Luego de haber dormido por un día entero, la URSS estando en su improvisada oficina analizaba lo sucedido, se maldijo por dentro al no haber sacado información.
–¡Soldado!. – alzó la voz.
El nombrado entró e hizo una reverencia.
–El enemigo está en el lado Este, quiero que envíes a un grupo de soldados para que vigilen los movimientos de la alianza. Sin embargo, solo deben observar camuflados, nada de atacar.
–Si señor. – y sin más se fué.
Aún no sabía cuan preparados estaba el ejército enemigo, no podía darse el lujo de atacar y perder a más gente. Debía ser paciente y esperar alguna ventaja para ganar.
–¡Estados Unidos!. – el estadounidense entró con la mirada baja. – ¿no vas a saludar?.
–Hola, señor URSS. – su mirada seguía en el suelo.
–¿Dónde carajos están tus modales?. – golpeó la mesa haciendo que el americano diera un pequeño salto.
–Lo lamento. – por primera vez alzó la mirada.
–Vaya, al fin puedo ver tus ojos. – sin esperar más tiempo, le mostró un mapa. – el enemigo está en este sector y nosotros estamos aquí. ¿Alguna sugerencia?
–Cuando piense en algo le diré.
–¿Cuando sería eso?.
–No lo se.
–¡¿No sabés?!, ¡Entonces para que mierda vienes aquí!.
–...
–Vete. –ordenó fríamente.
–Pero, puedo idear un plan.
–¿Acaso no sabes escuchar?, ¡Dije que te fueras!.
Definitivamente la paciencia no iba de la mano con URSS.
Third reich estaba de buen humor ese día, por fin el japonés llegaría con nuevas armas y más ejército, eso lo emocionaba.
Cuando el Imperio bajó del avión fue recibido con una exquisita comida y bienvenidas. Cómo hacia mucho tiempo que no se veían, Reich y el asiático se saludaron de un abrazo que duró algunos segundos, ambos emocionados de estrecharon las manos y se dirigieron hacia la oficina del Nazi a hablar ciertas cosas.
El día fue bastante positivo aunque corto según Reich.
El italiano como todas las noches se dirigió hacia el dormitorio de su amante y dió un suspiro al verlo dormir. La sensación de culpabilidad no lo iba a dejar dormir esa noche, ¿y sí le contaba lo sucedido a Reich?, claro era completamente normal cambiar de cuerpo con tu enemigo y engañarlo con otro, nada justificaba lo que acababa de hacer. Además, si le contaba lo primero, lo tomaría como loco o como una consecuencia de la guerra. No quería que Third se preocupara demás.
Se acostó a su lado y acarició la mano del alemán, éste lo rechazó y le dió la espalda. Esa pequeña acción provocó que su corazón casi se saliera.
–¿Reich?. – preguntó a punto de llorar.
–Uh, ¿Italia?. – restregó uno de sus ojos y se sentó en su cama.
–¿Estás enojado conmigo?.
–¿No?. – entrecerró sus ojos. – ¿Qué hiciste?.
–Nada.
–Agh, mi cabeza. – peinó algunos de sus rebeldes cabellos.
–¿Estás enfermo?.
El contrario simplemente negó.
–Una pregunta, ¿viniste anoche?.
–¿Anoche?.
–Si, aquí.
–¿Qué hice anoche?.
–Tuvimos relaciones, aunque te comportaste algo extraño. ¿Estás bien?.
–Oh, si si. Estoy genial, debiste haberte confundido o soñado. Anoche solo estuve durmiendo. – mintió.
–Si, debió ser eso. Estoy algo estresado.
–Descansa. – comenzó a sacar algunos mechones del rostro del Nazi. – te haré sentir mejor.
–¿Cómo?. – preguntó medio dormido.
–Con mis besitos. – se acercó hacia los labios y los unió en un pequeño beso, luego siguió con el resto de la cara, haciéndole cosquillas y provocando que el alemán riera.
–Eres un tonto, te amo.
–Yo también, il mio amore.
–Italia.
–¿Sí?.
–Quítate la ropa.
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¿Es amor?, Nazunist.
Fiksi PenggemarEn epocas de guerra, Urss cambia de cuerpo y se convierte en Italia Fascista. Frente a esto, decide tomar ventaja ante tan sorprendente acción y hará lo posible para vencer al eje del mal. Pero, lo que no sabe es que hay algo entre Third Reich e Ita...