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Después de que a su padre casi le diera un infarto cuando su madre le comentó que había llegado junto con un muchacho, Nene por fin había logrado escabullirse hasta su cuarto mientras el par de adultos continuaban debatiendo sobre el crecimiento y desarrollo de su primogénita y sobre la hipotética relación del par de adolescentes atolondrados.

Lo cual era imposible tratándose de Amane y ella.

¿Nene y Amane siendo novios?

¡JA!

Ni en sus sueños más locos se lo podría imaginar como una posibilidad.

Además, el zaino no era su tipo; la molestaba, invadía su espacio personal, era bastante cerrado y... y...

¿¡Pero quién demonios se creía ese tonto cómo para decidir si sus acciones eran apropiadas o no!?

¡Si ella quería besarlo lo haría y punto!

Aunque igual no era como si quisiera hacerlo. O sea sí, lo había besado en la mejilla, pero eso distaba mucho de ser algo romántico. ¡En definitiva sus acciones no podían interpretarse como acercamientos amorosos!

Llevó la punta de sus dedos a sus labios y recordó por un momento la suavidad de la piel masculina, había sido... reconfortante.

Sacudió la cabeza y negó en voz alta más de diez veces, ahuyentando todo tipo de pensamientos que coloreaban sus mejillas.

Nene Yashiro no podía pensar en su compañero de esa manera porque su corazón ya le pertenecía a Teru Minamoto.

¿No?

Volvió a negar fuertemente hasta que fue transportada al mundo de los sueños. Sueños donde el rubio de ojos azules la esperaba con un ramo de flores y esa sonrisa encantadora que la había maravillado desde que se conocieron.

Ah~

En definitiva, Teru Minamoto era su verdadero sueño hecho realidad.

Entonces, su cerebro le jugó una última broma. Abrió los ojos y ahogó un grito contra su almohada.

¿Cómo podría dormir ahora que recordaba que ese fue el primer beso que le dio a un varón que no pertenecía a su familia?

.

.

.

Por lo mientras en casa de la familia Yugi, Amane fue recibido por su progenitora una vez cruzó el marco de la puerta principal, reprendiéndolo por no haber contestado a ninguna de sus llamadas. Incrédulo, el adolescente decidió revisar su celular solo para darse cuenta de que tenía ocho llamadas perdidas y más de veinte mensajes de su madre.

Así que esa era la sensación que Nene había tenido cuando revisó su celular... Era un tipo de miedo, pero no como el que sentía con su hermano. Se trataba del miedo que solo un hijo podía sentir al saber que su figura materna se preocupaba por su bienestar. Fueron hasta el comedor y se sentaron para cenar mientras el hijo mayor le contaba sobre su motivo para haber llegado a esas horas.

—Tuve que limpiar el club de ciencias para validar las dos sesiones a las que falté y en eso me quedé atorado dentro de uno de los armarios de limpieza. Hasta que el profesor cara de araña me sacó de ahí —comentó, jugando con la comida en su plato.

—¿Cómo fue que te quedaste encerrado? Y sabes que no debes referirte de esa manera a tus mayores. —Lo volvió a regañar la mayor.

—Sólo se cerró la puerta tras de mí y cuando quise salir ya no pude girar la perilla.

—¡No es cierto! ¡Amane se encerró en el armario de limpieza con una chica! —Su hermano menor exclamó desde la cocina y, antes de que el mayor pudiera asesinarlo, este ya se había escudado detrás de la figura materna.

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⏰ Última actualización: Jan 30 ⏰

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