—Pero a qué viene ese tipo.
—¿Ves a lo que me refiero?, sé que entre ustedes no hay una buena relación, pero por favor, te pido que se comporten civilizadamente y sé que él está dispuesto, ¿lo estás tú?
—Tío, ese imbécil le hizo mucho daño a Candy, tú lo sabes.
—No nos corresponde a nosotros hablar de ese tema, solo ellos conocen la verdad de esa historia, así que no tenemos derecho a opinar acerca de algo que desconocemos.
—¡Es que no lo entiende! ¡seguramente volverá a lastimarla!
—No lo hará, esta vez estoy seguro.
En la estación de tren un caballero inglés bajaba con una enorme sonrisa, su rostro reflejaba la felicidad que sentía, recordaba con mucha nostalgia Chicago.
—Ya estoy aquí pecosa, está vez no me iré sin ti. Nunca me han importado los formalismos y jamás he respetado las reglas, pero por ti estoy dispuesto a todo. Esta vez quiero hacer las cosas bien...
En el hogar de Pony
—Buenos días, señorita Pony, Hermana Lane.
—Buenos días mi niña, hoy te despertaste muy alegre.
—Es porque siempre hay que celebrar el nuevo día de vida.
—¿Niños ya están preparados para sus clases? —preguntaba la Hermana Lane.
—Señorita Pony, ¿han recibido ya la correspondencia?
—Así es Candy, pero hoy tampoco ha llegado ninguna carta para ti.
—¡Oh!, bueno no importa... tal vez mañana llegará.
—Tal vez, mi niña.
—Solo tomare una taza de chocolate, se me hace tarde para ir a la clínica.
—¡Miren! ¡alguien viene! —gritaba uno de los niños— ¡es un auto!
—Es un señor —gritó otro pequeño.
Cuando el auto se detuvo el corazón de Candy también, al ver a Terry bajar del auto.
<<Mi mundo entero tembló al verlo llegar>>
—Está aquí, Terry está aquí.
—Candy <<mi pecosa está más hermosa que nunca>>
Ella corrió hacia donde él estaba y Terry aceleró su paso al estar frente a frente se quedaron mirando fijamente.
—Terry, no puedo creer que estés aquí. Yo estuve esperando tu carta.
—Necesitaba verte y oír tu voz, no es lo mismo imaginarla mientras leo, ¿no lo crees?
Sin pensarlo la estrechó entre sus abrazos, sin importarle las miradas curiosas de los niños, de la señorita Pony y la hermana Lane.
—Te extrañe Candy —musitó Terry— Como te he echado de menos.
—Yo también te he extrañado mucho Terry, lamento haberme alejado, pero fue una promesa que le hice a...
—¡Shh!, por favor no lo digas, no la menciones; no quiero que se arruine este momento, no quiero recordar el pasado que tanto nos torturo. Candy yo quiero retomar lo que dejamos yo...
—Hmm hmm —la señorita Pony se aclaraba la garganta.
—Candy, creo que deberías invitar a tu amigo a pasar, es muy descortés de tu parte no dejar que llegara hasta la puerta.
—Discúlpeme, la descortesía es mía —dijo rápidamente Terry—. No sé si me recuerda soy Terrence Grandchester.
—Por supuesto que se quién es, lo recuerdo como si fuera ayer. Además, soy una gran admiradora suya, pero por favor, pase, no se quede aquí a fuera.
El hogar había cambiado un poco, ya no estaba como lo recordaba, pero se sentía la misma calidez; estuvieron un largo rato acompañados por la señorita Pony y la hermana Lane, relajados contando sus anécdotas de su largo distanciamiento, después de una hora se quedaron solos y entonces el decidió hablar.
—Candy, leí tu carta, pero no quise responder, preferí venir para poder hablar contigo personalmente, te confieso que me cuesta mucho poder expresarme tú me conoces, pero en tu carta me decías muchas cosas que quería... quiero escucharte decirlas. No podía esperar más tiempo, pecosa te he extrañado mucho y este tiempo lejos de ti, solo ha hecho que lo que siento por ti haya crecido aún más.
—Terry, creí que jamás volviera a verte, cuando te creí perdido pensé que moriría, yo nunca te lo dije, pero yo te...
—Lo sé —la interrumpió— y yo también te amo Candy.
—¿Qué has dicho? — la emoción bailaba en los ojos de Candy.
—Que te amo, pecosa. Lo supe antes de que me enviaras la carta, yo lo sabía, lo supe desde el día que te vi en Chicago, cuando corriste detrás del tren, tu mirada me lo dijo y después cuando te vi de nuevo en Nueva York. En el estreno de Romeo y Julieta, quería decirte que también te amaba, pero mis pensamientos estaban llenos de culpa por lo sucedió con Susana, lo siento Candy, lo siento mucho, debí decírtelo —dijo arrastrando las palabras, mientras su voz se quebraba.
—Ya no hablemos de eso Terry, mejor olvidemos el pasado y vivamos solo el presente —ella tomó sus manos con timidez, la suave piel de las manos de él la hicieron vibrar— Terry yo jamás te lo dije, pero hoy quiero que sepas que te amo, tal vez siempre lo supiste, tal vez yo siempre supe que tu sentías lo mismo por mí, pero hoy quiero decir que te amo y ya no deseo seguir callando lo que siento, quisiera gritarlo.
Él se acercó a ella, no necesitaba más palabras, la felicidad que sentía en ese momento le bastaba para enfrentar al mundo entero, ya no había más temor, esta vez nada los separaría, tomó el rostro de Candy entre sus manos, acercó el suyo y le besó la frente, ambos estaban derramando lágrimas de felicidad.
Bajó suavemente y besó sus párpados, después besó sus mejillas y finalmente acaricio sus labios con los suyos, esta vez no hubo rechazo ni oposición por parte de ella, esta vez se disfrutaron olvidando toda norma social, solo importaban ellos y nadie más. Está vez el tiempo si se detuvo para los dos.
—Te amo Candy, como no pensé que se pudiera amar a alguien. Eres mi razón de vivir y quiero que estés a mi lado para siempre, quiero que continuemos en donde nos quedamos, quiero recuperar el tiempo perdido, quiero que seas mi esposa. Cásate conmigo.
—Terry —nuevamente las lágrimas hacían acto de presencia— Sí, sí acepto, sí quiero casarme contigo.
Él la beso de nuevo, esta vez con mayor ímpetu a pesar de que era un caballero, pero el amaba profundamente a su pecosa y la deseaba, porque si pudo sobrevivir a tantos años sin ella, fue porque ella se mantuvo en todos y cada uno de sus sueños, dulces y amargos, tiernos y salvajes, le había hecho el amor de mil y un formas en sus sueños, que hasta creía conocer cada centímetro de su piel.
—¡Candy! —fue la potente voz de la hermana Lane la que los hizo volver a la realidad.
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LA RESPUESTA
FanfictionEste minific se basa en la carta que Terry le envía a Candy en el libro CCFS "En mi nada ha cambiado" de ahí parte la historia, como pudo haber sido la respuesta que ella le dio, para finalmente reencontrarse y vivir su historia de amor. Mi versión...