[RE EDITANDO]
Esta historia comparte el mismo universo que ☆𝑬𝒏𝒄𝒂𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒑𝒓𝒐𝒉𝒊𝒃𝒊𝒅𝒐𝒔☆ por si les interesa leerla.
⚠️ADVERTENCIAS⚠️
Contenıdo +18
▪︎Hαbrά mucho sexo entre los protαgonıstαs ч demάs personαjes.
▪︎Se αbordαrάn temαs...
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Mis manos sudan y tiemblan, trato de mantener la calma. Lo que menos quiero es hacer un espectáculo delante de mis nuevos compañeros de trabajo. Trato de mantener a raya mis crisis de ansiedad, pero es imposible, desde que terminé mi relación con Nathan mi salud mental ha empeorado, recibo múltiples amenazas de su parte y por ello, he tenido que mudarme de ciudad y pedir un traslado en el trabajo.
Respiro profundamente e intento apartar de mi mente el último mensaje que acabo de leer.
"DISFRUTA EL POCO TIEMPO QUE TE QUEDA, PERRA''
—¿Todo bien?— me pregunta Eren, tomándome de la mano. Exhalo el aire de mis pulmones y levanto la mirada hacia él.
—Sí, todo bien— me esfuerzo por sonreír, pero me siento tan vulnerable ahora.
—Dame tu móvil un momento— extiende la mano y me quita el celular. Sé que lo ha visto, lo sé por la manera en que ha fruncido el ceño.
De inmediato, saca su móvil para hacer una llamada. Habla con el Comisario Smith y le da los detalles del remitente.
—No va a hacerte daño, ¿de acuerdo?— sujeta mi rostro con suavidad.
—De acuerdo... Eren, por favor, no le digas a nadie— En realidad estoy asustada, Nathan Miller es una de las mentes más brillantes que he conocido. Durante un año ha logrado evadir a la Policía sin ningún esfuerzo y temo de lo que es capaz de hacer.
—No te preocupes, no le diré a nadie más— Mis manos tiemblan, pero acepto sus palabras con calma. Me relajo un poco y me dejo acariciar la mejilla por él.
Veo hacia el edificio por un segundo. ~Departamento Policial de Nueva York~ Saco valor de lo más profundo de mi alma y abro la puerta del auto para bajar.
—Vamos, no te voy a dejar sola— Mi expresión se suaviza al escuchar a Eren —. No te preocupes, yo estoy aquí... justo a tu lado- concluyó depositando un beso en mi frente.
Recorrimos un par de pasillos hasta llegar a recepción, le mostramos nuestras identificaciones a la recepcionista y esta nos indicó dónde se encontraba la oficina del comandante en jefe.
Al tocar la puerta, mi amigo Armin abrió. Estaba charlando con el Comisario Erwin Smith mientras degustaban de una taza de café.
—¡Buenos días, Agente Jaeger y Agente Campbell!— exclamó Smith ofreciéndonos la mano -. Ya estamos rastreando la ubicación del remitente. No te preocupes, Helena, muy pronto Miller estará tras las rejas.