𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐃𝐎𝐒; 这些

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Rebecca tuvo el descaró de aparecerse por última vez en el barrio antes de que se mudaran para una finca

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Rebecca tuvo el descaró de aparecerse por última vez en el barrio antes de que se mudaran para una finca.

Se la vió en la casa de su madre, sacando cosas con ayuda de sus escoltas, montada en una camioneta blindada, con un niño dentro, casi de la edad de Tweek. Las malas lenguas decian que era un hijo de Cartman, otros que era un niño que fue arrebatado de una madre para convencer a Eric de que era su hijo. Rebbeca lo alzó en brazos, y entre besos decía su nombre; Thomas.

Rebbeca observó a Helen jugando con su hijo en la calle, y seguramente no pudo contenerse para arruinarle el día.

Ella se acercó, tratando de ganarse a Tweek con alagos, por su suerte; Helen se lo mezquino, tapándole el rostro para que no pudiera hacerle nada a futuro, pero, ¿de qué serviría? Red busca hasta por debajo de las piedras, solo atrasaba el destino del niño.

Llegó mal intencionada, con una sonrisa hipócrita, y una preocupación del mismo tono. Helen no quería ni olerla, la repudiaba, ella fue el motivo por el que Wendy terminó muerta, y Red, soltó la lengua aun con Tweek al lado, repitiéndole toda la vida de Wendy como si fuera cualquier chiste. Sus palabras fueron tan insensibles, que faltaba que le escupiera antes de marcharse.

Esa despedida amarga, hizo que se prometiera a si misma que Tweek sería todo lo opuesto a Wendy, un niño de casa, obediente, amoroso, y que si era posible que toda su vida estuviera bajo su falda.

Esa despedida amarga, hizo que se prometiera a si misma que Tweek sería todo lo opuesto a Wendy, un niño de casa, obediente, amoroso, y que si era posible que toda su vida estuviera bajo su falda

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Ese encuentro jamás afectó en como Tweek miraba a esas personas, las creía poderosas, con diplomas, que eran personas exitosas, y quizá por eso veía a Rebbeca como una modelo a seguir. Se creyó la cantaleta de que era una empresaria, así se ganó su confianza.

Además de su inocencia, también seguía con el sueño de salir un día solo, sin estar agarrado de uno de sus padres, pero, jamás les reclamó, siempre que le decían que no, él lo tomaba como respuesta final, y jamás volvía a indagar en el tema hasta la semana siguiente.

Hasta que un día Tweek se hartó.

Salió de su cuarto al patio delantero con una sonrisa, mientras besaba un medallón de la virgen que tenía colgando en un collar, así avisándole a su padre que saldría.

𝐒𝐈𝐍 𝐏𝐋𝐀𝐓𝐀 𝐍𝐎 𝐇𝐀𝐘 𝐏𝐀𝐑𝐀𝐈𝐒𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora