambos... El corazón llevaba un minuto retumbándote con fuerza en el pecho, ahogando cualquier otro sonido. Nunca sabrías la intención de él en aquel momento, porque justo entonces una melodía sonó. Era el Waka Waka, y provenía de su teléfono móvil.

Él te miró como disculpándose y atendió la llamada, saliendo del vestidor. Te quedaste unos instantes en el mismo sitio, sin moverte. Después te tapaste las manos con la cara y fuiste consciente del rubor de tus mejillas, del calor que desprendían. Era imposible que él no lo hubiera visto. Dejaste de oír su voz así que supusiste que se habría alejado para tener privacidad. Esperaste unos minutos, en los que aprovechaste para calmarte de nuevo, y luego saliste de aquel pequeño y angustioso espacio.

Él no se encontraba en el pasillo, así que dejaste las prendas en el mostrador de los cambiadores (donde también estaban las que él había llevado antes) y saliste a la tienda. Tras un rato buscando sin éxito su pelo rebelde y sedoso entre la multitud, saliste de la tienda. La calle estaba bastante despejada, pero por más que oteaste, no alcanzaste a encontrarle. Se había marchado.

Abduzcan - Fanfic AuronplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora