Capítulo 7

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Por fin, nuevamente los cuerpos estaban en dónde correspondían, URSS era URSS e Italia era Italia. Sin esperar más tiempo, el rojizo se dirigió hacia su oficina, debía anotar lo que había memorizado y visto.

El soldado que había mandado al grupo camuflado entró a la carpa totalmente agitado.

-¡Señor!, ¡Atacaron a los nuestros! ¡¿Cuál es la orden de ataque?!.

-¿Orden de ataque?. - se acercó al soldado tranquilamente. - ¿Enserio siquiera preguntas?.

-¿Señor?.

Rápidamente la URSS tomó del cuello al soldado y lo elevó dejándolo sin aire.

-¡¿Acaso no sabés recibir órdenes?!, ¡les dije que no atacarán par de inútiles!. - lo lanzó hacia la nieve.

-Disculpeme señor, no volverá a suceder.

-Por supuesto que no volverá a suceder.- sacó una pistola de su bolsillo y sin más disparó.

Todos los soldados comenzaron a temblar de miedo.

-El que no quiera pasar por lo mismo, tendrá que obedecerme ¡¿Entendieron?!.

-¡Si señor!.

-Y tú. - apuntó al americano y le indicó que entrara.

Una vez ambas personas estaban adentro de la oficina, la URSS con mucha brusquedad tomó el cuello del americano y lo lanzó hacia la mesa. Levantó ambas piernas y de un tirón quitó su pantalón y boxer, rompiéndolo en el proceso.

Sin preparación alguna el comunista penetró al estadounidense ganándose un quejido de dolor.











El Italiano nuevamente en el cuerpo de la potencia comunista fué a visitar al estadounidense, había quedado preocupado cuando en el momento en que lo besó. Estados Unidos se largó a llorar como un bebé en sus brazos, se veía indefenso y roto. Sobretodo lo último.

Preguntó a varios soldados sobre la ubicación del americano y la respuesta fué la misma, en su dormitorio.

Con cuidado pidió permiso para entrar pero nadie le respondió para verificar de todas formas abrió la carpa e ingresó. Estados Unidos estaba en su cama dándole la espalda.

-Oh, lo lamento ¿estás dormido?.

Se acercó silenciosamente y tocó su brazo derecho ganándose un pequeño salto y leves temblores.

-¿USA?.

-N-no quiero. - su voz sonaba quebrada y soltaba hipidos. - y-a no quiero más.

¿Acaso se refería a la guerra?, eso era algo de que todos estabamos cansados.

Con delicadeza abrazó por detrás al estadounidense, sintiendo como lloraba.

-No me gusta ver a las personas llorar.

-Es irónico porque siempre las haces llorar.

-Mírame. - obligó a que se diera vuelta, mostrando los ojos hinchados y rojos del de estrellas. - tus ojos son hermosos pero se ven mal de esta forma.

-Siempre se ven mal.

-No es cierto, son azules como el cielo.

-¿No estás enojado?. - preguntó temeroso.

-¿Enojado por qué?.

-No lo sé.

El Italiano se recostó a su lado y ofreció su brazo izquierdo para que el estadounidense lo utilizara como almohada, de esta forma quedaría acostado en su pecho.

Limpió algunas lágrimas que quedaban en el rostro del contrario y acarició su mejilla lentamente, en busca de calmarlo. Había funcionado, el estadounidense había detenido su llanto y ahora se había quedado dormido en su pecho.

-Descansa. - se despidió de él aunque sabía que no lo iba a escuchar, acomodó las mantas para que no pasara frío y finalmente besó su frente, ganándose una pequeña sonrisa del americano.

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⏰ Última actualización: Aug 18 ⏰

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