Sᴛᴀʀs Fᴏʀ Tʜᴇ Mᴏᴏɴ ﹙Iᴅᴇɴᴛɪᴛʏ V﹚

VI. Súplica III Final (Parte 1)

|| Prospector / Mercenario x Vidente ||
(Sin corrección de Errores)

Se podía escuchar el sonido del tocino saltar sobre el aceite hirviendo en el sartén, los pasos ligeros de Norton caminar por aquí y por allá en la cocina preparando lo que Eli suponía era el desayuno, como si nada estuviese pasando, como si el detective de gabardina azul no pudiese ver las claras marcas que se expanden por la espalda desnuda del rubio cada vez que este se volteaba.

Lo peor venía por parte de Eli.

Primero, había sido sacado de la cama en brazos de Norton con la única prenda que tuvo a mano, una maldita camisa a juego con la indumentaria de su aprendiz, solo una estúpida camisa. La sangre se le heló cuando fue dejado en el sofá justo en frente de su ex prometido.

Segundo, todo su cuerpo gritaba lo que había hecho la anterior noche, vamos, ni siquiera pudo evitar un gemido de dolor al estar sentado, con suerte y la camisa le cubría las marcas de la parte superior. En otras palabras sus piernas eran completamente visibles al igual que los claros chupetones regados por sus muslos.

El silencio era tan incómodo que creía en cualquier momento sería tragado por el aura feroz que emanaba su invitado. ¿Por qué la vida parecía odiar a Eli? Justo en el momento que estaba a punto de hablar Norton se detuvo en medio de la sala alzando una prenda en particular a la vista de todos.

—¿No le molesta que los ponga a lavar? Debería tener cuidado de en donde deja sus pertenencias para la próxima vez, Señor Clark—los colores saltaron por la cara del vidente al vislumbrar a través de Brooke, que se encontraba en lo alto de un perchero, su propia ropa interior en manos de Norton, se concentró está vez en la expresión marcada en el rostro de Naib, totalmente quieto, si recordaba conocerlo tan bien eso solo significaba que la vida de Norton y probablemente la suya estaban en peligro. Tragó grueso un poco molesto por la imprudencia de su aprendiz, pero no podía simplemente culparlo más allá de la poca vergüenza que poseía, después de todo Norton seguramente no sabía quien era la persona sentada a su lado más allá de su nombre clave, por pura presentación.

La protección de la identidad de los detectives era de suma importancia y solo gente seleccionada como era la comisaría y los propios integrantes superiores de la agencia de detectives podían saber, aunque seas un aprendiz esa información era bastante protegida hasta que te conviertas en un detective hecho y derecho. A duras penas un aprendiz podía conocer el nombre de la persona que lo instruía.

—¿Norton, podrías por favor darnos un momento?—pidió amablemente— Inferencia y yo tenemos ciertos asuntos pendientes que atender.

—Seguramente eso también me concierne, permítame hacerle compañía, señor.

¿Desde cuando Norton era tan educado? Recluso frunció el ceño en molestia ante la fachada impecable que su aprendiz había formado. Parecía completamente firme en su decisión de no dejarlos a solas.

—Norton, retírate en este momento. También prepárate para salir en un rato a la oficina.

La mirada vacía pero come hombres de un Eli cabreado fue suficiente para hacer que Norton también se molestara, pero de todas formas acató la orden de mala gana con un pequeño asentimiento en la cabeza antes de perderse por el pasillo que daba a las dos habitaciones y otra habitación extra que usaban como bodega.

Por fin solos. Ambos pares de ojos se toparon por fin y el silencioso hombre que lo miraba atentamente todo el tiempo se dirigió a una carpeta que llevaba consigo. La extendió hacia Eli quien la tomó un poco confuso. Ojeó rápidamente el contenido con su querida amiga que llegaba a posarse en su cabeza.