Hugo: Buenos días
Celia: Buenos días dormilón
Hugo: qué hay de desayunar?
Celia: pues tostadas y café
Hugo: jooo, siempre hay lo mismo
Celia: hombre, qué te crees que esto es un restaurante? Estás tú que me voy a levantar a las seis y media casi de la mañana solo para hacerte un desayuno especial a TÍ, pero tu flipas chaval? Una tostada, un café y arreando
Hugo: vale vale, como se ha puesto en un momento, señor, perdón, no vuelvo a hablar
Celia: lo siento, pero esque tengo la regla y son las siete de la mañana joder
Hugo: si sí, venga, menos quejas y más ir a trabajar
Celia: oyeeee, que no me llamen no es cosa mía, ahí tienen mi currículum que cuando quieran que me llamen, mientras seguiré trabajando con Azucena en el bar
Hugo: si si, bueno me voy a trabajar, adiós
Celia: hasta luegoo, OYE! TE ESPERO PARA COMER?
Hugo: NO!, VOY A COMER CON GONZALO! •dije bajando las escaleras del piso hacia la puerta principal•
Celia: ESTÁ BIEN!
Arranqué el coche, puse la radio y me dirigí a las oficinas de mi empresa. Me siento realmente orgulloso de todo lo que he conseguido años atrás hasta ahora, tengo mi propia empresa la cual va creciendo poco a poco pero muy rápidamente a la vez. Principalmente, mi empresa estaba en Córdoba, ahí está la "original", la primera. Al tiempo, me ofrecieron trasladar la empresa aquí, a Madrid, pero yo quería que la empresa permaneciera en Córdoba, por lo que, invertimos un poco más de dinero y pusimos oficinas casi en el centro de Madrid, donde está la mayor parte del tránsito, y por ahora está yendo súper bien. Mi familia y yo nunca hemos tenido problemas de dinero, siempre íbamos muy bien y sobraba bastante, y evidentemente dependía económicamente de mis padres, que al poco tiempo, de mi madre. Y ahora me siento orgulloso de poder decir que soy completamente independiente, tanto personalmente como económicamente. Y ya estamos empezando a "ahorrar" más para abrir oficinas en Barcelona, pero todo a su debido tiempo.
X: Buenos días Señor Cobo
Hugo: Buenos dias Sofía, y no me llames señor Cobo porfavor, llámame Hugo, y porfavor, tutéame •le dije a la joven secretaria con una sonrisa amable•
Sofía: ah, perdone, digo... perdona, sírvete un café y algunas magdalenas si quieres. Que pase buen día señor Cobo....digo...Hugo •me dijo balbuceando y sonriendo avergonzada ante su confusión•
Hugo: no te preocupes, igualmente. •tal y cómo me dijo la joven secretaria, cogí una magdalena y un café de la mesa de la cafetería, aunque ya había tomado un café en casa, hoy será un día largo•
Entré a mi enorme despacho y me senté en mi sillón de piel, contemplando las vistas de la ciudad de Madrid através de un enorme ventanal que ocupaba toda la pared mientras bebía mi café. Hoy tenía que ir a muchas reuniones para aprobar proyectos que me presentaban, firmar documentos... por eso prefería relajarme los diez minutos que quedaban antes de mi primera reunión, cuando derrepente llaman a la puerta.
Hugo: adelante
Sofía: Hugo, hay un señor en recepción que le urge pasar a verte
Hugo: un señor? Y porque no me has llamado?
Sofía: lo he intentado, pero me ha dicho con mucha insistencia que quiere verte
Hugo: no te preocupes, ahora mismo voy, gracias •la joven secretaria con el pelo por los hombros, muy liso y negro, con un vestido blanco que le ceñía la cintura, se alejó hasta recepción, y segundos después yo hice lo mismo•
Hugo: hola David, no te esperaba hoy
David: hola, yo tampoco, era para decirte que si hoy podías venir a comer conmigo, he reservado una mesa en un restaurante muy recomendado. Tenemos que hablar sobre el proyecto de Barcelona y algunos asuntillos más
Hugo: pues hoy había quedado con un compañero para comer, pero le puedo decir que lo pospongamos para mañana si es muy urgente
David: sí, me urge bastante ya que uno de tus socios más importantes soy yo
Hugo: está bien, iré a hablar con Gonzalo y después de las reuniones te llamo
David: perfecto, allí te espero •dijo el hombre alto y un poco rechoncho con barba y traje, dándome unas palmadas en las espalda antes de dar la vuelta e irse por el ascensor•
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CONTIGO
RomanceEnamorarse de alguien es algo tan fuerte y personal, pero a la vez algo tan "común" que no nos damos cuenta de lo que realmente sentimos.