Es viernes, y ya he entregado la tarea al igual que Franc y los otros compañeros, no sé, puede que no salga tan mal, no me gustaría saber que tengo una nota baja en cálculo, no en este año.
—Bueno chicos hagan los ejercicios de la pizarra en lo que yo reviso sus trabajos — nos informa el guapísimo profesor.
Copeo los ejercicios de la pizarra y admito que no entiendo nada, solo sé que son ecuaciones difíciles que no soy capaz de resolver. En definitiva, este no será un muy buen año en cálculo. ¿Qué cómo lo sé? Pues ha pasado media hora desde que el sexy profesor puso los ejercicios en el pizarrón y no he hecho nada, en primera por qué no entiendo lo que hay que hacer y segundo por qué estoy tan entretenida viendo como mí guapísimo profesor frunce el ceño mientras califica los ejercicios que los números simple y sencillamente no entran en mí tan retrasado cerebro.
—En vez de babearte por el profesor deberías comenzar a hacer los ejercicios — me riñe Franc lo más bajito que puede para no ser escuchados, cosa que no funciona tanto pues algunos compañeros voltean la mirada hacia nosotros y yo le lanzó una mirada asesina por bocón —pero enserio, deberías hacer los ejercicios antes de que termine la clase.
—Pero es que no entiendo — digo demasiado frustrada, en cualquier momento terminará la clase y yo no he hecho ni un ejercicio ¡Qué vergüenza! — Soy un desastre — ciento que me voy a echar a llorar y Franc lo nota porque enseguida se acerca más a mí y me explica lo que tengo que hacer. En definitiva tengo al mejor amigo del mundo, aunque un poco bocón a veces.
—Chicos... — el profesor llama la atención de todo el grupo — he terminado de calificar sus actividades y felicito a aquellos que hicieron un buen trabajo, y para aquellos que no lograron tener una buena nota los invito a seguir estudiando, recuerden que cada vez que tengan alguna duda pueden acercarse a mí que estoy para ayudarlos... ahora le entregaré sus trabajos antes de que termine la clase.
Comienza a recorrer el salón entregando los trabajos y de repente me entran los nervios, siento que hice el trabajo bien, pero ayer ya no le deje a Franc revisar mis ejercicios así que no puedo estar del todo segura.
─ Mas suerte para la próxima ─ dice el profesor al poner las hojas en mi pupitre, sé que no he tenido la mejor nota por su comentario, y muero de ganas por saber que calificación he obtenido pero me he quedado helada después de que mi guapo profesor me dedicara una hermosa sonrisa con esos perfectos labios que tiene.
─ Podrías por lo menos disimular ─ me riñe Franc mientras caminamos por el pasillo ─ medio salón ya sabe que se te cae la baba por el profesor ─ lo miro indignada por que no es cierto eso de que babeo por el profesor, en dado caso me quedo petrificada, ambas, son dos cosas muy diferentes.
─ Que se hayan dado cuenta me da lo mismo en este momento, lo malo es que tengo una nota baja en calculo ─ por que sí, apenas y alcancé el siete, un siete POR EL AMOR DE DIOS.
─ Tendría que haberlo revisado ayer.
─ Supongo que no habría servido mucho con tanto alcohol en nuestro cuerpo ─ recuerdo que Franc estuvo a punto de arrancarse la poca ropa que le quedaba encima porque decía que tenía calor, por suerte no le dejamos hacer eso.
─ Pero pude haberlo revisado hoy.
Dejo salir un largo suspiro y digo ─ Ahora el profesor creerá eso de que las rubias son tontas.
─ No puedo creer que después de sacar un siete lo único que te importe es que el profe piense que eres tonta ─ ahora Franc parece molesto. Tiene razón, debería de preocuparme más el hecho de que estoy en último año de instituto y sigo obteniendo malas notas en cálculo.
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A lo que llaman prohibido
Teen FictionHay amores que pueden ser Prohibidos, pero ¿son imposibles? Una chica recientemente decepcionada del amor. Un sexy y guapo profesor. ¿Qué podría salir mal? Descúbrelo.