| Blanco |

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—Puedes retirarte, Miyamoto— aviso su superior—

—¿No puedo hacer trabajo extra?

— Últimamente las estadísticas están bajando ligeramente, no hay necesidad Miyamoto— confirmo, viendo a demás trabajadores que también pensaban quedarse tiempo extra—

—Con permiso— se despidió entonces, ordenando las cosas en su maletín y saco en brazo, hizo respectiva reverencia, saliendo del edificio—

Entrando a su auto, manejando entre un apenas notable tráfico, gozaba de la brisa fresca, que se filtraba de la ventana, moviendo ligeramente sus largos cabellos azabaches, escuchando melodías de su celular, su mente se resetea y empieza unos momentos de preguntas, dudas o cosas que hizo...

¿Cuantas veces volvió con Thresh? Una pregunta aleatoria, se deposita entonces en su mente, haciendo un recuento, fueron tantas que no puede poner una cifra exacta, siempre después de una infidelidad, violencia o de la crueldad que imponía, se iba de la mansión, incapaz de poder durar más de una semana, sin estar en sus brazos, en su prisión, como si fuera una mala pesadilla, regresando apenas el sol lo envolvía, llenándole de mimos, sonriéndole y dedicándole el tiempo entero, hasta que se asegura que volvía a confiar plenamente

—¿Thresh?— pensando que un ameno día de trabajo terminaría como cualquiera, arruinado al tener su presencia, su voz sale cones genuino miedo, dudando entre la cobardía y el valor, está ahí, no podía ser una ilusión, frente a la puerta de su departamento, donde ya los rayos del sol no pueden llegar y esos ojos morados resaltan ante todo el sólido color— ¿Que haces aquí?— es incoherente preguntar, cuando sabe la respuesta, por ende retrocede dos pasos más, 3 en total, aguardando algo peligroso—

—Solo quiero hablar, Yone— su voz no sale dulce, tampoco molesta, ambigua, sin nada que destacar, por primera vez no distingue la actitud que tiene Thresh en ese momento y eso es lo que lo mantiene con la guardia alta— Porfavor— la mirada decae, ofreciendo su mano, enserio quería ¿hablar? No, Thresh siempre llevaba una mentira consigo, siempre, esta vez no sería diferente— Yone...

—Thresh vete de aquí, ahora— pero había recobrado consciencia— no hagas que llame a los de seguridad— el valor llenaba las palabras, apoyándolo en seguir adelante, caminando hasta unos escasos metros con intenciones de llegar a la puerta, encerrarse y estar seguro nuevamente—

Y para su sorpresa, Thresh no se lo negó, se hizo a un lado con la mirada baja, como un animalito abandonado en busca de hogar, mirándolo fijamente, recordaba que ambos en sus peleas, casi ni uno cedía ante el otro, las miradas se mantenían retadoras, podían estar cara a cara, los ojos sin parpadear, al menos hasta que Thresh se harta

—Al menos podrías aceptar mis disculpas— mencionó antes que cerrará completamente la puerta, en respuesta Yone frunció el ceño, no le gustaba para nada la idea de reconciliarse— un día hablar y aclararlo, Yone...— tímidamente sus mejillas se tiñen de carmín, llevándolo a un trance, donde toma su mano libre y la cubre con las suyas, semejante a un galante caballero—

—Jamás— no alza la voz, solo le habla un poco más sereno, saliendo de su agarre, quería que entendiera, que esto ya no funcionaría, no iba a repetir el mismo error y si tal vez, solo tal vez, fuera a darle una oportunidad como amistad, no sería ahora—

Esa sería la primera, de las otras 5 ocasiones en que Thresh fue a buscarlo,  trayendo de paso regalos, que aún siguen tirados en una esquina de la sala, Yone lo ignora como puede, olvida el asunto, al menos un tanto cuando sale con sus amigos, trabajando de amanecida unas contadas veces o... Hablando con Lillia

Pasaron meses desde esa reunión con Nami, que de todos las personas que tuvo una pizca de conversación, ella sería alguien que no olvidó para nada, tomándola en cuenta cuando estaba descansando, recibió un mensaje desconocido, pensando que se trataría de Thresh, tomo su celular para bloquearlo, haciéndolo en modo automático, pues se estaba quedando dormido con una película que puso en Netflix, horas después, eso de las 7 o 8 de la noche, decidió borrar número y todo, pero grande fue su sorpresa al percatarse quien realmente había escrito, llamándola casi de inmediato, pidiendo disculpas por ser tan grosero, escuchando la leve voz de la chica, ya que se estaba aguantando las ganas de llorar, entre sollozos diciendo que su amiga había sido muy irrespetuosa (Nami le había dado su número, pero hasta entonces no se atrevía a mandar mensaje, Neeko vio de buena forma ella hacer el trabajo, mientras Lillia iba a hacer las compras semanales, quedando muy indignada por el bloqueo y diciéndole la mala noticia, la autoestima de la pobre Lillia, decayó hasta lo más al fondo)

Fue algo estúpido el inicio de su amistad, pues ni uno quería dar paso y si no era por Neeko, ellos ni se molestan en tomar la llamada o mensaje

En mucho tiempo, Yone nunca se había sentido tan cómodo hablando con alguien que no fuera Yi, podía escuchar por horas la risueña y tímida voz de Lillia, contando una que otra anécdota o como le había ido en el trabajo, fueron días buenos en todo sentido de la palabra, quitando por supuesto, hecho que Thresh aún quería hablar

—¿Lillia? ¿Te pasó algo?— hoy era día libre, Yone sabía que la joven estaba en horas de trabajo, pero su celular sonando con el nombre de ella recalcando en pantalla lo hizo preocuparse, temiendo lo peor, tal vez muchos quieran trabajar para las c...

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—¿Lillia? ¿Te pasó algo?— hoy era día libre, Yone sabía que la joven estaba en horas de trabajo, pero su celular sonando con el nombre de ella recalcando en pantalla lo hizo preocuparse, temiendo lo peor, tal vez muchos quieran trabajar para las compañías que Thresh guiaba, pero esa gente no era más que demonios salidos del infierno o bueno, la mayoría—

—¿Yone?— una voz fantasmal le respondió, podía reconocerla—

—¿Que haces con el celular de Lillia, Kalista?— ok, eso le bastaba para arriesgarse a ir a la empresa— ¿Que le han hecho?

—Creo que vino enferma, también por la caída que sufrió, tal vez... No lo sé, pero se encuentra algo mal— su poco interés en la chica se notaba a kilómetros— Elise estalló en cólera porque estaba volviendo "obsoleta" y más su despiste termino en esto, Thresh no vino, tiene suerte, ¿sabes?— resumió, limpiando un poco el rostro de la mencionada, que estaba sentada en el lavabo del baño de chicas—

—Voy para allá de inmediato— si estar en la empresa era ya un riesgo, estar en manos de la desinteresada y olvidadiza de Kalista, lo hacía peor, tomando el primer taxi que se le cruzo, esperaba que nada le pasará a la chica—

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⏰ Última actualización: Aug 04, 2022 ⏰

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