No me importaban los demás.
Había llegado a un punto en el que solo podía preocuparme por mi mismo y ser egoísta, de lo contrario perdería la poca cordura que me quedaba o algo peor.
Por eso no me sentí culpable al destruir varios mundos ni me importó aniquilar a todo el que se pusiera en mi camino.
Solo quería callar las voces de los mundos paralelos que me atormentaban.
Pero eso fue hasta que te conocí.
Aún cuando usabas neutralizador pude sentir tu aroma y reconocerte, y tú no te quedaste atrás.
Todavía recuerdo el sonrojo que adornó tu rostro cuando me acerqué a ti para ofrecerte una copa en esa fiesta del bajo mundo, ni tú ni yo esperamos conocernos de esa manera.
Por un tiempo mi condición pareció mejorar. Mi alfa estaba tan feliz de haber encontrado a su omega que logró bloquear mis poderes durante un tiempo, mismo en el que nos volvimos más y más cercanos, intercambiando cartas y saliendo a escondidas de nuestros subordinados.
Volvernos pareja fue algo natural, aún cuando decidimos esperar para el lazo por el bien de nuestras famiglias, ninguno dudaba.
Pero mi alfa no pudo mantener sus fuerzas y al cabo de unos meses recaí.
Las voces se escuchaban mucho más fuertes esta vez y sentía que iba a vomitar en cualquier momento.
Entonces los vi.
Mundos donde no me conocías, donde estabas con otro, o en los que simplemente te habías ido.
Estaba desesperado, por eso te cité para contarte mi plan sobre el Trinisette. Te prometí el mundo si así lo querías, pero rechazaste mi oferta al instante, creías firmemente que había otra alternativa.
Pero yo no.
Llevaba demasiado tiempo bajo esa tortura y sentí que me habías traicionado al elegir el bien mayor.
Así que te maté.
—Esto fue tu culpa... ¿Por qué me traicionaste? ¿Por qué me abandonaste?
Fue lo que murmuré mientras me aferraba a tu cuerpo sin vida.
Si obtenía el Trinisette podía resucitarte, pero habías destruido tu anillo y con él el set Vongola completo.
Te perdí por culpa de ese mundo que elegiste proteger, así que decidí destruir aquello que te apartó de mi.
Así empezó la cacería Vongola.
Mientras más importantes eran para ti, más los repudiaba yo.
Pero volviste, y trajiste contigo un set Vongola intacto. Era mi oportunidad de recuperarte, así que no dudé en luchar contra ti.
Pero al final perdí.
Después de traicionar a quienes me juraron lealtad, de matar a la única persona que había amado, de destruir múltiples mundos paralelos.
Después de todo eso... Al fin pude estar en paz.
Las voces se callaron cuando tú, la versión joven de mi pareja me mató.
Entonces recibí mis recuerdos del futuro junto al sello de las llamas de Uni en mis poderes.
Estaba a salvo de la locura, pero no de la culpa.
Poco a poco fuí redimiéndome.
Sanando a tus amigos, luchando por Uni y luego por los demás arcobalenos junto a ti, riendo y pasando el tiempo como si nunca nos hubiéramos matado el uno al otro.
Solo quería una oportunidad de hacerlo bien, de amarte, cuidarte y ser digno de ti.
No quiero enloquecer de nuevo.
No quiero perderte de nuevo.
Quería confesarte todo en tu cumpleaños luego de darte el collar, pero te presentaste antes de que pudiera explicarme y me odiaste.
—Dije que tú decidirás si llevo mi mitad o no, ¿pero sabes? Te amo demasiado como para rendirme contigo aún si me lleva toda la vida obtener tu perdón. —Fue lo que dijo Byakuran entre lágrimas luego de terminar su relato.
Sentado frente a él en el salón de mansión Giglio Nero, Tsunayoshi se mordía el labio y apretaba sus puños mientras temblaba, su flequillo cubría sus ojos al tener su cabeza gacha.
—Gracias por escucharme Tsu-chan, no tienes que responderme ahora ni sentirte presionado. Yo solo...
—¡¡Tú solo deberías callarte!! —Gritó el castaño interrumpiéndolo y abrazándolo—. ¿¡Qué tan tonto eres para callarte todo este tiempo!? ¿¡Por qué te culpas si solo eres otra víctima!? ¿¡Por qué!?... ¿No me dejaste ayudarte ahora que podía?
Byakuran se congeló al escuchar estas palabras y sentir el llanto del menor en su hombro. No sabía cómo reaccionar, pero sí había algo que necesitaba saber.
—Tsu-chan tú... ¿No me odias?
Tsuna se separó para mirarlo a los ojos, mientras que él mantenía su ceño fruncido en frustración Byakuran tenía sus ojos abiertos en completa incredulidad y ambos eran un desastre de lágrimas.
—Si te odiara jamás habría venido aquí, no hubiera echo una alianza contigo en la batalla de los representantes, no habría aceptado tus invitaciones para salir juntos ni me hubiera enamorado de ti antes de saber que eras mi destinado gran idiota. —Logró decirle sin que su voz se quebrara.
Byakuran quiso decir algo, pero Tsuna se lo impidió con un beso. El primero que compartían en esa línea temporal y de un sabor salado por las lágrimas.
Tsuna liberó su aroma para Byakuran mientras trataba de transmitirle todo lo que no podía poner en palabras mediante ese beso. Cuando se separaron, Byakuran escondió su cabeza en el cuello del castaño antes de volver a llorar.
—Gracias... Y perdón... Perdón por fallarte tantas veces... Perdón...
—Shhh. Ya no te pienses en lo que hicieron tus otros yo, se solo tú ahora. Solo nosotros. —Le dijo Tsuna mientras lo arrullaba con ayuda de su omega.
Esta vez, podían hacer las cosas bien.
Fin
Verde: ¿Ya? ¿Tanto drama de Reborn y aquí se acaba?
Yo: Shi(;^ω^). No tengo cabeza ahora mismo para más, pero seguro que de aquí a unos meses saco un extra.
Verde: Bueno... Supongo que entonces ya puedo soltarlo. —Dice y voltea a ver a Reborn que estaba atado a una silla que lo sedaba con llamas de la lluvia.
Yo: ...¿Sabías que fue él quien rompió el prototipo del nuevo armazón de Mosca Verde? —Pregunta inocente.
Verde: Voy a por mí taladro. —Avisa con un aura oscura y la autora sonríe de forma macabra.
Entonces aparece un Mosca Verde Chibi con una pizarra que ponía "912 palabras".
![](https://img.wattpad.com/cover/243802276-288-k468906.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Hasta Que Me Aceptes
FanfictionEn una habitación de la mansión Giglio Nero se podía apreciar a un joven albino que se encontraba llorando en una de las esquinas, todo estaba en completa penumbra hasta que la puerta fue lentamente abierta por una chica de largo cabello verde y ojo...