Junio 16, 2042

577 124 39
                                    

¿Ya no lo hará más? La respuesta vino en los meses siguientes, porque lo siguió haciendo. Aún después de haberlo dejado atrás, continuó castigándome como si fuera parte de un siniestro plan premeditado.

Cada golpe, cada humillación y cada grito parecían calculados para asegurar que no lo olvidara jamás. Como si disfrutara de mantener viva la herida.

En ocasiones, percibía su mirada fija en mi nuca o escuchaba sus pasos pesados en el pasillo de mi departamento. Cada vez que pasaba, me ocultaba bajo las mantas y me sumía en lo común que se había vuelto el llanto.

Sentí que era un niño atascado, incapaz de avanzar, incluso con más de una ayuda. 

En mis sueños, mi pesadilla recurrente presentaba a persona de alguna u otra forma. Me veía implorándole que no me castigara, mientras él solo frotaba sus nudillos antes de alzar la mano. Podía verme alejando a todos, despreciándolos, mientras persona sonreía en segundo plano, como si fuera todo lo que quería desde un principio. 

También sentía el ardor de sus manos aprisionando mi muñeca, aún recordando el doloroso apretón que evitaba cualquier acción desagradable para él.

Él iba a visitarme muy poco, pero llamaba cada mañana.

Nuestras conversaciones por mensajes eran extensas, aunque él guardaba muchos detalles sobre su vida.

En casa, los tiempos eran difíciles. La tristeza de mi madre y el cuidado que mi padrastro debía hacer solo con mi hermano creaban una carga adicional para todo el mundo. Me sentí como un peso y, eventualmente, eso aumentó mi deseo de desaparecer.

Un día, semanas después de mi regreso al pueblo, persona llamó a casa. Desconozco cómo obtuvo el número, solo me refugié en mi encierro, anhelando que no regresara pero deseando su presencia al mismo tiempo.

Escuché a mi madre enfrentarlo en una discusión que terminó con ella colgándole.

Las llamadas persistieron, pero nadie se atrevió a contestar.

Tenía miedo de que viniera por mí algún día, pero también creía que sería más sencillo para todos si me marchaba.

Él llamó media hora después, probablemente informado por mi madre.

Esa noche, mientras veíamos películas por videollamada, sentí que con él todo estaba bien. Sus llamadas nocturnas eran lo único que me proporcionaba felicidad.

En ese período, comencé a asistir a terapia, aunque los avances reales no se evidenciaron hasta meses después. 

Las recaídas empeoraban mi estado, y presenciar a mi madre llorar mientras mi padrastro la consolaba resultaba desgarrador. Quise morirme de verdad, pero desearlo y llevarlo a cabo eran dos cosas distintas. Me consideraba un cobarde.

Aproveché algunas semanas para aislarme y reflexionar, yendo a las montañas. Fue crucial para aprender a cuidarme mejor, aunque regresé más rápido de lo deseado debido a la preocupación de mi madre por estar casi incomunicado.

En julio, él llegó de visita sin previo aviso. 

Bajé a desayunar y lo encontré jugando con mi hermano menor. 

Su sonrisa se amplió al notar mi presencia. 

Cuando me abalancé para abrazarlo, se sorprendió, y algunas lágrimas se le escaparon antes de que pudiera ocultarlas.

Lo noté aún así.

Caminamos juntos por el pueblo con los brazos entrelazados, deteniéndonos en la vieja casa de sus abuelos. Conocía todos los detalles de lo que había vivido para ese entonces, por lo que resultaba difícil para ambos el verla.

Terminamos comprando helado y sumergiendo los pies en el muelle. 

'Estás hermoso', dijo, y mi corazón latió más rápido ante sus palabras, inmensamente conmovido.

Le relaté mis avances, mis viajes y las nuevas personas que conocí. Estaba considerablemente mejor, y él estaba feliz.

Esa misma tarde, le dije 'hey, vamos a navegar' y fue él quien respondió 'está bien'.

Cumplí la promesa que teníamos de niños y pusimos música, porque la música siempre nos acompañaba. Nos animamos a bailar cuando estuvimos lejos de tierra, donde nadie podía vernos.

Fue allí donde soltó la gran bomba.

'Quiero casarme'

Mi corazón cayó al suelo, porque aún éramos demasiado jóvenes. ¿Veintisiete tal vez? Aunque no tenía derecho a opinar sobre su vida.

'No ahora, tal vez en unos pocos años. Pero... quiero pedírselo ya mismo'.  

Planificó su propuesta mientras yo me sumía en el silencio, sintiendo un hueco en el pecho porque todo avanzaba demasiado rápido.

Esa noche, compartimos la cama y observamos las estrellas luminosas en el techo, volviendo a ser niños haciendo figuras con las sombras de la linterna.

Mientras lo veía dormir sobre mi pecho, me di cuenta de que persona se había convertido en un monstruo para mí.

Y, el pensamiento más doloroso y confuso,

Él, quien no sería mío él, tenía la sonrisa más bonita.

él  jujae.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora