Mi Cachorro

Capitulo 2

Nada complicado sería realmente fácil, mil veces había visto a su compañera hacerlo, claro no era su estilo y antes preferiría estar en una batalla pero para su suerte ahí estaba y ya no había marcha atrás, aunque claro siempre estaba la opción de dejar así al cachorro, aunque sabía que sería una pésima idea si quería llevar la vida tranquila con la miko

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Por lo tanto solo quedaba el cambio, era simple y fácil, trataba de recordar cómo le hacia la miko, pero ciertamente no recordaba al pie de la letra cada paso, pero es el lord del oeste, esto claramente no era un problema para él, seguramente en el proceso lo resolvería.

Pero bien ahora que estaba decidido a realizar tan gran y sorprendente acto, solo existía un simple cuestionamiento, exactamente donde estaba su cachorro o hijo como le había llamado en contadas ocasiones, no era exactamente por maldad sino que el pequeño aun no había mostrado la suficiente capacidad para ser llamado como hijo y ser reconocido como el próximo lord de las tierras, pero claro antes de ello debería pasar por un entrenamiento suficientemente fuerte y amplio para formar al mejor heredero, obviamente después de ello.

En fin si no recordaba mal y eso claro que no lo hacía, el cachorro debería estar en la pequeña cama que le había insistido tanto  la miko  para tenerla, recordaba la pelea que tuvo con ella sobre las maneras de como exactamente empezar a criar a un guerrero y heredero, pero tuvo que ceder en esta petición, si claro quería tener atenciones nuevamente por parte de ella, fue una pelea que no logro ganar por una vez, pero nadie nunca lo lograría saber, ahí lo había puesto hasta que empezó hacer ruido, se le acerco y de inmediato sabía que debía cambiarlo pues su olfato jamás le había mentido y por ello estaba en esta situación.

Llevo la mirada a su cachorro, no estaba realmente mal, tenía los ojos abiertos viéndolo directamente algo acuosos pues se veía exasperado por no ser atendido, lo tomo con poco pues el olor era repulsivo y lo llevo a la mesa más cercana, el pequeño solo empezó a balbucear y si eso empezaba sabía que no tardaría en llorar, y entre todo lo que había soportado exactamente el llanto de un pequeño no estaba en sus mejores sonidos y mucho menos entre lo preferible del día, así que debía actuar rápidamente antes que esto pasara.