Latidos

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"Tu secreto está a salvo conmigo"
Esas palabras se seguían repitiendo en la mente de Volkov, y cada vez que su sistema las repetía su corazón latía acelerado... ¿él tenía un corazón? Se preguntó. No, no uno tangible como los humanos, lo más parecido a eso sería su fuente de energía y litium, pero eso no latía, cumplía su función de llevar el líquido vital a cada uno de sus componentes, solo eso, simple ingeniería robótica.
—Tus últimos informes parecen... incompletos. ¿Está todo bien?
Volkov miró al hombre detrás del escritorio, su jefe y creador.
—Han sido casos muy ambiguos, no he podido recolectar mucha más información de ellos.
—¿El teniente Conway te está dando problemas?
—¡No! —Se apresuró a responder y de nuevo sintió que algo en mitad de su pecho golpeteaba con fuerza contra sus demás componentes. —El teniente es un gran investigador, dedicado a su trabajo y muy inteligente.
—Bien. Espero comenzar a ver resultados pronto.
El jefe lo despidió con un movimiento despectivo de su mano. Volkov se puso de pie, dio la vuelta y salió del lugar. Tenía que ser más cuidadoso o todos se darían cuenta de que él como los otros, estaba defectuoso.
—¿Volkov?...
Volkov abrió los ojos de pronto y se encontró con el rostro del teniente Conway a escasos centímetros del suyo, tan cerca que los sensores de su rostro detectaron la calidez de su aliento. Volkov dirigió su mirada a los labios de su compañero y de nuevo tuvo esa sensación de que algo dentro de su pecho palpitaba con rapidez.
—¿A ti qué coño te pasa? —La ceja derecha del teniente se elevó formando un arco perfecto y Volkov pensó que le gustaba ver esa expresión en él y se encontró... ¿deseando? colocar la palma de su mano contra la mejilla de Conway y unir sus labios a los suyos.
—Nada, teniente. —Desvió la mirada a los ojos contrarios y sonrió como estaba programado para hacerlo. —Estaba corriendo un análisis a mi sistema.
—¿Aún crees que estás defectuoso? —El teniente dio un paso atrás y se colocó a su costado izquierdo.
Estaban en un elevador, esperando a llegar a la última escena de un crimen perpetuado por un androide.
—¿Usted no lo cree?  —Curioso por su respuesta giro la cabeza y mirar el perfil del hombre a su lado.
—Nah... —Conway encogió los hombros de forma despreocupada. —Creo que eres diferente, y ser diferente está bien.
"Diferente... como, especial" pensó Volkov y por enésima vez en el día sus componentes fueron golpeados por ese incesante y acelerado latido que provocaba todo tipo de fallos en su sistema.
—¿Vienes o no, princesa?
La ronca voz del teniente lo sacó de su ensoñación y se apresuró a salir del elevador siguiendo los pasos de su compañero. —¿Qué tenemos? —Lo escucho preguntar, tal y como hacía siempre al llegar a la escena de un crimen. Alguien le daría un muy mal informe de los hechos y entonces... —¡Putos incompetentes de mierda! No sirven para nada...
Sin ser consciente de ello Volkov sonreía para sí mismo. Luego de apenas unas semanas trabajando juntos conocía bien al teniente y sus acciones, sus frases, incluso sus gestos.
—¿Has encontrado algo?
Volkov se sobresaltó al escucharlo. Eso era nuevo, normalmente era él quien se le acercaba para informar sobre sus descubrimientos, y ahí estaba de nuevo ese molesto palpitar en su pecho. —La víctima fue estrangulada, no hay huellas en la piel por lo que se puede deducir que lo hizo un robot. —Comenzó a explicarle al teniente.
—O alguien que llevaba puestos guantes. —Refutó el superior.
—Hay restos de vino, juguetes sexuales... y una tarjeta junto al teléfono del club Edén. —Continuó sin tomar en cuenta esa posibilidad.
—Una Trixie. Los empleados dijeron que no vieron salir a nadie.
—Los androides parecen actuar violentos en un momento de estrés intenso. —Mientras hablaba, examinaba la habitación con la mirada. —Pero una vez se les pasa, caen en una especie de terror ante sus actos...
—Sigue aquí... —termino de decir por él el teniente Conway quien de inmediato sacó su arma y ordenó a los otros oficiales abandonar el lugar.
Volkov alcanzó a notar una mancha de sangre azul en la pared, cerca de la ventana que estaba abierta apenas un par de centímetros. Se acercó a esta y con un dedo tomo una muestra que se llevó a la boca. —Androide T-5370 perteneciente al club de compañeros sexuales Edén. —Informó luego de examinar la muestra.
—Eres asqueroso. —Se quejó el teniente al acercarse a la ventana. —¿Por dónde crees que se...
El teniente no pudo terminar de hablar. En cuestión de segundos la Trixie salió de uno de los armarios y arremetió contra el cuerpo de Volkov que no estaba preparado para el ataque por lo que no pudo hacer nada. Su costado golpeó la ventana, el cristal se rompió en mil pedazos y sintió la gravedad tirar de su cuerpo con una fuerza descomunal.
—¡Volkov!
Escucho al teniente gritar y noto entonces la presión de una mano sosteniéndolo por la muñeca. No iba a morir, no podía morir pues no estaba vivo en primer lugar, sin embargo cuando sus ojos se encontraron con los de Conway y vio en ellos ese miedo mezclado con determinación, su cuerpo entero se estremeció por lo fuerte y rápido que eso dentro de su pecho latía.
Entonces no quizo morir, pero sobre todo no quería que el teniente lo viera morir. Con la mano libre se aferró a la orilla de la ventana y se impulsó con los pies para trepar la pared y volver dentro de la habitación cayendo encima del cálido cuerpo del teniente quien por alguna razón que Volkov desconocía, lo sostenía fuertemente abrazado.
—La Trixie escapó... —informó.
El teniente rió un poco. —Gilipollas...
Volkov dejó caer la cabeza en el pecho de su superior, con el oído pegado a su camisa. Escucho su corazón latir, rápido, constante, al mismo ritmo que eso dentro de su pecho golpeaba su caja torácica. No lo entendía, no lograba entender esos fallos en su sistema y sus componentes, sin embargo en ese preciso momento, no le importaba ni un poco entender que estaba mal con él.

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⏰ Última actualización: Jan 26, 2021 ⏰

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