Se sentía aturdido.
Escuchaba las voces de personas a su alrededor, pero las de su cabeza habían desaparecido sin dejar rastro. Solo quedaban sus confusos pensamientos mientras trataba de abrir los ojos.
—¿Te encuentras bien? —Byakuran abrió los ojos de golpe al escuchar esa voz.
Pero tuvo que cerrarlos de nuevo al verse cegado por las luces de la estancia, así que esta vez se tomó un tiempo para acostumbrarse a la iluminación, al abrirlos de nuevo, lo vio extendiéndole un vaso de agua con una expresión entre preocupada y apenada.
—Me alegra que despiertes. No esperaba conocerte porque te asentará mal la bebida. —Bromeó tratando de aligerar el ambiente.
Incrédulo, Byakuran lo analizó por unos momentos, su cabello castaño permanecía igual de rebelde a pesar de estar en una gala, aunque vestía un traje de alta calidad no llevaba ningún accesorio llamativo o presuntuoso como la mayoría de los presentes, mostrando así tanto elegancia como sencillez, su piel lucía saludable y su tono caramelo era decorado por un leve sonrojo en su rostro, y sus ojos chocolate no dejaban de mirarlo mientras un aroma a canela lo rodeaba de forma tranquilizadora.
—¿¡Estás bien!? —Preguntó Tsuna al ver que Byakuran se encorvaba en el sofá y apoyaba la frente en su mano, cubriendo así su expresión.
—Perdón por preocuparte, es solo que... —Sintió un nudo en su garganta, pero lo tragó y continuó—. Tuve una pesadilla algo cruda... —No miró la reacción del castaño y se rió de forma amarga. —Debe parecerte un chiste que un capo cómo yo le tema a una pesadilla.
—No realmente. —Le dijo mientras tomaba asiento a su lado y dejaba el vaso en la mesa frente a él—. Yo también le temo a algunos sueños.
—¿Ah sí? ¿Puedo saber que sueños asustan al gran Décimo Vongola? —Le preguntó dejando de tapar su rostro para mirarlo, el cansancio era evidente en los ojos caídos y ojerosos que acompañaban a su sonrisa cansada.
—Puedes solo decirme Tsuna, no somos desconocidos después de todo. —Le dijo mientras liberaba unas pocas feromonas para remarcar su conexión, cosa que hizo aullar al debilitado alfa de Byakuran—. Y sobre mis miedos... Digamos que llevo un tiempo soñando con el mayor fallo de mi vida.
Byakuran se sorprendió al ver la tristeza y la culpa en los ojos de Tsuna, y por un instante, recordó su mirada mientras se desangraba en sus brazos.
Cubrió su boca por las náuseas que le provocó ese recuerdo.
¿Por qué mis emociones están tan estables que puedo sentir la culpa por haberlo matado en otro mundo?
Salió de sus pensamientos al sentir unas leves caricias en su espalda, era Tsuna que trataba de reconfortarlo al ver cómo temblaba y se ponía aún más pálido.
—¿Cómo lo haces?
—¿El qué?
—Soportar tu pasado sin sucumbir a la locura.
Necesitaba respuestas, pero se sorprendió al sentir cómo Tsuna sujetaba sus hombros y lo jalaba para que quedara recostado sobre su regazo.
—Porque te fallaría de nuevo si no soy fuerte.
Byakuran sintió que todos los músculos de su cuerpo se tensaban y su mente se quedaba en blanco.
De repente todas las personas en el salón de fiestas comenzaron a desvanecerse junto con la estructura hasta que solo quedaron ellos dos y el sofá en un espacio completamente blanco.
—¿Tsu... Chan? —El aludido sonrió de forma melancólica y acarició la mejilla de Byakuran para limpiar sus lágrimas.
—Te extrañé Byakuran... —Le dijo con total sinceridad.
El albino de inmediato se incorporó en el sofá y lo abrazó con desesperación.
—¡¡Lo siento!! ¡¡Lo siento tanto!!
—No tienes que disculparte, yo también te fallé. No pude encontrar una forma de salvarte en nuestro tiempo. —Le dijo sintiendo un nudo en su garganta.
Byakuran se separó ligeramente para observarlo confundido.
—¿Nuestro tiempo? Tsu-chan, ¿Qué...?
Tsuna lo besó antes de que completará su pregunta, provocando que su cerebro se desconectara dando paso a su alfa. Sujetó a Tsuna de la cintura con una mano y juntó sus cuerpos lo más que pudo mientras saboreaba sus labios y lo sostenía por la nuca con su otra mano para profundizar el beso.
Al separarse, Byakuran estaba hipnotizado con los ojos de su omega.
—No podía salvarte en nuestro tiempo... —Comenzó Tsuna de forma amarga, sacando al albino del trance—. La única forma de parar tu omnipresencia, era acabar con tu vida.
—Tsu-chan... No me digas que tú... —Horrorizado, Byakuran no pudo terminar la frase.
—No iba a dejarte solo. Por eso decidí irme antes y esperarte. —Confezó con una sonrisa culpable.
Byakuran perdió toda la fuerza de sus piernas al escuchar esto y cayó arrodillado, llevándose consigo a Tsuna que lo sostuvo mientras comenzaba a llorar.
—No debiste... —Habló Byakuran entre sollozos—. Tú tenías... Gente importante que te... Esperaba.
—Y esta fue la mejor forma de salvarlos. Byakuran... —Acunó su rostro entre sus manos y sonrió con calidez mientras lo miraba a los ojos—. Todos están a salvo ahora, tú ya no sufres por tus poderes, ni sufrirás de nuevo, y finalmente estamos juntos. No tengo ningún arrepentimiento, así que sonríe. Tenemos mucho tiempo juntos por delante, y quiero ver la sonrisa del hombre que amo.
Al escuchar esto Byakuran sintió que la carga en sus hombros se aligeraba un poco, nada borraría sus pecados, pero él era egoísta, y quería ser feliz aún si era en el limbo.
Por eso sonrió entre lágrimas y volvió a abrazar a Tsuna, que derramó a su vez unas pocas lágrimas de alegría al tener a su alfa una vez más.
Tal vez la vida no les sonrió, pero ellos harían de la muerte su segunda oportunidad mientras velaban por aquellos a los que dejaron atrás.
Fin
Yo: He aquí el especial que había prometido✧◝(⁰▿⁰)◜✧.
Kikyo: Byakuran-sama... ¡Me alegra tanto que al fin pueda ser feliz! —Exclamó mientras lloraba a mares.
Yo: Se preguntarán qué hace Kikyo en la nota(;^ω^). Pues lo rescaté de las manos de Lussuria para que me acompañara en lo que Verde y Reborn se matan el uno al otro<( ̄︶ ̄)>.
Kikyo: Todavía no sé cómo están casados...
Yo: Ni yo. Y eso que soy su hija adoptiva :v.
Eeeeeeeeeeen fin.
Los amo a todos(♡ω♡ ) ~♪
Kikyo: Y fueron 953 palabras.
Yo: ...Extraño a Mosca :'(
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Hasta Que Me Aceptes
FanficEn una habitación de la mansión Giglio Nero se podía apreciar a un joven albino que se encontraba llorando en una de las esquinas, todo estaba en completa penumbra hasta que la puerta fue lentamente abierta por una chica de largo cabello verde y ojo...