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Tres sueños diferentes, pero con un mismo destino, 3 recuerdos por los cuales me encuentro en esta situación, por los cuáles estoy profundamente enamorado de él, no quiero saber nada de nadie ahora y sé que sólo soy yo el único aquí que tiene un problema y ese fue enamorarme, una obsesión muy grande por ese chico que logró cautivarme y es desastroso a más no poder, pero no encuentro ninguna salida por mi mala suerte.

Reviso mi tablet y veo la hora... 3 de la madrugada, en otro momento me dormiría enseguida por miedo, pero ahora de lo que menos tengo ganas es de dormir, además de que sé que no podría conciliar el sueño de buena manera.

Me levanto de mi cama y me dirijo al baño, perdido en mis pensamientos tan tontos que logran ponerme en este estado de tristeza y todo por un hombre, desearía que ya no pasara más y seguir mi vida como antes, feliz y sin tanta mierda girando y girando a mi alrededor, pero lo único que puedo hacer ahora es afrontar mis sentimientos, aunque sepa que no son correspondidos.

Acaso éste será... Un amor ¿Fallido?

No lo sé y tampoco quiero creer eso, pero con lo que le dije ayer a Erick puedo dar eso por confirmado en más de una razón crucial.

Hago mis necesidades en el baño y regreso a mi habitación, reviso de nuevo la hora y ya han pasado 30 minutos así que decido dormir de nuevo y en tan solo segundos es lo que sucede.


°°°


Despierto de nuevo y el sol ya ha salido, reviso la hora y son las 10:36 de la mañana, no tengo ganas hoy de hacer mi lectura matutina así que dejo mi tablet en la cama y me levanto a la cocina que es donde está mi madre.

—Buenos días, mamá —la saludo de manera educada y tomo asiento en el comedor.

—Anian buenos días —dice ella, pero la noto molesta, quizá fue porque anoche la dejé sola en el supermercado.

—Lo siento por lo de ayer, sé que no estuvo bien —me disculpo para terminar este ambiente que se estaba creando.

—Sí, no debiste hacerlo —dice en un tono tranquilo—. Pero también te entiendo, no diré nada, pero espero puedas arreglar tus asuntos haciendo una balanza entre tu cabeza y tu corazón.

Me quedo atónito con su respuesta ¿Sabrá ella que estoy enamorado de Erick? ¿Sabrá que lo de ayer fue por eso? Espera ¡¿Sabe que soy gay?!

No hago ninguna pregunta al respecto y mejor comienzo a desayunar dos panes tostados con mantequilla y mermelada acompañados de una taza de chocolate caliente.

—Solo quiero que sepas que estoy contigo Anian y que te apoyaré siempre en todo —Dice mi madre y yo ya no puedo aguantar más.

Las lágrimas brotan de mis ojos como si fueran dos ríos, siento hermoso que mi mamá me apoye y acepte por como soy, así que me levanto de la silla y le doy el abrazo más grande que le he dado por el momento y con mucho agradecimiento le digo que la amo.

Ella me devuelve el abrazo y veo que también llora conmigo, eso me hace sentir triste pero mi limpia mis lágrimas con sus manos me da un tierno beso en la frente.

—No importa Anian si eres gay, eres mi hijo y siempre te voy a amar y apoyar en todo porque soy tu madre y tu mejor amiga, siempre tenme confianza de contarme las cosas porque, aunque no lo creas siempre me preocupo por ti, eres lo mejor que tengo en esta vida y quiero que sepas que siempre estaré contigo para escuchar todo lo que me tengas que decir.

Lloro aún más fuerte por esas bellas palabras, apuesto a que todas las personas que son gays les encantaría escuchar eso de parte de sus padres.

—Gracias mamá, de verdad acabas de alegrar mi mañana, sabes que te amo con todo mi corazón —le digo y después de unos minutos de abrazo nos apartamos y yo me voy a mi asiento para terminar comenzar a desayunar.

No necesito más palabras, los actos puros de mi madre me lo dicen todo.

Termino de desayunar y me voy a mi habitación, hago mis quehaceres y después de eso ya me acuesto feliz y en paz total a leer un poco, gracias a las palabras de mi madre me siento más animado que otros días.

Termino de leer y voy a la cocina, mi madre está sentada cortando unas salchichas y yo me siento en frente de ella.

—¿Puedo ayudar en algo? —pregunto.

—No Anian gracias, yo puedo no es mucho.

—Oye mamá, solo quería decir gracias se nuevo por todo, sin duda agradezco a Dios porque me haya dado la oportunidad de conocer a alguien como tú y que pues seas mi madre —le digo y ella me mira a los ojos.

—Hijo, soy tu madre y siempre voy a apoyarte en todo y te amaré seas como seas.

—De eso no me cabe la menor duda.

Tocan la puerta de entrada y un escalofrío me recorre por la espalda al pensar quién puede llegar a ser.

Mi mamá se levanta a para dirigirse a la puerta y cuando la abre veo a la persona que puedo llegar casi a odiar, pero amar con intensidad de un momento a otro.

Erick.

—Hola señora buenos días.

—Hey hola Erick, pasa adelante.

—Muchas gracias ¿Está Anian aquí? —pregunta por mí y mi corazón de nuevo hace su estúpido efecto que solo me delata día con día cuando estoy cerca de él.

—Sí, en la cocina ¡Anian iré a la tienda regreso rápido! —¡¿Qué?!

—Si mamá está bien —¿Cómo se le ocurre dejarme sólo con él en este momento tan crucial?

Se escucha como cierran la puerta y yo me quedo sentado, atónito, el miedo y los nervios recorren todo mi cuerpo y quiero correr de esa escena, pero mis pies no responden.

Erick, tan hermoso como siempre.

Es un fruto prohibido que en esta versión de la historia no podré tener.

Toma asiento delante de mí y me mira a los ojos, esos ojos penetrantes de los cuales parece que puede descubrir mis secretos.

—Tenemos que hablar —es lo primero que dice y yo siento que me voy a desmayar.

—¿Ah sí? ¿De qué? —trato de darle un giro cómico a la situación, tratando de hacerlo creer como que realmente no sucedió nada como aquella vez.

—Anian no es momento para bromas, sabes muy bien a lo que me refiero.

Doy un largo suspiro porque justo esta era la plática que quería evitar.

—Sobre lo que sucedió ayer... Erick no hay nada más que decir, sinceramente ya te dije la verdad, soy gay y listo, si no puedes con eso será mejor que des media vuelta y te vayas por donde viniste ya que no soportaré un cambio de personalidad de ti hacia mí —me tiembla la voz, juro que siento que me voy a desmayar.

—Me entristece el hecho de que pienses eso de mí ya que para nada te trataría mal o diferente, Anian eres una persona muy especial en mi vida y perderte me dolería mucho ¡Cómo no tienes una idea! Yo te acepto y apoyo como eres y como seas al igual que tus gustos también, eso no te quita absolutamente nada de lo buena persona que eres porque no tiene nada de malo en absoluto, ayer sí me sorprendió mucho saberlo, pero me sorprendió aún más tu reacción ya que no era lo que esperaba, toda la mañana de hoy lo analicé y por eso vengo a pedir disculpas si te llegué a hacer sentir mal, pero quiero que sepas que jamás fue esa mi intención y jamás la será, porque dañarte sería lo último que haría.

Esas palabras, tan hermosas y maravillosas.

Erick toma una de mis manos y me dice en voz muy clara.

—Anian, te quiero mucho.

Simplemente mi mundo se volvió completamente blanco y no recuerdo absolutamente nada.

Un Amor ¿Fallido? IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora