CAPÍTULO I

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LA RESPUESTA

En mi nada ha cambiado...

Era la frase que rondaba en su cabeza desde que recibo esa carta, que le había devuelto las esperanzas, la vida, pero también sus más profundos miedos.

—Terry —Candy cerró los ojos y la imagen de aquel inglés, que ella tanto adoraba se hizo presente— ¿Cómo decirte que mis sentimientos tampoco han cambiado?, cómo decirte que has estado en mis pensamientos día y noche, en cada sueño, en cada pareja que veo pasar por las calles tomados de la mano. Y que siempre terminaba llorando, porque alguna vez soñé con ser tu esposa y soñé con recibirte cada día con una rica comida caliente después de cada ensayo en el teatro; no, para mí no es tan fácil decirte cuánto te amo, no bastaría una sola hoja.

—Candy, ¿está todo bien? Desde que recibiste la correspondencia, has estado ausente y te has confinado a tu habitación.

—Estoy bien señorita Pony, es solo que necesito responder esta carta y aún no he podido.

—Oh, eso es algo raro en ti mi niña.

—¿Raro?

—Que te hayas quedado sin palabras, eso no sucede siempre, debe tratarse de alguien muy importante —sonrío la señorita Pony viendo el rubor que cubría las mejillas de Candy.

—De hecho... sí, lo es —dijo mientras acariciaba la hoja en blanco.

—Bueno mi niña, la cena está lista, creo que quien sea "esa persona importante" seguro que no le importará que cenes y después le escribas.

Al terminar la cena, Candy regreso a tomar papel y pluma.

Querido Terry, yo estoy muy bien.

¡No!, entonces pensara que no me ha importado su ausencia...

Querido Terry

Me dio mucho gusto recibir tu carta, saber de ti después de tanto tiempo, ¿sabes?, "en mí tampoco ha cambiado nada", sé que el tiempo no se puede retroceder y las decisiones equivocadas que tomamos aquella fría noche en Nueva York, han quedado atrás, porque sí, hoy sé que no fueron las correctas, que debimos luchar para salir adelante juntos, que todo en la vida tiene solución, menos la muerte... Y siempre he dicho que mientras haya vida hay esperanzas.

Pero aún éramos muy jóvenes para saberlo, hicimos lo que en su momento consideramos correcto, la vida me ha enseñado que los errores se pagan con creces y la cobardía que sentí en ese momento la he pagado con lágrimas.

Terry... esta vez sé que, si pudiera regresar el tiempo, sin duda lo cambiaría todo para celebrar contigo tus éxitos y para ser la caricia que alivie tus miedos, ser el apoyo que necesitaste para estar en donde hoy estas.

Tal vez tú con tan pocas palabras me has dicho todo lo que mi corazón necesitaba saber, porque te conozco y sé que cada palabra fue escrita con sinceridad.

Perdón por mencionar cosas tan tristes, pero era algo que necesitaba que supieras...

No sé que nos depare el futuro, pero lo que sí sé, es que ya no quiero seguir ocultando mis sentimientos y yo... te amo Terry, en todo este tiempo que ha pasado, me he dado cuenta de que jamás he dejado de amarte, creo que te amé desde el día que te conocí en aquel barco, ese 31 de diciembre de 1913.

Atte. Candy White Ardlay "tu Tarzan Pecoso"

Nueva York

—Señor Grandchester, le llegó correspondencia.

—Gracias Alfred.

Con manos temblorosas tomó aquel sobre que le revelaría si su corazón estaría roto para siempre o latiría con mayor fuerza, al entrar a su departamento lo primero que hizo fue abrir el sobre y comenzó a leer aquellas líneas que le robaban una sonrisa conforme las iba leyendo y las lágrimas que ahora derramaba eran de felicidad.

—¡Candy! Mi pecosa, yo también te amo... te amo, ¡TE AMO! —gritó con júbilo, gruesas lágrimas de felicidad rodaban por sus mejillas y sin pensarlo, tomo su abrigo y salió de nuevo.

Chicago, residencia Ardlay.

—¡Vaya! pero que tenemos aquí, un telegrama del rebelde mayor, esto es un milagro George, ellos al fin se darán una oportunidad para ser felices. ¿No te parece que es la mejor noticia que he recibido en mucho tiempo?

—Bueno, si tú lo dices...

—¿Ves esta pequeña hoja amigo?, aquí dice que las cosas por fin están como debieron estar desde el principio.

—Debo admitir que no soy bueno con los acertijos así que, si tú lo dices entonces es porque así es.

—George ¡todo estará bien! Terry por fin tuvo el valor de buscar a Candy y ¿sabes que es lo mejor de todo?

—¿Qué? —preguntaba un desconcertado George

—Que ella por fin será feliz, ella se lo merece.

—Esa es una gran noticia William.

—Mira, ¡léelo por ti mismo George!

La alegría de Albert era contagiosa, él había sido testigo mudo del sufrimiento de Candy y se le había estrujado el corazón al ver a su amigo sumergido en aquel profundo abismo el cual casi acaba con sus sueños, por caer en el alcohol, por la profunda depresión en la que cayó por la ruptura del noviazgo con Candy.

Estimado William Albert Ardlay

¿Me concedes la mano de tu hija?

Atte. Tu amigo Terrence G. Grandchester

Albert era un amigo en común de aquellos dos rebeldes, pero en cuestiones de amor él no podía hacer nada, era un asunto solo de ellos dos, pero ahora que las cosas eran diferentes, ahora si podía hacer lo posible por ayudarlos en todo lo que estuviera a su alcance.

Recibir esa noticia precisamente ahora que recién llegaba de uno de los viajes de negocio, le había levantado el ánimo, aún no había visto a Candy, al llegar a América iba a pasar unas semanas en la residencia de Chicago por unos asuntos pendientes, pero él solo quería la tranquilidad que le daba Lakewood.

Apenas tenía tres días en Chicago cuando recibió el telegrama de Terry.

—George, prepara todo, nos iremos a Lakewood mañana temprano.

Bajo el mismo cielo, pero en el cálido hogar de Pony, Candy no podía dormir.

—Espero recibir pronto noticias de Terry, ya han pasado casi dos semanas desde que le envié la carta, ¿la habrá leído ya? ¿Qué pensara de mí ahora? Y si mal interpreté esa frase de: "en mi nada ha cambiado" y mi amor por él me hizo creer que se refería a que él seguía teniendo sentimientos por mí, ¡oh cielos!, tengo tanto miedo, pero está hecho, si he mal interpretado todo, ahora él sabe que yo... sigo enamorada.

—Por favor señor, que él también me ame.

Al llegar a la mansión de Lakewood, Albert no perdió tiempo en preparar todo para su estancia y la de su amigo que llegaría pronto.

—Archie, necesito hablar contigo.

—Usted dirá tío.

—Dentro de muy poco tendremos un invitado y por ningún motivo quiero que haya enfrentamientos.

—¿Enfrentamientos? ¿A qué te refieres exactamente? ¿Quién es el invitado que llegará?

—Se trata de Terry Grandchester. 




Hola amigas lectoras, les dejo esta historia que escribí para el festival terrytano 2021. La historia fue narrada en el canal de Odet chica de Terry y la retiré para hacerle algunas correcciones. Espero que la disfruten, es una fic 100% rosa y dulce.

LA RESPUESTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora