IV

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¡Muchas gracias a la gente que deja comentarios y sigue la historia!

Disclaimer: The PowerPuff Girls o cualquier personaje de esta historia no son de mi propiedad.

IV

La mañana se había tornado calurosa de un momento a otro. Un sábado cualquiera, Townsville estaba en plena hora del almuerzo y todos iban de un lado para otro, deseando que llegara la tarde para poder salir de trabajar. En un local de comida rápida cerca del centro de la ciudad, dos chicos descansaban en una banca al lado de la entrada de este restaurante.

—¿Puedes irte a incomodar a otra parte?

—No.

Cierto rubio suspiraba con cansancio por tener a su hermano mayor burlándose todo el tiempo de cómo iba vestido. Por otro lado, el pelirrojo se la pasaba bien mofándose de él puesto que, al parecer, no tenía otra cosa más interesante que hacer ese día.

—Se supone que mis minutos de descanso son para eso, para descansar, no para tener que soportar tu risa y tus estupideces todo el tiempo.

—Vamos, y luego yo soy el amargado.

Boomer respiró hondo, conteniéndose para no insultarlo puesto que esto le costaría la vida o al menos un golpe en la cara. Ciertamente estaba molesto, sí, pero las ganas de irse eran mucho mayores, ya no soportaba ese horrendo traje que le provocaba urticaria. Gruñó con desgana, en estos momentos es cuando más en su vida estaba deseando volver a tener sus poderes.

—Aww, no pongas esa cara de perrito regañado Boomie, ¿acaso no te encanta pasar tiempo con tu hermano mayor favorito? —Brick le pellizcó una mejilla con un tono de voz sumamente chirriante y molesto, cosa que provocó una mirada asesina de su hermano.

—Todavía no me has explicado por qué estás aquí pegado como un chicle y no en tú trabajo. —intentó cambiar de tema con tal de calmar un poco las ganas de plantarle una patada en cualquier parte sensible de su cuerpo.

—Mi jefe tiene problemas familiares y ha tenido que viajar, así que ha cerrado la librería hasta que vuelva. Resumiendo; tengo una semana entera para hacer... nada. —dijo con desgana. Era verdad que trabajar no era lo mejor del mundo, pero no hacer nada era mucho peor que eso.

—¿U-una... semana? —murmuró el rubio asustado imaginando que tendría que soportar a un Brick aburrido durante tantos días.

—Ajá y adivina qué, tendrás Brick para ti solito por un tiempo. —sonrió este con malicia, volviendo a pellizcar la mejilla del menor.

—¿¡Y por qué no puedes ir a fastidiar a Butch!?

—Pff, que va, es más divertido fastidiarte a ti.

Boomer agachó la cabeza, derrotado, mientras Brick volvía a las bromas nuevamente. Así pasaron los pocos minutos que le quedaban al chico de descanso y se colocó el gorro de hot dog dispuesto a volver a lo suyo. Lo peor es que él trabajaba fuera del local, atrayendo a los clientes, por lo que Brick iba a estar allí hasta que se cansara.

—Hola, perdone señor Hot Dog ¿puede darnos mesa para tres?

Una voz cantarina le habló con alegría. Rodó los ojos, ¿había, es serio, gente tan estúpida que pensaba que él era un mesero?

—Lo siento, pero yo no tomo las or... —al voltear y tener frente a si a la persona que le había preguntado, se le erizaron todos los pelos del cuerpo y como instinto, se escondió a espaldas de su hermano, que miraba con curiosidad a la rubia. Ella pestañeó un par de veces sin entender muy bien la reacción de Boomer.

Condenados por el PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora