"Oh mi Dios."
"Oh mi Dios, ¿qué?"
"Oh mi Dios, entré."
"¿Qué?"
"¡Entré!"
Estábamos sentados alrededor de la mesa de la cocina, toda mi familia mirando como abría la carta de mi universidad preferida. Había solicitado una beca deportiva. Y me habían hecho una oferta incondicional.
Todo sucedió tan rápido que apenas pude asimilarlo. Mi madre se levantó de un salto y me agarró por los hombros para levantarme antes de envolverme en un fuerte abrazo. Lo siguiente que recuerdo es que el resto de mi familia se arremolinaba a mi alrededor, todos hablando en holandés.
"¡Esto es genial, Luca!" exclamó mi padre. "¡Debes estar muy contento!"
Lo estaba. Pero también ignoraba el persistente sentimiento de preocupación por lo lejos que me iba. La universidad estaba en el norte. Colocada justo debajo de la frontera con Escocia. Dejaría todo atrás. Mis amigos, mis padres, Theo. Pero me lo tragué todo y traté de ignorarlo. Me presenté allí por una razón. Buen curso, buen campus, buenas notas. Sería un idiota si no lo aceptara.
"Sí." Me reí torpemente. "Sí, estoy muy contento."
"¿Por qué no invitas a tus amigos a celebrar con nosotros?" Sugirió mi madre. "Podemos abrir un poco de prosecco." Me guiñó un ojo.
"Eh, no lo sé, tal vez-"
"¡Oh, vamos, Luca, no te avergonzaremos!"
Puse los ojos en blanco, sacando de mala gana mi teléfono del bolsillo, "Bien." Le envié un mensaje a Phoenix, Daya y Tommy. No me molesté con Sam. Nos habíamos ignorado por completo en la escuela y, con los exámenes a la vuelta de la esquina, me iba a la biblioteca casi todas las horas del almuerzo. Apenas y la había visto.
Quería invitar a Theo. Esta era la oportunidad perfecta para reunirlos a todos, pero algo me frenaba. No quería que él supiera que me iba a mudar todavía. Nuestra relación podría derrumbarse. Era demasiado frágil - él era demasiado frágil.
En cuanto abrí la puerta, Daya me rodeó con sus brazos y me abrazó con fuerza. "¡Ah, Luca, estoy tan orgullosa de ti! Sabía que ibas a entrar."
Hice un gesto con la mano restandole importancia mientras nos dirigíamos a la cocina, ignorando las felicitaciones similares de Phoenix y Tommy. Después de los educados saludos de mis padres y mi hermana, mi madre sirvió seis vasos de prosecco burbujeante, entregándonolos a todos menos a Vera - quién tomó un vaso de sprite en su lugar. "¿Dónde está Sam?" preguntó mi padre.
"Ocupada." Me encogí de hombros, engullendo un gran trago de mi bebida para evitar más preguntas. Los demás intercambiaron miradas de reojo, pero no dijeron nada. Sabían exactamente lo que había pasado. Y todos estaban de mi lado.
"¿Dónde está tu otro amigo? ¿Teddy?" Indagó más.
"En el trabajo." Respondí. Esto era menos sospechoso ya que Theo estaba realmente en el trabajo hoy. "Perdón por alejarlos de la revisión."
Phoenix resopló, "Cualquier excusa para no mirar ecuaciones químicas todo el día."
"La culpa es tuya por elegir unos niveles tan difíciles." Daya contestó.
"Pero valió la pena, ¿no? Me iré a la escuela de medicina en septiembre."
"¿A dónde irás el próximo año, Phoenix?" preguntó mi madre con curiosidad, ignorando a mi hermana mientras la molestaba por algo. Vera puso los ojos en blanco y se fue enfadada a la otra habitación a ver la televisión.
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El Chico Holandés [BxB]
Novela JuvenilUn incendiario con una chaqueta de cuero y un sexy acento holandés. Y un chico timido de escuela que trabaja en la tienda local de mascotas. La idea de este par cruzándose - o incluso formando cualquier tipo de relación - era casi cómica. Y aun así;...