Capítulo II

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Yo observo a cada uno de ellos, Alejandro se deja caer en una banca, toma su cabeza con ambas manos y la hunde en sus rodillas. 

Azucena se arrima al lado de María Pía, buscando en que apoyarse. 

Pero mi madre ha quedado como herida de muerte, no emite un solo sonido, o hace alguna seña, ni un mínimo gesto. 

Azucena se abraza a ella como pidiendo auxilio, todos los jóvenes estamos estáticos a la espera de que alguno reaccione. 

Manuel se arrima al jardín y argumenta que para una época anterior fue bonito, Pero que le da la casa un aspecto de pobrecita, de campito chiquito. 

Si pasamos la máquina por aquí y aplanamos el terreno y ... Entonces una fuerza como un volcán que va a erupcionar surge de mi interior, Siento que me quema y que me elevará como un cohete a la luna.

 Y de un salto, me paro junto a mi tío y le digo: ¡Sobre mi cadáver! "NADIE TOCA LAS FLORES DE LA ABUELA" "NADIE TOCA EL JARDIN DE AGUSTINA" Porque aquí nos enseño a todos como se debe vivir ... o es que lo han olvidado. 

Mi abuela Agustina Elizabeth Morán Montoya, hacia todas las tareas de la casa, todo se hacia allí, todo era elaborado por sus bendecidas manos. 

Como si ella misma fue parte de cada uno de sus hijos y de cuanto árbol, planta animalito había en la casa de la abuela. 

Y con todas las tareas que tenía su carga, su mayor afán era por las tardes cuidar de su jardín de flores hermosas. 

Mi abuela Agustina, la mujer más sabia y con un temple de acero, fue de esas mujeres que pasan por la vida solo haciendo el bien y lo mejor que pueden. tuvo cuatro hijos, dos varones y dos mujeres. 

Se casó joven como se acostumbraba en esa época. 

Agustina mi abuela y lo digo con orgullo, siempre se levantaba con una sonrisa, con mucho ímpetu; ansiosa de hacer cosas, y así mismo ordenaba a todos sus hijos hacer una tarea específica, que la realizaran con alegría y con amor, que cuidaran el uno del otro, y también del techo y espacio que les ha dado el Creador. 

Y les dejaba bien claro que debían estudiar, las tareas escolares eran primordiales, y decía a un ignorante se lo engaña y maneja con facilidad, por eso hay que estudiar.

Su casa era su cuartel muy organizado para enfrentar la vida y aportar a este mundo lo mejor de cada uno.

El jardín de la abuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora