Wismichu

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La concentración de coches en aquella zona de la ciudad iba en aumento, y con ella el olor a gasolina, que te llegaba por oleadas. No iba a resultar un día especialmente bueno, pensaste mientras mirabas el cielo de tono azul grisáceo. Te encaminaste hacia tu destino, en el que habías quedado con alguien para hacer el intercambio. Intentaste con escaso éxito apartar a Raúl de tu mente, y anduviste por diferentes calles y avenidas hasta llegar al lugar estipulado.

Miraste tu reloj de muñeca, que marcaba diez minutos antes de las diez, por lo que habías llegado con tiempo, a pesar de lo sucedido. Sonreíste inconscientemente al recordar su mano acariciando tu rostro, y sus ojos mirando tus labios... Sacudiste la cabeza; lo que tenías entre manos era importante y delicado. Entraste al local, sin esperar a nadie aún, pero allí estaba. No sabías quién iba a ser la otra persona, pero te sorprendiste gratamente al verla.

Se trataba de una joven, rubia y de ojos azules. Sus rasgos eran suaves, y su rostro tenía una perpetua y sutil sonrisa irónica. Era realmente hermosa, y parecía -ojalá fuera- una persona amable.

Te acercaste con paso vacilante, esperando no haberte equivocado, pero no, ella estaba sentada en la mesa acordada. Miraba por el gran ventanal a su derecha, buscándote a ti, o quizás divagando en sus propios pensamientos. En el último momento, antes de que la alcanzaras, se giró y te vio. Te obligaste a seguir caminando, pensando en que era incluso más guapa de cerca, mientras ella ensanchaba su sonrisa y se levantaba para saludarte.

-Hola -dijo con una voz suave y agradable- soy Sara -se presentó, y te tendió una mano.

Te presentaste y le diste la mano. Esperaste que tu cara también mostrase una expresión agradable, aunque tu maldita timidez hacía que fuera difícil controlar tus emociones y cómo las expresabas.

-¿Lo tienes? -preguntó ella sin abandonar la sonrisa amable.

-Lo tengo -respondiste, te quitaste la mochila de la espalda y la dejaste sobre la pequeña mesa de bar.

Ella asintió con la cabeza y se llevó una mano entre las solapas de su chaqueta, para sacar un sobre, que dejó sobre la mesa, y que empujó hacia ti.

-Déjame que mire antes -dijo, y agarró la mochila para abrirla. Observó su interior durante unos instantes y asintiendo de nuevo, la cerró-. Está bien, es tuyo -dijo señalando el sobre-. Un placer hacer negocios contigo.

Recogiste el sobre de la mesa y lo guardaste en el interior de tu ropa. Ella se levantó y te tendió la mano de nuevo. Cuando se la estrechaste, ella tiró de ti y te acercó para darte un abrazo. Como no te lo esperabas no lo correspondiste, pero no podías dejar de pensar en su cuerpo pegado al tuyo, el calor y el dulce perfume que despedía... y su mano en... ¿tu bolsillo?

Saliste del establecimiento con paso rápido, y dejaste atrás todas las calles que lo separaban de tu hotel. Ya en tu habitación, tumbada en la cama, te llevaste la mano al bolsillo y notaste un papel. Lo sacaste y lo miraste unos instantes; doblado como estaba no podías saber que era. Suspiraste y lo abriste.

Era un número de teléfono.

Abduzcan - Fanfic AuronplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora