Capítulo 3

546 37 11
                                    

–No es nadie. – fué lo que dictó.

–Pensé que eran amigos.

–Mis únicos amigos son ustedes dos.

–¿Estás seguro?. – realmente se sentía un estúpido por haber dado su confianza.

–Hubo un tiempo en que lo considere mi amigo, ¿sabés?. Aunque es estupido, dudo mucho que el me viera de esa forma.

El silencio volvió a ser creado.

–Quizás el también te vió como su amigo.

El alemán solo río sarcásticamente.

–Ese hijo de puta no tiene sentimientos. Es como la nieve de su mierda de tierra.

La nieve comenzó a caer de a poco, el alemán maldijo fuertemente y ordenó una retirada. No podía arriesgarse a quedar atrapado por ahí.

–Agh al fin llegamos, esa estúpida nieve es molesta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

–Agh al fin llegamos, esa estúpida nieve es molesta. – debido a que comenzó a nevar torrencialmente, el chofer se demoró más de lo usual. – Es tarde, ¡Todos a dormir!. – ordenó con su poderosa voz.

¡Sí, mi Führer!, Los soldados gritaron con entusiasmo y se dirigieron directamente a sus dormitorios.

–Tu también ve a dormir, mañana llega Japón.

Sin quejarse esta vez, el ruso con cuerpo de italiano, ingresó a su carpa y sacó su mojada camisa y pantalón, todo esto producto a la nevada. Quedando solamente en boxer, se quedó sentado en su cama sin acostarse aún, no podía creer lo que sus ojos veían.

El sonido de la carpa abriéndose lo hizo reaccionar y mirar quien lo había provocado. El alemán quién se encontraba con su camisa y boxer, se acercó rápidamente al "italiano".

–¿Porqué estás así?, hace frío afuera.

–Caliéntame entonces. – sin ningúna invitación se sentó en las piernas de la Unión y moviendo sutilmente su trasero de adelante hacia atrás, dando vueltas en círculo en la zona íntima de éste. Rodeó ambos brazos alrededor del cuello italiano y sin dudarlo lo besó.

El beso duró tan solo unos segundos, una vez separados Third Reich se levantó y por fin se retiró a su dormitorio.

El ruso simplemente se quedó pensando, su mente estaba bloqueada totalmente, procedió a ponerse algo de ropa. Luego de un rato se levantó y salió de su carpa, con la mirada intentó descifrar cuál de todas sería dónde estaba el Nazi. Al azar eligió y para su suerte aceptó. El mencionado ya se encontraba acostado.

–Nunca le des la espalda al enemigo. – tal como decía, el alemán se encontraba dandole la espalda.

–¿Qué me harás soldado?. – otra vez usó ese tono de voz, intentaba sonar como un coqueteo pero para el ruso simplemente daba asco.

El "italiano" se acercó y movió el cuerpo del Nazi para que quedara de frente.

–Con que aquí lo quieres.– desabrochó sutilmente su camisa.

Mientras tanto el italiano lo veía en silencio.

–Hoy estuviste algo extraño, pero no importa, quiero que lo hagas de todas formas. – comenzó a quitarse el boxer.

–¿Hacer qué?. – por fin habló el europeo.

–Hacerme el amor.

Una vez quitada la prenda en el alemán, rápidamente se dirigió hacia el más serio, desabrochó su pantalón y lo bajó lo suficiente para que pudiera sacar su miembro. La camisa fue retirada bruscamente. 

–Veamos como lo haces esta vez. – observó fijamente mientras que con su mano sacaba el miembro del italiano de su pantalón y comenzaba un movimiento de arriba hacia abajo. Este movimiento fue aumentando de velocidad hasta que el presemen se hacía presente. – Entra ya en mí. – ordenó como le era costumbre.

Jamás imaginó ver a Reich en esa posición, con su mano derecha estimulando su pezón y con las piernas abiertas a más no poder, dejando totalmente su zona íntima y su ano a la vista del contrario.

Se acercó a él juntando ambos cuerpos recibiendo un bajo gemido a cambio. Posicionó su miembro en la entrada e ingresó de una estocada.

–¡Ah!~...comienza a moverte. – apretó la sábana con ambas manos.

De inmediato el ruso con cuerpo de Italia se movió en el interior del Nazi sin tener una pisca de piedad. El que se encontraba abajo comenzó a soltar gemidos de placer y gruñidos llenos de satisfacción.

–Continua, mierda, hazlo más fuerte.

El choque de pieles causaba más exitación en el alemán, quién importandole poco el lugar donde estaba, se dedicó a disfrutarlo al máximo.

¡Ah!, Su tono de voz aumentó al penetrar su punto.

–Joder, así. ¡Ah!~ me encanta. – abrazó con fuerza los hombros de su amante.

Se encontraban en la típica posición del misionero, la cabeza de Italia se ocultaba en el cuello del alemán, quién último empezaba a dejar cicatrices en la espalda del tricolor.

Third Reich se disponía a seguir gimiendo en el oído del italiano, sin embargo, unas ganas de besarlo fuertemente lo inundaron. Con la fuerza que le quedaba levantó los hombros de quién se encontraba recostado en su pecho, sus ojos tenían ciertas gotas de lágrimas. Cuando enfocó la vista para ver quién le hacía el amor en ese momento, sus ojos y boca se abrieron de sorpresa repentina al ver cómo su amorío de color verde, blanco y rojo, pasaba a ser solo de color rojizo y en el ojo izquierdo destacaba el símbolo comunista.

–¿Qué?. – alcanzó a decir Reich atónito mientras que las embestidas no paraban. –¡Sal de mí!. – lo pateó haciendo que el contrario se detuviera.

Ambos en total shock, Reich cubriéndo con la sábana su cuerpo desnudo en busca de "protección" y URSS mirando su cuerpo y manos rojas como la sangre. ¿En qué momento había vuelto a ser él?, hace unos segundos seguía siendo Italia.

–¡Comunista!. – gritó despertando a todos.

URSS alarmado subió su cierre como pudo y comenzó a correr hacia una salida. Cómo ya conocía sus tierras le fue fácil escapar.

¿Es amor?, Nazunist.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora