IV. Súplica II (R18)

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•||Prospector x Vidente||•
(Sin corrección de errores)

Sus párpados se abrieron perezosos captando los pequeños rayos de luz que entraban por las persianas de su habitación, el olor del desayuno ya preparado bailaba por el aire abriendo su apetito. ¿Eli estaba cocinando otra vez? Parece que el vidente tuvo un acto de gentileza con él después de lo que pasó la anterior noche.

Norton se levantó lúgubre con las ojeras marcadas en la cara, no eran buenos días, para nada. De reojo captó el reloj de la pared marcando las siete de la mañana que él sentía como las cinco. Posiblemente durmió cuatro horas o tres, no tenía idea. El tiempo siguió con su respectivo tic tac hasta que Norton aparecía en la cocina después de un baño de agua fría y ponerse algo de ropa encima. Lo primero que avistó fue la espalda del que era su superior y la razón de su falta de sueño.

—Buenos días, Eli.

—Es Señor Clark—el pequeño ni se inmutó continuando con lo que parecía ser unos pancakes.

Norton por su parte solo chasqueó la lengua pasando de largo a la cafetera para servirse una taza. Admiró en completo silencio como Eli servía lo que había preparado en la pequeña mesa para dos sin antes agregar un chorro generoso de miel arriba de su torre de pancakes. Sin necesidad de que el detective diga algo el rubio se sentó en la silla frente a Eli.

Un desayuno muy silencioso, el sonido de los cubiertos le golpeaba directo en la cabeza logrando que pronto un ligero tic en su ceja se mostrara cada que llevaba un trozo del esponjoso desayuno a la boca. Eli parecía tan calmado con los ojos cerrados y las largas pestañas adornando aquel rostro divino, ¿cómo? Esa era la gran pregunta y Norton necesitaba respuestas.

—¿Continuaras enojado?

—Háblame con respeto por favor, soy tu mentor, Norton.

Y eso fue todo para el rubio, no le podía estar pasando esto justo ahora que se sinceró con respecto a lo que sentía por el vidente. Soltó una risa demasiado fingida como para captar la atención de Eli.

—No sabía que los mentores y los aprendices podían follar de vez en cuando. ¿Es alguna clase de requisito para ser un detective?

La mano de Recluso se detuvo abruptamente por el reciente comentario justo en el momento que iba a llevar la taza de café a su boca, inmediatamente sopló un poco antes de dar un sorbo para responder.

—No es algo que pueda seguir pasando, te recomiendo que lo olvides.

—¡Estás diciendo una mierda muy egoísta justo ahora!—Norton se levantó de la mesa estampado ambas manos en la madera asustando al vidente que arrugó el entrecejo.

—Norton entiende que no podemos tener algo. Mi única misión es que aprendas ciertas cosas que te sirvan en un futuro cuando te vayas a resolver tus propios crímenes.

—No pongas malditas excusas, Eli. Tú y yo sabemos que estás siendo un cobarde.

Y antes de que el de cabello castaño pueda responder el teléfono sonó estrepitosamente desde el otro lado de la pequeña sala de estar. Norton mantuvo esa mirada pesada en Eli pero el nombrado solo se levantó suavemente y cruzó a su lado para ir directamente a atender la llamada.

Y una mierda. El rubio paso la mano por sus cabellos peinándolos para atrás. Esto se estaba saliendo de control, no iba a negar que tenía algo de culpa en todo lo ocurrido como la primera vez que lo hizo con Eli.

Aún mantenía vivo el recuerdo del vidente jugando con sus dedos dentro de su culo, fue un error y en parte no, lo que sucedió ese día. Se suponía aquella noche Norton se quedaría hasta tarde organizando sus cosas en la oficina de Recluso, pero terminó más rápido de lo esperado y una vez volvió lo encontró masturbándose en el sofá de la sala mientras gemía un nombre desconocido para él. No iba a mentir, Eli lo había encendido desde que lo conoció vistiendo esa camisa simple hasta más arriba de las rodillas y verlo de esa forma solo aumento su deseo de poseer al superior.

Sᴛᴀʀs Fᴏʀ Tʜᴇ Mᴏᴏɴ ﹙Iᴅᴇɴᴛɪᴛʏ V﹚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora