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Ella acabó por consumirse,

como lo hacen los cigarros tras muchas caladas.

Acabó rota,

como ese cristal que se cayó al suelo.

Vacía,

como la casa después de la mudanza.

Sin color,

como el lienzo en blanco.

Con lágrimas en los ojos,

como todas las personas como ella.

poemas sin sentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora