Apenas podía mirarle mientras hablaba sin parar de la reina Isabel I. Flashbacks de los acontecimientos de la semana pasada seguían pasando por mi mente. De vez en cuando, el Sr. Gabarro establecía contacto visual conmigo accidentalmente y ambos nos poníamos de color carmesí, rompiendo el contacto visual inmediatamente. Una vez que llegó a la conclusión de que le había preguntado a todos los de la clase menos con uno, volvió a centrar su atención en mí de mala gana, con los hombros tensos y los ojos recorriendo el aula con nerviosismo.
"Entonces, señor Bakker, ¿por qué fue tan duro-difícil," corrigió con una tos forzada, "que la gente aceptara a Isabel como reina?"
Casi me atraganté con sus palabras. ¿De verdad tenía que corregirse a sí mismo? ¿Era realmente necesario? "Era una mujer, por lo que se la consideraba inferior en la época, y además era ilegítima por culpa de su madre." refunfuñé, decidiendo no enumerar los otros mil millones de razones que me venían a la cabeza.
Él asintió con rigidez, volteandose apresuradamente a la clase mientras yo dejaba escapar un suspiro de alivio. Sam me dio un codazo, llamando mi atención. "¿Qué mierda está pasando?" Siseó. "Gabarro parece jodidamente estreñido cada vez que hace contacto visual contigo."
Me encogí de hombros inocentemente, "No lo sé, quizá esté celoso de mi belleza. O quizá soy su crush, siempre le he considerado un poco pervertido."
Ella puso los ojos en blanco, "El señor Gabarro no es un maricón, tiene esposa-"
"¿Qué?" Solté un chasquido, mi ira hirviendo ante sus palabras. Quizá no debería haberme ofendido tanto, pero no pude evitarlo. Esa palabra carcomía. "¿P-por qué dirías eso?" Pregunté con fuerza.
Ella frunció el ceño y miró brevemente al profesor para comprobar que no nos había pillado hablando. Pero creo que me había ganado un pase libre con este tipo. Podría llevar un tiburón a su clase y probablemente seguiría sintiéndose demasiado incómodo como para castigarme. "¿Qué? ¿Que tiene una esposa...?"
"No deberías llamar a la gente maricón." Me sorprendió haber reunido el coraje para confrontarla sobre esto. Una parte de mí quería estar ciegamente de acuerdo, pero una parte más grande de mí estaba echando humo. Sabía que esto era peligroso, especialmente cuando estaba tratando de mantener a Theo oculto, pero no estaba seguro de poder dejarlo pasar.
"¿Yo lo hice?" Se rió débilmente ante mi reacción, "Yo dije que no es un maricón. Es un cumplido, amigo."
"No deberías usar esa palabra para nada." Solté. "¿Y eso cómo es un cumplido? Ser gay no es algo malo, Sam."
Se encogió de hombros, "No he dicho que lo sea, sólo es...ya sabes...raro. vatos cogiendo con vatos, morras cogiendo con morras. No sé, no me parece bien."
"No tiene por qué." Siseé, haciendo un esfuerzo consciente por bajar la voz por miedo a despertar las sospechas de toda la clase. "La gente puede hacer lo que quiera, no necesita tu aprobación."
"Dios, cálmate de una puta vez, tú mismo suenas como un chupapollas."
"¿Y eso sería malo?" Me reí sin humor, "¿De alguna manera sería una persona diferente si me gustaran los vatos?"
Levantó las cejas, pareciendo completamente aturdida y desconcertada por un momento, "¿Te gustan?"
"No." escupí, con un poco de dureza. "Pero sabes que Theo es mi amigo, así que ¿por qué hablas así?" Pregunté. Era cierto, llevaba un tiempo mencionando a Theo a mis amigos. Nada importante, sólo lo casual "Adivinen lo que dijo Theo el otro día..." o "Dios mío, ¿quieren oír una historia divertidísimasobre theo?" Nada demasiado incriminatorio.
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El Chico Holandés [BxB]
Ficção AdolescenteUn incendiario con una chaqueta de cuero y un sexy acento holandés. Y un chico timido de escuela que trabaja en la tienda local de mascotas. La idea de este par cruzándose - o incluso formando cualquier tipo de relación - era casi cómica. Y aun así;...