Capítulo 33

352 30 16
                                    



Mi corazón estaba enloquecido, estaba estacionado justo en frente de su casa, esa misma que me traía mil recuerdos y casi todos hermosos.

Tome aire profundo, junte coraje y me baje. No sé qué fue lo que le pasó, igual hay algo de lo que estoy completamente segura es que cuando él me necesite yo voy a estar firme ahí para apoyarlo en lo que sea necesario.

Tenía una idea en mi cabeza, un lugar especial para mi al que hace mucho tiempo quería ir con él y nunca tuvimos la oportunidad, creo que le va a gustar. Sé dentro mío que él no está bien y quizás este lugar pueda hacernos bien a ambos.

Estaba tocando timbre cuando se abrió la puerta y ahí estaba, totalmente rojo de haber llorado mucho y con un puchero que aunque sabía que la situación era difícil moría por comérmelo a besos.

No dijimos nada, no fue necesario. El abrazo que nos dimos hablo por nosotros, me sentí en paz, me di cuenta que este era mi lugar en el mundo aunque pasaran un millón de cosas. Los brazos de mateo eran mi casa, mi seguridad.

Mis lágrimas empezaron a deslizarse por mi cara, no sé porque lloraba, lo que si sentía adentro mío es que todo esto era liberador.

- ¿Qué pasó Teo? ¿Por qué lloras? - angustia era el sentimiento que predominaba en mi interior.

- Soñé con ella. - lo escuchaba totalmente triste, su voz me transmitía toda la angustia y el planteo si en verdad estábamos haciendo las cosas bien. Mientras le acariciaba la espalda y dejaba que descargue todo lo que tenía adentro, le hablé bajito.

- ¿Con quién? Contame con quien fue que soñaste Teo. -

- Con mi mamá, soñé con ella y ya no aguanto más, necesito sacarme esta angustia de adentro mío, Manu ya no puedo más. - sentí como mi corazón se fue mimetizando con el suyo rompiéndose lentamente. Y se me ocurrió algo que a ambos nos iba a hacer bien, le sonreí y hablé.

- Cámbiate, nos vamos. - me miro extrañado, sé que no entiende nada. - Dale Mateo vamos, quiero que conozcas un lugar.

En el camino al principio cada uno fue sumido en sus pensamientos, sé que él no está bien con todo lo que está pasando y yo voy pensando en que ese lugar era especial para mi hermano y para mi.

Cuando sentíamos que todo nos saturaba, nos escapábamos a ver la luna, esa que siempre quise tocar y no podía. De chica saltaba y saltaba, nunca llegue claramente, pero mi hermano me decía que él me la iba a regalar algún día y no pasó, de grande comprendí que él me hubiera dado todo menos la luna, porque era imposible.

Llegamos no mucho después, el Rosedal de Palermo era mi lugar en el mundo. Estacione el auto, lo agarre de la mano y lo lleve al lugar por donde nos metíamos a escondidas cada ves que  íbamos siempre con mi hermano.

Una ves adentro nos tiramos en el pasto a mirar el cielo, este lugar es mi paz y la persona que tenía al lado mío era mi ancla en la tempestad, él era lo único que yo necesitaba.

- ¿Cómo sabes de este lugar? - preguntó rompiendo el silencio.

- Venia con mi hermano cuando nos cansábamos de tanto ruidos. - hice un silencio para continuar hablando. - Siempre soñé con tocar la luna con mis manos, cada ves que tenía oportunidad le decía que quería que me la regale. - suspire.

- Algún día si te portas bien, te la regalo. - me reí a carcajadas, esto amaba de Mateo.

- Cállate enano, que vas a regalar vos.-

- Yo por vos, bajo la luna y le doy vueltas al mundo si me lo pedis. - los ojos se me empezaron a aguar, todo esto cada ves pesaba más.

- ¿Por qué estamos así mi amor ? - tarde caí, me mordí la lengua por haberle dicho así.

- Acabas de decirme mi amor. - se levantó, se sentó y empezó a mirarme fijo, ya la cague. - ¿Te diste cuenta cómo me dijiste? -

- Se me escapó perdón. - intente mirar para otro lado. Pero sentí su mano, agarrandome despacio para que volviera a mirarlo.

- ¿Por qué no estamos juntos? - sentí el nudo en mi garganta no sabía que contestarle. - Si ya sufrimos demasiado, ¿para que seguir lejos? Yo te necesito y sé que vos me necesitas, esta amistad nos está consumiendo Manu, si nuestra necesidad es estar juntos. - cada una de sus palabras se clavaba adentro de mi pecho, todo esto era tan real.

- No sé cómo se hace para volver a estar juntos sin volver a lastimarnos, tengo miedo. Logramos construir algo lindo, una amistad sana, me da miedo perderte. -

- No me vas a perder Manuela, no crees que es hora de ir aprendiendo juntos? - sonreímos los dos juntos, con los ojos llenos de lágrimas porque ahí estaba nuestra clave, de ahora en más todo era juntos. - No sabes cuanto te extraño, cuánto necesito volver a dormir al lado tuyo, que me hagas mimos, que me des esos besos que me hacían tocar el cielo, te necesito a vos, con tus locuras, con tus risas, con tus conspiraciones sobre extraterrestres. - largamos una carcajada los dos a la ves. - Esa carcajada todos los días es lo que necesito de vos y yo prometo darte todo, hasta la luna si queres. - No deje que hablara más, me tire encima suyo y bese sus labios, esos que tanta falta me hicieron, esos que realmente me volvían loca.

Ninguno de los dos volvió a decir nada, él ya lo había dicho todo, ese beso fue el cierre mágico al discurso de Mateo. Con cada situación reafirmaba más mi teoría, aunque el mundo se te viniera encima si estabas al lado de la persona correcta el recorrido siempre iba a ser mucho más fácil.

No tengo noción de cuanto tiempo estuvimos ambos mirando la luna y las estrellas, en silencio, en paz. Pero aunque nosotros siempre buscáramos la luz, había algo que todavía nos estaba persiguiendo y eran esos secretos que le ocultaban al enano y aunque él no diga nada sé que está sufriendo, así que aunque esté momento era mágico para mi, necesitaba que él sane todos sus dolores de la mano junto conmigo.

- ¿Sabes que tenes que hablar con Pedro no? - silencio, solo eso no dijo ni una palabra. - Mi amor, yo sé que esto te debe doler acá.- lleve mi mano hacia su pecho, sintiendo como latía a mil por horas. - Pero es necesario que empecemos a dejar todo lo malo atrás, tenes que hablar con él. -

- ¿Cómo? - lo sentí ponerse tenso, automáticamente lleve mi mano a sus rulos para que se calmara. - Si siempre se niega a hablarme, sé qué hay algo más, pero ¿cómo hago? -

- Conmigo al lado tuyo. - sonreí. - Con la sinceridad que tanto nos hace falta, de esa forma vamos a encarar a Pedro, no se puede negar más. Ya somos grandes, te mereces saber la verdad. -

- No sé si voy a poder. - dijo bien bajo, después de un rato en silencio.

- Si, si vas a poder, porque no te voy a dejar un minuto solo, yo voy a estar con vos siempre, siempre ¿sabes? - lo vi sonreír a pesar de sus lágrimas y eso me hacía amarlo más. - Es más, nos vamos ahora. Dale levántate, nos vamos. -

- Estás muy mandona hoy Manuela. - lo vi renegar mientras yo tiraba de su mano, así estaba enérgica y feliz, aunque el mundo se nos cayera encima estaba con él y nada me importaba.

Sabía que lo que venía ahora iba a ser difícil, cualquier cosa que nos dijera Pedro iba a ser una bala directo al pecho de Mateo, pero yo me iba a interponer ante cualquier situación y no me importaba.

Amor, eso sentía por este enano que me regalaba las mejores sonrisa y cuando uno tiene ese sentimiento es capas de cualquier cosa, hasta de enfrentar a las peores armas, los monstruos más feos o sea lo que se nos ponga enfrente. Yo era fuerte por y para él, siempre iba a ser así.

























Acá siendo muy muy feliz no sé ustedes !!!!!

Me pone muy feliz leerlos juntos de esta forma, ellos son todo lo que está bien ❤️

Segundo día consecutivo, qué onda conmigo ?   🤭

Espero que les haya gustado tanto como a mi escribirlo.

El próximo es fuerte, prepárense que no me gusta nada, nada lo que sea tranquilo así que después no digan que no les avise eh !!!

Nos leemos mañana ? ❤️🤭

Aprendiendo juntos // Trueno // 2da parte tus ojos guiándome.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora