Diescisiete

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-Es horrible, igual que todos los animales, y especialmente los del bosque- dijo Sasuke, ladeando el rostro y cruzandose renuente de brazos.

El bosquejo de sonrisa juguetona desapareció al instante en el Kitsune.

-Sasuke- lo riñó Mikoto, repartiendo múltiples caricias en la cabeza del cachorro. -Deberías ser más amable. Naruto es nuestro invitado y es la cosita más adorable- añadió lo último mientras estrujaba al zorrito segundos antes de bajarlo.

Itachi, que se había mantenido en silencio hasta el momento, decidió retomar la palabra.

-Te recuerdo, Sasuke, que también desciendes de genes animales- tomó una galleta de avena y la ofreció a Naruto bajo la mesa. -Que no hagas uso de ellos no te exime de tu naturaleza.

-¿Y qué hay de ti?- increpó el menor a la defensiva, apoyando ambas manos sobre la mesa para mirarlo retadoramente. -Eres un traidor, Itachi. Nos abandonaste a la mínima oportunidad para complacer a padre- bufó. -No tienes derecho a juzgar mis desiciones.

-Basta- los silenció Mikoto. -Por una vez dejen de discutir y tomen la merienda como los hermanos que son.

Sasuke se masajeó el puente de la nariz al reconocer el tono de la fémina. Como siguieran discutiendo ella iba a romper en llanto.

-Lo siento- dijeron al unísono, volviendo ambos su atención al plato de vegetales frente a ellos.

Naruto había sido el primero en terminarse el desayuno, y tras haber pasado una hora en el jardín, retornó al interior de la casa para jugar sobre la alfombrilla del recibidor con un cascabel que encontró bajo el sofá. Aquella diminuta esfera dorada emitía un ruido sublime para él, asi que no lo pensó mucho para hacerlo rodar, empujandolo con la nariz, tratando de deslindarse de la discusión que se había llevado a cabo en el comedor.

De alguna manera podía sentir el repudio del hermano de Itachi hacia él, había comprendido el tono despectivo que empleó para describirlo y se había deprimido un poco por el rechazo. Quizá si se transformaba en humano no sería tan desagradable a su vista, sin embargo, seguía estando algo débil y cansado por el largo e incómodo viaje hasta allí. Le tomaría un poco más de tiempo recuperar sus energías.

-¿Qué rayos haces?- Naruto se paralizó al reconocer la voz de Sasuke. Dejó de jugar con la resplandeciente esfera y se irguió despacio. -Mi dije- una arruga se hizo perceptible en el entrecejo del Uchiha. -¡Largo de aqui!- Naruto esquivó a tiempo el golpe, saltó al sofa y de allí al suelo para derrapar inmediatamente bajo la mesa del comedor.

Asustado por el regaño, mantuvo las orejas gachas.

-¿Naruto kun?- Itachi recién bajaba las escaleras al escuchar el alboroto. Y Naruto no dudó en saltar a sus brazos para sentirse protegido.

Segundos más tarde, entraba Sasuke a grandes zancadas, irritado.

-Manten a tu saco de pulgas lejos de mis cosas- sentenció mientras apuntaba a Naruto con el índice.

-Comprendo que estés molesto conmigo- comentó Itachi, deformando su expresión a una de seriedad absoluta. -Pero no estaré más que unas semanas aqui y lo único que te pido es que seas paciente con Naruto. Es solo un cachorro y no entiende nada de normas, al menos no humanas.

-Entonces enseñale- objetó Sasuke, dandose la vuelta para alejarse.

-Lamento eso- se disculpó, suavizando poco a poco su semblante al sentir las suaves lamidas del Kitsune entre sus dedos. Era su forma de pedirle perdón por el inconveniente. -Cinco años y aún no me perdona- aspiró aire y fue a sentarse en el sofa, acomodando a Naruto en su regazo. -Supongo que sería correcto explicarte por qué es así mi hermano.

Naruto saltó al posabrazos, agitó las colas con emoción y prestó atención a lo que Itachi estaba por decirle. Tal vez él pudiera ayudarlo con sus problemas.

Tal vez.

-Todo empezó...
***

La historia de Itachi lo había dejado poco menos que anonadado. Ahora comprendía mejor la situación, y se sentía muy contrariado al respecto.

Fugaku solía acudir constantemente a la ciudad para establecer tratados de armisticio con los humanos en pos de proteger el bosque de una futura invasión y cacerías. Asimismo había conocido a una mujer hermosa, amable e inteligente que se unió como una subordinada más de la empresa y que a su vez defendía los mismos ideales activistas de Fugaku. No pasó mucho tiempo para que se enamoraran, y pese a que no llegaron a concretar el matrimonio, su relación había dado fruto a dos hijos varones. Primero fue Itachi, quien heredó la mayor parte de los genes de Fugaku, que muy pronto supo adaptar y dominar su transformación y que pudo satisfacer los estrictos lineamientos de su padre en el lapso de pocos años. Después nació Sasuke, y ahí derivó el problema que había terminado por separar a la pareja.

Mikoto había estado al tanto de la condición mitad animal de Fugaku. Desde el inicio fue consciente de ello, y aún asi quiso permanecer a su lado. No obstante, fue Fugaku quien puso fin a su relación tras pasados unos años de que ella diese a luz a su segundo hijo. Y es que Sasuke, a diferencia de su hermano, no gozaba de las mismas habilidades, no tenía su ingenio y ni siquiera era capaz de controlar su transformación a pesar de recibir no solo la ayuda de Itachi sino del clan entero.

La familia Uchiha había vivido más de una decada en el bosque, intercalando la estancia entre la intemperie y la cabaña que Itachi habitaba actualmente de vez en cuando. Con el paso de los años habían vagado por una temporada del bosque a la ciudad. Hasta que Fugaku se cansó de la incompetencia de Sasuke y decidió desterrarlo de su vida para siempre, además de darle a Itachi la alternativa de quedarse en la ciudad o acompañarle en el bosque.

Lo que Sasuke ignoraba era que él en realidad había decidido vivir junto a su madre y hermano. Y asi fue por un año hasta que Fugaku presentó una demanda para hacerse con la patria potestad y amenazar con reclamar tambien a Sasuke para educarlo a su manera en caso de que se rehusara a sus órdenes. En todo caso Itachi no había querido arriesgar a su hermano a la misma desdicha que le había deparado a él el destino, asi que optó por lo más prudente y se unió a muy corta edad a la manada, aunque unas cuantas veces al año se escapaba para visitar a su familia, siempre lidiando con el dolor de su madre y el odio de su hermano menor.

Acabado el relato, Naruto emitió un ruido pesaroso, una mezcla de gruñido y aullido meláncolico que hizo sonreír a Itachi.

"No quiere que Sasuke odie a su papá y por eso fingió que se fue por cuenta propia".

Era tan triste todo que el Kitsune no pudo evitar recordar a su propia familia.

¿Cómo estarían ellos?

¿Se habrían puesto felices al ver que ya no estaba?

Soltó un hipido y se acurrucó en las piernas de Itachi para tomar una siesta. Quería soñar que las cosas mejorarían pronto para todos, que serían felices y todo se arreglaría.

-Duerme, pequeño- Itachi lo acarició gentilmente y lo recostó sobre una de las almohadas cuando el cachorro cedió al sopor del sueño.

LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora