Capítulo 3

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—Hola princesa — dice papá nada más entrar a la casa seguido de mamá y los padres de Jenn y Franco.

—Hola papi — saludo y corro a abrazarlo a él y a mamá. Para mis padres siempre he sido su princesa pues soy su única hija.

—Parece ser que alguien no ha extrañado demasiado Nick — dice mamá a papá.

—Los eché mucho de menos — confieso aun abrazándolos a ambos.

—Nosotros también te echamos de menos cariño — dice mamá que se separa un poco de mí, acuna mí rostro y planta un beso en mí frente.

—El viaje no ha sido lo mismo sin ti princesa — dice papá quien también se separa de mí y deja un beso en mí frente al igual que mamá — mejor dicho, el viaje no fue lo mimos sin ustedes.

—Claro que no fue lo mismo sin el magnífico Franc — dice este con mucho orgullo.

—Estoy de acuerdo cariño — Dice la tía Sarah, la madre de Franc — te extrañe horrores mí niño — dice y se acerca a Franc para envolverlo en sus brazos, solo que él tiene que agacharse para que Eva pueda alcanzarlo, está tan alto que su madre no lo alcanza y aun así lo tratan como a un niño de 4 años.

—Y a ti mí niña también te extrañe — esta vez habla la tía Ariana, la madre de Jenn, que se dirige a ella precisamente con los brazos extendidos para darle un abrazo. Nuestras madres siempre han sido así, a veces nos tratan como si fuéramos unas crías, y que decir de nuestros padres, la cosa se pone peor, creen que no somos capaces de cuidarnos a nosotros mismos. Y debo admitir que en mí caso las cosas no cambiaron, por el contrario después de lo que pasó con Lucas, mi padre ya no deja que los chicos se me acerquen fácilmente, y sé que lo hace por qué no quiere que me lastimen de nuevo. Aunque suele ser molesto a veces.

Nuestros padres nos cuentan acerca de cómo les había ido en el viaje, de algunos lugares que visitaron, pero lo más importante es que lograron cerrar trato con los dueños de algunos lugares situados en las mejores zonas de Los Ángeles.

—La cena está lista — Paola nos interrumpe a nosotros que le contábamos a nuestro padres lo que habíamos hecho en esta semana y de cómo nos había ido el primer día de escuela, ellos podrán ser unos padres ocupados pero siempre se dan tiempo para estar con nosotros, se preocupan por nuestro bienestar, cosa que nos hace muy felices, es lindo saber que no tenemos padres ausentes.

—Que buen... muero de hambre — dice Frederick, el padre de Franc, quien se lleva la mano al estómago para hacer más creíble el hecho de que tiene hambre.

—Sí, será mejor que cenemos — responde papá quien se levanta del sofá y ayuda a mamá a ponerse de pie. Lo mismo hizo el tío Jack y el tío Jordan, los padre de Jenn y Franc que prácticamente son mis tíos. Son tantos los años que hemos compartido que somos familia a pesar de no tener un lazo sanguíneo. Como ya había dicho mis padres y los de mis amigos son como hermanos aunque no hay un vínculo sanguíneo.

La cena fue muy agradable, entre platica y algunas bromas de parte de Franc, todos estamos acostumbrados al buen humor de nuestro querido amigo, es muy raro verlo de mal humor, al igual que su padre, que es prácticamente igual que él, no solo por el gran parecido físico sino que también por el hecho de que siempre se cree el galán del siglo.

—La cena estuvo deliciosa — dice el tío Jack.

—Estoy más que de acuerdo — dice papá.

—Pues cómo no, si ustedes adoran la pasta — responde la tía Sarah.

—Cariño, cómo no adorarla si es lo mejor que podrías comer — responde el tío Jordan.

—Sí, sí, la cena estuvo deliciosa, pero es hora de que se vayan a descansar — interrumpe Franc en la emotiva charla sobre pasta.

A lo que llaman prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora