𝗖𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗦𝗲𝘃𝗲𝗻𝘁𝗲𝗲𝗻

6.9K 532 11
                                    


Brian, Dominic y Santana habían llegado a la frontera hace algunos minutos, los tres intentando sobrevivir al calor mientras esperaban la llegada de Gisele. Para entretenerse Brian y Santana tiraban piedras, compitiendo sobre quien llegaba más lejos, dejando a Dominic con su cadena de cruz enrollada en la mano.

El motor de un vehículo se escuchó a lo lejos, avisándoles que alguien se acercaba -posiblemente la chica israelí-. Un coche blanco se estacionó frente a ellos, enseñando a Gisele una vez que abrió la puerta. Dominic camino hacía ella, mientras los otros dos observaban.

— No creí que vendrías — Dom admitió, haciéndola sonreír

— Me salvaste la vida, quiero devolver el favor — Gisele respondió con voz suave y amigable

— ¡La que manejó fui yo! — Santana gritó, recibiendo un suave golpe en el brazo por parte de Brian — ¡Ay! Solo se lo recordé haber si quiere devolverme el favor a mi también.

El rubio no pudo contener su carcajada, disfrutando las bromas, el sarcasmo y la ironía de la chica.

Gisele sacó un papel del bolsillo de su pantalón, entregándoselo a Dom — Esto te llevará a Braga, pero te aseguro que es un suicidio ir por el.

— No tenemos opción, es lo correcto.

— Espero que con esto encuentren la tranquilidad que necesitan, se nota que la querían mucho.

Dominic no tuvo respuesta para sus palabras, por lo que optó en guardar silencio, viendo cómo la chica le entregaba una sonrisa. Sus manos se apoyaron en su pecho y con delicadeza se acercó para dejar un beso en su mejilla.

Santana rodó sus ojos ante la escena, mientras Brian continuaba molestándola.

— ¿Qué? — Dom pregunto confundido, notando la seriedad en el rostro de su chica

— Y encima pregunta — La morena susurro, bufando —.       Oh, no se, tu dime.

Ante eso, Dominic miró a Brian en busca de ayuda.

El rubio se encogió de hombros — Yo habría evitado el...Contacto corporal.

— Gracias, beach boy, que inteligente te has puesto — Santana respondió alzando sus manos en el aire

Dominic sonrió ante eso y se acercó para abrazarla — Ven aquí, lo lamento.

La pelinegra sonrió — Esta bien, iré al auto.

El hombre dejó un beso sobre su frente, antes de girarse nuevamente hacía Brian.

— Aquí es donde termina mi jurisdicción —Brian comentó, metiendo sus manos en sus bolsillos

Dominic asintió ante eso, mirando a su novia en el asiento del copiloto — Y aquí es donde comienza la nuestra.

Los dos hombres subieron a sus vehículos y comenzaron a conducir en dirección a Arturo Braga, las indicaciones de Gisele eran claras, por lo tanto no fue complicado para ellos llegar al lugar correcto. Braga se encontraba dentro de una iglesia -extrañó para un hombre como el-, arrodillado frente al altar, mientras rezaba en silencio. Brian y Santana fueron rápidos en apuntar hacía su figura.

Dominic levantó su arma, apuntando directamente a su cabeza — No estás perdonado.

— ¿Planean detenerme aquí adentro? — Preguntó tranquilo, levantando su mirada

— Oh, no, jamas ensuciaríamos un lugar sagrado con alguien como tú — Santana respondió burlona

— No podrás comprar tu salida de esto — Dominic decidió agregar, paseando a su alrededor

Braga soltó una risa — Míranos, si lo piensas tú y yo no somos tan diferentes... Ustedes no son héroes.

Santana le quito el seguro a su arma y Braga fue rápido en agachar su cabeza otra vez, asustado por las acciones de la morena que tenía a su lado derecho.

— Creo que tienes razón en eso, por eso volveremos a cruzar la frontera — Dominic respondió con seguridad, dejando que Brian se acercara a esposarlo

— Fenix ​​es mío — Santana aviso, recibiendo asentimientos por los dos hombres junto a ella

Los tres abandonaron la iglesia de nuevo, dejando a Braga en el copiloto, mientras Santana subía a la parte de atrás.

— No avanzarán mucho, quizás un par de millas — Braga comentó con gracia, intentando asustarlos — ¿Acaso sabes a donde ir? Te puedo prestar mi GPS.

Brian estaba perdiendo la paciencia y por eso decidió contestarle — ¿Dónde están tus hombres? ¿Seguro de que llegarán en algún momento?

Braga sonrió — Deberías tener cuidado con lo que pides.

Segundos después del intercambio de palabras, varios vehículos y camionetas aparecieron en el camino, lanzando disparos hacía su coche para detenerlos. Santana soltó un gruñido de molestia y miró mal al rubio.

— Deberías dejar de hablar.

— Venga, detengan el carro — Braga hablo cansado, pensando que lo escucharían

Santana le envió un golpe en la cabeza, antes de mandarle un grito en el oído — ¡Cállate, imbecil!

Ride or Die - Dominic Toretto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora