𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔𝐍𝐎;唐德

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La vida de Wendy nunca fue un misterio para la comunidad

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La vida de Wendy nunca fue un misterio para la comunidad. Era prepago, y de las más preciosas, mejor pagadas. Se sabe que antes de morir, fue la esposa de uno de los narcos más poderosos en esos tiempos; Eric Cartman. Hasta se decía que la mujer fue un regalo de su madre; Liane Cartman quien era una proxeneta. No sería una casualidad, todos saben que todas las niñas que conseguía a las salidas de los colegios iban a parar a la cama de Eric.

Wendy se vio tentada por el dinero y los lujos que Eric le prometió, pero, buscó más.

Decían que Wendy era idiota, pero no tanto, fue víctima de su mejor amiga; Rebbeca Vasilév. Wendy descubrió que esta engañó a Eric para que la botaran del lugar, metiéndole hasta por los ojos que ella le fue infiel con uno de sus lacayos, pero, Stan Marsh no tenía agallas para hacerle eso a su jefe.

Cartman confiaba en él, y no le hizo nada, pero siempre tuvo la espina en la garganta de que comía, y dormía en la misma casa junto con quien le fue infiel su mujer.

La muerte de Wendy pasó desapercibida por más de una semana.

Hasta que los noticieros hicieron lucro con el pobre cuerpo de Wendy, tirado en el piso, flotando sobre un charco de sangre, con el cabello tapando su rostro.

Cuando el periódico cayó sobre las manos de Helen y Richard, el mundo se les vino abajo, otra vez.

Antes de la noticia de Wendy, hubo otra que fue un impacto en el barrio.

Agarraron a Cartman, en su propia casa, y como nadie tenía idea de la traición de Rebbeca a Wendy, pensaron que a ella también se la llevaron. Pero, no, Wendy murió, y aunque quisieran que estuvieran en la cárcel, les tocó enterrar un cajón sin cuerpo, nadie les dio razón de que pasó con la mujer, y en los dos padres quedó un vació de no poder darle el último adiós, ni muerta.

Pero, los socios de Cartman ya conocieron la historia, bueno, quizá la mitad de la historia, la suficiente como para saber que Wendy planeó su muerte.

Se boleaba por ahí, que Wendy dio órdenes exactas para matar a la diabla; como le decían a Rebbeca. Reconocida por su figura, por su cabello carmesí, por las pieles de animales y los vestidos cortos que usaba. ¿Fue una casualidad que Wendy llevara la misma ropa? Quizá, pero hasta ahí, nadie entendió por qué traía una peluca del mismo corte y color de la diabla. La mataron en un café, al frente de todos, el sicario se escapó, y dejó morir a Wendy de cinco balazos en la espalda.

Desde que anunciaron el fallecimiento, hasta por el ultimo medio de comunicación de Pereira, todos velaron la muerte de la mujer, no por lo que hacía, sino porque su historia se podía repetir con las demás niñas del barrio, y que este era un ejemplo puro de en lo que puede terminar una mala crianza.

Helen se prometió, desde ese día, volver a criar a Tweek, se acabaron los permisos para jugar con los otros niños del barrio, de salir solo a pasear. Los limites comenzaron con una línea amarilla que Helen pintaba todos los años, separando su casa, de la calle, queriendo mantenerlo cerca de ella siempre, cada día de su vida.

𝐒𝐈𝐍 𝐏𝐋𝐀𝐓𝐀 𝐍𝐎 𝐇𝐀𝐘 𝐏𝐀𝐑𝐀𝐈𝐒𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora