Cuatro

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-¿Y tú Harry Styles, aceptas como esposa a Emily Bahamonde Alarcón, para protegerla, cuidarla y amarla, hasta que la muerte los separe?

Silencio

Más silencio

-¿Harry?

Es hora de levantarse, la hora es 5:30 A.M. Es hora de levantarse, la hora es 5:30 A.M.

¿Qué diablos?

De pronto todo se vuelve borroso y mi boda frustrada con Harry se va por las nubes.

Lentamente abro mis ojos y el sonido de una alarma que desconozco retumba en mis oídos, con mi mano izquierda alcanzo mi teléfono que está en el velador junto a mí cama, para apagar la estúpida nueva alarma que al parecer tengo.

Así que a esto se refería con "regalo"

-¡Aigo!- digo al ver la hora que indica el teléfono, pinches doramas que hacen que se me peguen sus expresiones.-¡Si tan solo son las 5:30 de la madrugada! ¿Quién en su sano juicio se levanta a esta hora a comprar un desayuno que esta al otro lado de la ciudad?- le reclamo a la nada, aunque mi pregunta es más bien retórica, porque en mi cabeza la imágen del idiota viene enseguida.

Aún lamentándome de mi existencia, me levanto y me voy a duchar, gracias a Dios que mi aspecto físico no es algo que me importe mucho, porque o sino me demoraria horas buscando un oufit que usar. Elijo lo primero que encuentro en mi clóset, unos moms jean, una polera blanca normal y un suéter rosa palo.

Luego de arreglar el desastre de pelo rubio claro que tengo, bajo a prepararme algo rápido para comer.

-Monita, ¿qué haces tan temprano levantada?- dice mi padre entrando en la cocina.

-Pues...- busco una excusa aceptable para darle a mi papá.- La verdad es que hoy se abre una tienda coreana, y bueno necesito llegar temprano a ver si alcanzo a comprarme esos yogurts que tanto me gustan.- digo con un aire de emoción, para intentar hacer de mí mentira algo más creíble.

-¿Enserio? ¿Y por qué no me avisaste? Siempre lo haces y yo te llevo, ¿acaso lo has olvidado?- dice recriminandome.

Diablos me pilló.

-Si, lo sé, pero prometí ir con unas compañeras de curso.- levanto la cabeza de mi sándwich a medio terminar y dirijo mi vista hacia mi padre quien me ve expectante, y le miento con toda la naturalidad del mundo.

Espero que me crea esta o sino estoy pérdida.

-Hija, eso es maravilloso, me encanta que seas tan sociable.- dice muy animado, menos mal se que su punto débil es con lo relacionado a mis "amistades".- ¿Por qué no lo comentaste ayer? Estabas muy retraída.- curiosea papá.

-Si...es que bueno extrañé a mis antiguos amigos.- siento como las gotas de sudor recorren mi espalda.

-¡Oh! Cariño, eso es normal, pero siempre puedes verlos por videollamada ¿no?- dice mi padre mientras se acerca para tomarme la mano.

-Si, tienes razón.- miro la hora en mi teléfono.- Papá se me está haciendo algo tarde, y no quiero que mis compañeras se vayan sin mí.- sonrió nerviosa.

-Tienes toda la razón, y yo aquí atrasandote, eso si la próxima vez debes avisarme para evitar retenerte con tantas preguntas.- bromea mi padre.

-Si, si primera y última vez capitán.- me burlo.

Despidiendome de mi papá, tomo mis cosas y salgo disparada hacia la puerta. Afuera el aire frío me impacta de lleno, quiero volver para buscar un abrigo, pero luego me retracto, porque entre que encuentre algo en medio del desórden que dejo en mi habitación todas las mañanas, darían las ocho seguro, así que aprieto mis músculos y camino hacia la parada de autobús.

El diario de Emily Donde viven las historias. Descúbrelo ahora