Un giratiempos roto, personas por conocer, explicaciones que dar y vidas que salvar. Todo eso y mucho más por culpa de un viaje que ninguno de ellos planeo hacer pero que sin duda repetirían, después de todo, no todos los días viajas al pasado.
Ayer recibí la visita de numerosos chicos en mi oficina que afirmaban ser la tercera generación – comenzó hablando el viejo director – también sé que muchos de ustedes se preguntaran como puedo confiar en ellos – dijo mientras señalaba a los encapuchados que se encontraban sentados en una mesa que el había hecho aparecer a un costado del gran comedor – pero créanme que es imposible que a alguien se le haya ocurrido esto, entonces sin más que decir, a desayunar para que comiencen las presentaciones.
A continuación el director hizo aparecer una tarima donde normalmente se encuentra la mesa de los profesores y esta la acomodo al costado opuesto de la de encapuchados, dándoles acceso a todos para ver las presentaciones, mientras los estudiantes desayunaban no podían evitar dirigir su atención a la mesa de los encapuchados, después de todo querían saber si sus hijos estaban ahí.
Para el trio de oro era un sentimiento similar, pues no solo querían saber si sus hijos se encontraban en ese grupo, si no que también deseaban saber si habían sobrevivido a la guerra que se avecinaba y muy en el fondo se preguntaban si habían logrado casarse con la persona que amaban. Mientras tanto en la mesa verde y plata un grupo de serpientes no estaba seguro sobre lo que ese grupo de encapuchados representaba para ellos, pero sabían que o bien habrían sobrevivido la guerra como asquerosos mortifagos o habrían perecido como tales, las opciones no eran muy alentadoras, pues ninguno quería condenar a su familia a portar un apellido maldito.
En la mesa de los encapuchados sucedía algo totalmente diferente, la mayoría estaban muertos del miedo, sus madres los iban a matar cuando se enteraran de todo lo que había sucedido, por no decir que faltaba lo más importante aún, que aceptaran casarse con sus padres, para algunos la situación era muy delicada, sobre todo para aquellos cuyos padres no se llevaban bien en esta época.
Cuando terminaron de desayunar se reunieron con el otro grupo de encapuchados que estaba algo más alejado, necesitaban organizarse antes de la presentación, porque aunque ya habían definido que irían de mayor a menor no sobraba repasar las cosas una vez más.
Una vez Dumbledore hizo desaparecer el desayuno le hizo una seña a los encapuchados para que comenzaran, de la mesa pudieron ver como se levanta uno de ellos, a sus ojos era un hombre por su forma de caminar, cabe resaltar que lo hacía con la elegancia de la que solo se creían poseedores los sangre pura. Se posicionó en medio de la tarima listo para comenzar.
Buenos días gente vieja, mi nombre es Teddy, Teddy Lupin – acto seguido se retiró la capucha dejando ver a un joven adulto muy parecido a cierto licántropo sentado en la mesa de Gryffindor.
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¿Eres mi hijo? – pregunto medio alarmado el ex profesor, pero Teddy no alcanzo a responder pues su padre se había desmayado sobre la mesa.
Las risas no se hicieron esperar – ¿alguien sería tan amable como para despertar a mi padre? – Sirius alzo su mano emocionado como niño pequeño pero no tuvo oportunidad de hacer nada, pues Hermione ya había realizado un hechizo que dejo a remus como nuevo – Hermione! Yo quería despertarlo – le reprocho Sirius a Hermione.