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El sol estaba cercano a ocultarse.

Las tonalidades naranjas se dispersaban por el cielo, coloreando el entorno, las nubes y las edificaciones de la ciudad. Era un ambiente nostálgico para quien gustase de atesorar recuerdos e imágenes memorables, pero aún así, pasaba desapercibido por la mayoría del mundo.

En la UA se había hecho el fin de la última clase para todos.

Luego de que se escuchara el último timbre del día, los estudiantes resonaron con sus pasos por todo el edificio.

En el salón de la clase 1-A, los alumnos no eran la excepción.

–El día de hoy no habrá un chofer que los traslade a su hogar, por lo que les pido encarecidamente: Vayan directamente a casa y no se desvíen. La exposición deliberada es un acto de inmadurez y desconsideración. Sean prudentes.– habló el profesor Aizawa, quien sentía una muy ligera preocupación por sus alumnos.

Todos respondieron con un "sí" y empezaron a marcharse.

–Que pase un buen fin de semana, Aizawa-sensei.– se escuchó de Iida, quien se dirigía a su cuarto en el edificio junto a unos cuantos estudiantes delante de él.

–¡Hasta luego, Aizawa-sensei!– continuó Mina.

Al ser fin de semana, los muchachos tenían la opción de regresar a su hogar junto a su familia.

Unos ojos chocolate se posaron sobre cierto peliverde que se encontraba nervioso y acelerado, balbuceando cosas inentendibles para cualquiera que no fuese él. Ya era costumbre verlo estresado o nervioso para la castaña, así que sabía que era normal.

Cuando lo vio levantarse de su asiento, decidió hablar.

–¿Irás a casa de tus padres, Deku-kun? ¿Caminaremos juntos a la estación?– le preguntó Ochaco a su amigo, quien se encontraba guardando su libreta de anotaciones en su mochila.

Tenía cierta esperanza de poder ir con él. ¿Sería tan malo que se permitiese un tiempo de calidad con el peliverde fuera de clases?

El mencionado pareció ruborizarse al ver que la castaña parecía interesada en caminar junto a él. Su corazón comenzó a latir con fuerza, pero tristemente no podría acompañarla el día de hoy...

–N-No. Este fin de semana me quedaré...–expresó apenado. Pudo notar el rostro ligeramente decepcionado de su amiga y se sintió terrible. – ¡Q-Quisiera acompañarte pero-

–¡No hay problema, Deku-kun! – arrojó la castaña repentinamente con una sonrisa simple, impidiéndole explicar. No le debía explicaciones, ¿o sí? –No tienes que acompañarme todo el tiempo, JAJA–

El peliverde seguía sintiendo culpa. Era su amiga, no quería abandonarla.

–Yo quisiera acompañarte, Uraraka-san... También extraño a mi madre, quisiera ir a mi casa. –dijo, y pudo notar la preocupación en el rostro de su amiga. No era su plan preocuparla. –Pero m-me vi envuelto en un compromiso aquí– explicó refiriéndose a su deber como sucesor, teniendo que recibir consejos y entrenamientos del héroe 1#, quien lo vería aquí y le recomendó quedarse por su seguridad y la de sus compañeros.

No podía decirle eso, así que sólo esperó a que ella no hiciese preguntas.

–No te preocupes Deku-kun, ¡En serio, no hay problema! – sonrió, calmando al muchacho. – Este fin de semana tengo mucho que hacer en casa con mis padres, y también tenemos un montón de tarea, ugh...–

–S-Si te quedaras podría ayudarte, es una lástima que ambos estemos ocupados. –

–¡No importa! Yo puedo hacerlo bien. – le dijo sonriente y ligeramente motivada. –Bueno, debo irme, el tren llega en unos treinta minutos y debo llegar rápido. –

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