CAPÍTULO 4

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—Qué gusto verte por estos rumbos Terry.

—El gusto es mío Albert, gracias por recibirme —ambos se dieron un abrazo y palmearon sus espaldas.

—¿Ya hablaste con Candy? —preguntaba Albert mientras invitaba a tomar asiento a Terry, en un mueble enfrente de su escritorio.

—Fue lo primero que hice amigo, no quería perder ni un minuto más.

—Me alegra saberlo ¿y bien? ¿cuándo quieres que sea la fiesta para formalizar el compromiso?

—Si fuera por mí, te diría que hoy mismo.

—Já já já ¡vamos Terry! ¿No puedes estar hablando en serio?

—Te aseguro que sí, pero si hoy no es posible, me gustaría que fuera a más tardar el fin de semana.

—Faltan tres días, creo que es perfecto, me dará tiempo de organizar y de poder invitar a los familiares y amigos más allegados.

—Yo preferiría algo más íntimo.

—Imposible, la tía abuela no me lo perdonaría, Candy es parte de la familia y se ha presentado en sociedad, ella constantemente me acompaña a eventos como mi hija, además, he recibido propuestas para cortejarla, así que hacer una fiesta de compromiso es lo ideal en estos casos. Déjalo todo en mis manos.

—Está bien y quería decirte también, que me gustaría casarme lo más pronto posible.

—¿Tienes alguna fecha en mente?

—Ninguna en especial, solo quisiera que cuando regrese a Nueva York, ella venga conmigo.

—Debes estar bromeando, ¿verdad?

—Albert, sabes que ya hemos estado distanciados por mucho tiempo y no quiero arriesgarme a que algo salga mal esta vez, estaré aquí dos semanas, tres como máximo.

Los dedos de Albert golpeaban suavemente el escritorio y en su rostro una sonrisa se formaba mientras veía a su amigo.

—Está bien Terry, tres semanas después de anunciar el compromiso, creo que será suficiente para planear una boda.

—Perfecto, solo dime la cantidad que necesitas para los gastos de la boda y mañana mismo voy al banco a retirarlo.

—De ninguna manera Terry, Candy no solo es una gran amiga a la cual le tengo mucho cariño, legalmente es mi hija adoptiva, ustedes son mis amigos y esta fiesta corre por mi cuenta. Además, tenemos que hablar de la dote que le corresponde.

—No, nada de eso, olvídalo, no pretendo casarme con ella por dinero y lo sabes.

—Lo sé amigó, pero no puedo, eso sí que no lo puedo cumplir.

—Si quieres entonces entrégasela a Candy y que ella haga lo que quiera con ese dinero.

—Si es lo que deseas, así será.

—Tío aquí están los papeles que me pediste. Lo lamento no sabía que estaba ocupado.

—Pasa Archie ¿recuerdas a Terry?

—Cómo podría olvidarlo —dijo en tono irónico Archie.

—A mí también me da gusto verte Archivald.

—Grandchester —fue lo único que dijo Archie, su cara demostraba lo desagradable que le era estar ahí.

—Bueno, Albert, me despido no quiero quitarte más tiempo.

—Terry, ¿en dónde te estas hospedando?

—Anoche me quede en el hogar de pony, pero...

—¿Qué has dicho? ¿Cómo es posible que te hayas atrevido a quedarte bajo el mismo techo que Candy? —dijo Archie encolerizado.

—¡Archie! —fue la advertencia de Albert.

—No quería, pero la señorita Pony insistió, sé que no es correcto, por eso hoy buscare un lugar para hospedarme.

—No hace falta Terry, sabes que aquí eres bienvenido, me daría mucho gusto que fueras mi huésped, tendrás que acostumbrarte ya que pronto formaras parte de esta familia.

—¿Cómo que formara parte de esta familia? ¿Por qué?

—¿No es obvio? —dijo Terry alzando una de sus cejas, no creerás que me casare contigo "elegante"

—Eres un...

—Archie, Terry se casará con Candy, por lo tanto, será parte de esta familia, te parezca o no la fiesta de compromiso será el fin de semana y la boda en tres semanas.

Archie no dijo nada, solo se dio la vuelta y salió hecho una furia, su corazón aun dolía por el amor no correspondido de Candy, alguna vez lo intento cuando estaban en el colegio, pero ella le pidió que cuidara de Annie. Con el tiempo aprendió a quererla, pero no a amarla, pero él sabía que no tenía oportunidad con Candy, no quería arriesgarse a perder su amistad por confesarle su amor, si lo hacía solo se ganaría su desprecio por hacer sufrir a su hermana.

Aun así, él sabía que se casaría algún día, estaba resignado de alguna manera, pero no para que se casara con ese arrogante, él le había hecho mucho daño y no la merecía, se sentía impotente al no poder hacer nada. Solo hizo lo único que podía hacer en su condición, embriagarse y llorar en la intimidad de su habitación, mañana sería otro día y él al igual que Candy tendría que continuar su vida; si no con Candy, tal vez con Annie o sería con alguien más.

Terry aceptó hospedarse en la mansión, pero pasaba por Candy todas las tardes cuando salía de la clínica, eran los días más maravillosos que estaban viviendo, era como si nunca se hubieran separado, como si hubieran regresado a los días del colegio. Estar junto a ella, era como retroceder en el tiempo, era como agua fresca que lo hacía rejuvenecer, se sentía tan bien.

La fiesta de compromiso llegó, ese día fue por ella a la clínica más temprano de lo normal, le entrego un lindo vestido que Annie le había comprado cuando supo de la fiesta de compromiso.

—Tu amiga, la tímida, te envía esto. Me dijo que quería vértelo puesto hoy ya que hemos sido invitados a cenar, por fin podrás saludar a Albert y a tu amiga que llegó hoy muy temprano.

—Annie, se llama Annie, ¿nunca aprenderás a llamarla por su nombre?

—Si ella no deja de ser tímida, creo que no.

—Terry, qué raro que Annie haya venido a Lakewood en estas fechas.

—Hmm —Terry se encogió de hombros sin darle importancia— tal vez el elegante la invito, después de todo son novios y debe extrañarla, no le veo nada de raro en que tu amiga... Annie, haya decidido venir.

—Tal vez, tengas razón.

Candy estaba perpleja por el vestido tan hermoso que Annie le había obsequiado, era precioso, en un tono negro con bordados de canutillo, sus brazos estarían descubiertos y también tenía unos graciosos flequillos en la parte baja, el vestido no era largo, apenas cubría unos cuantos centímetros debajo de sus rodillas, aunque a ella le pareció un poco escandaloso, no podía negar que le había gustado, era muy elegante y moderno; era la nueva tendencia que se estaba implementando en esa época.

LA RESPUESTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora